Llegó el día, he tenido que esperar tres largas e
interminables semanas.
-Pasa –me da permiso y lo hago.
Espero en el sofá hasta la llamada de Jota, la cual no se
hace esperar. Con ganas me levanto y nos dirigimos al baño, toca ducha juntos
de nuevo👏 Ambos nos desvestimos, abrazamos y besamos. Como siempre ese
es mi bálsamo, mi seguridad y tranquilidad para saber que todo va a salir bien.
Una vez dentro de la ducha me dedico a obedecer las instrucciones que
previamente me había dado Jota: cuidarle y mimarle. Echo champú en mi mano y lo
deposito lentamente sobre su cabeza, masajeándole despacio y con esmero durante
unos minutos. Jota no pierde el tiempo y mientras tanto introduce un dedo en mi
interior y vamos entrando en calor. Le ayudo a aclararse para que no le quede
ni una pizca de champú y continúo con el gel. Lavo su cuerpo despacio empezando
por la parte delantera: hombros, pecho, barriga y desciendo lentamente hasta
llegar a su pene que lo masajeo tentadora y miro a Jota provocándole mientras
sigo por sus piernas. Él me anima a que me lo meta en la boca y sin pensármelo
dos veces lo hago mientras cae el chorro de agua por mi espalda. Minutos
después me incorporo y sigo lavando a Jota por la parte trasera: hombros,
espalda, riñones, culo y piernas. Me demoro en su monumental y vigorosa espalda,
me gusta. Una vez aclarado Jota, regula el chorro de la ducha poniéndolo fijo y
sé lo que viene.
-Toma póntelo tú.
Creyendo que me lo iba a poner ÉL me sorprende dándomelo a
mí.
-¿Me puedo sentar? –pregunto
-No, pon la pierna arriba si quieres.
Jota deniega mi proposición y coloco la pierna derecha en el
borde de la ducha para estar más cómoda y tener mejor acceso al clítoris.
Apunto el chorro directamente a éste a la vez que me apoyo en el pecho de Jota
y le acaricio lo que me permite la mano que tengo libre. Ante la mirada atenta
de Jota gimoteo, tiemblo, me da dedos para chupar, tira de los pezones y gruño.
Concentrada en mi tarea y tras dos orgasmos después me quita la alcachofa.
-Trae que no te lo estas poniendo bien.
Mucho estaba tardando en ponérmelo ÉL. Evidentemente yo
controlo el chorro para darme el placer necesario pero eso para Jota nunca es
suficiente, ÉL quiere torturar. Me ordena sentarme y me preparo para lo que me
viene encima, otra de mi dulce tortura. Con la cabeza apoyada en la bañera
apunta directamente sobre mi clítoris, no lo mueve, lo único que tiene
movimiento son mis piernas que se cierran involuntariamente pero por supuesto
Jota no lo consiente. Se tumba encima de mí para dificultarme el movimiento, me
besa, por momentos pienso que me va a follar ahí mismo pero no, me estrangula
pero no se lo permito y aparta la mano de mi cuello de inmediato. Chupa y tira
fuerte de mis pezones, gimo y gruño a la vez combinando así dolor y placer. Me
siento en la ducha de la inercia, el placer es tan intenso que incluso me río
involuntariamente, estoy sudando, muerdo mi brazo, emito pequeños
<<no>> para ver si para pero no se entera o no se quiere enterar, miro
a Jota en señal de ruego pero le es indiferente. Pierdo la cuenta de orgasmos y
Jota deja de apuntarme con el chorro dándome así un descanso. Echa agua en mi
cuerpo supongo que para no quedarme fría. Me ayuda a levantarme y descanso
sobre su pecho unos segundos mientras mi respiración vuelve a su ser. Nos secamos
y Jota sale primero de la ducha, espero y un escalofrío se apodera de mi
cuerpo.
-¿Tienes frío? –pregunta sorprendido
Sonrío, la verdad que no lo entiendo ni yo porque estoy
sudando aun. Salgo de la ducha y Jota me sienta en el lavabo para introducirme rápidamente
su pene en mi interior.
-Me vas a decir a mí que tienes frío.
Le dedico una sonrisita picarona mientras Jota me embiste
despacio y suave e intercalando esporádicamente atesta una embestida más
fuerte. Echo la cabeza hacia atrás, el morbo se apodera de mí.
-¿Te gusta que te folle en cualquier sitio?
-Sí –susurro muy bajito.
Señor me penetra una y otra vez, me besa pasional mente,
acaricio su cuello, espalda y cara y nuestras miradas fabrican un tierno
momento.
Se detiene, se seca el sudor y mientras seco un poco mi pelo
con la toalla Jota sale del baño y ordena que le siga cuando acabe. Voy en
busca de Jota al salón y ha colocado en la mesa toallas. Ordena sentarme en
ésta y decidida lo hago.
-Esto no lo tenía pensado pero como eres mía hago lo que
quiero.
Jota baja hacia mi sexo chupando mi clítoris, hunde su pene
dentro de mí y me hace suya.
-Que suave estás.
Le miro. Jadeo. Gimo. Disfruto del morbo, excitación y placer
que me regala. Siento un hormigueo por mi cuerpo y mis brazos están entumecidos.
Los muevo para reavivarlos. Jota se percata pero no me dice nada. Me ordena
tocarme fuerte asique llevo mi dedo corazón al clítoris. Se me seca la garganta
pero omito ese detalle. Jota la saca, me bajo de la mesa y a petición de Señor
sigo tocándome mientras él va a algún sitio. Vuelve.
-Ponte los tacones y ves hacia el sofá.
Vale, había ido a por mis tacones. Ya encima de éstos voy al
sofá y apoyada en éste me pongo de espaldas a Jota. Sigo tocándome y éste me
azota fuerte. Mete un dedo en mi ano y me penetra vaginal sin moverse, tan solo
la deja dentro. Deduzco que no puede moverse en esa posición. Coloca un cojín
en el suelo para que me ponga de rodillas y una silla justo delante.
-Quítate los zapatos si quieres.
Vaya, que detalle por su parte.
-Estoy bien- le digo.
Se sienta en la silla y lleva mi cabeza hacia su pene. Obliga
a hacer garganta profunda. Tira fuerte de mis pezones.
-Toma, te voy a ayudar.
Jota me otorga el Hitachi para ayudarme a correrme ya que con
dedos me cuesta más. Saco el pene de la boca y me da hostias.
-Córrete para tu dueño, tienes que aprender a hacerlo cuando
yo te diga – susurra.
Permanezco de rodillas con la frente en el suelo tocándome
con el Hitachi, el cojín ya no forma parte de mis rodillas, me abandona y el
suelo las raspa pero no le doy importancia, estoy centrada en mi juguete. Jota
se levanta de la silla y deambula a mí alrededor, sé que me examina, me vigila,
no lo veo pero lo siento. Escribe algo en mi culo, a mi parecer creo que pone
<<JOTA>> pero me echa foto y al enseñármela pone
<<ZORRA>>. Me encantan los piropos de mi dueño y más cuando me los
dibuja en mi cuerpo. Me azota seguida y duramente propiciando un aluvión sobre
mis nalgas, gruño, me quejo del dolor y grito de placer que el vibrador me da.
-Estás gritando tu mucho eh.
Me contengo un poco con los gemidos aunque es un poco difícil,
mete dedos en mi culo, lo chupa y besa. Dejo de oír y sentir a Jota unos
segundos, el sonido lejano de una bolsa me dice que ha ido a la cocina y cuando
vuelve pone unas pinzas especiales sobre mi lengua. Son dos palos de madera que
se abren y cierran. Es un poco incómodo pero lo aguanto, así acallaré mis
gemidos. Me azota esporádicamente, vuelve a hundir dedos sobre mi culo y
segundos más tarde le hago parar. Estoy incómoda y no quiero que siga. Sé que a
Jota eso le ha descolocado ya que normalmente no le paro nunca los dedos, se
preocupa y pregunta si estoy bien. Asiento para tranquilizarle.
-Buena chica.
Jota pone una toalla en el suelo.
-Toma, babea lo que quieras ahí.
Y así lo hago, la saliva se me cae de la boca y babeo como
una perra. Sé que a Jota le hubiera
encantado ver ese momento pero mi postura no se lo permitía. Ésta cae a la
toalla y las pinzas me impiden tragar. Jota coloca la silla encima de mi cabeza
para bloquearme y no poder levantarla. Busco el cojín y lo coloco en mis
rodillas, ya me duelen demasiado.
-¿Quieres que te ponga yo el Hitachi? –me reta.
Con osadía niego con la cabeza reaccionando impulsivamente y
sin un ápice de vergüenza.
-¿Tienes suficiente con esta vibración?
Jota me vacila y le da más intensidad al Hitachi sin darme
opción de contestar. Se sienta en la silla subiendo las piernas a mi espalda y
acomodándose.
-Voy a estar así hasta que te corras.
Por dios que tortura, no puedo más. La lista de orgasmos cada
vez se hace más larga y Jota sigue sin dejarme parar. Me concedo yo misma un
descanso, tanto por mi brazo y mano como por mi respiración y a modo de aviso
para que sepa que ya tengo orgasmos suficientes. Jota baja los pies de mi
espalda y para el vibrador. Ha surtido efecto ¡Por fin! Retira el pelo de mi
cara para verme y pregunta si estoy bien. Afirmo.
-Vete al baño a cambiarte y lava el Hitachi y las pinzas – me
ordena.
Me levanto temblando y me agarro a la mesa, camino hacia el
baño, pasos firmes a la vez que temblorosos, las piernas me flaquean. Ya en
éste lavo las cosas y doy comienzo a mis preparativos. Esta vez voy de
colegiala 😊 Me visto: ropa interior roja, camisa blanca, falda mega
corta de cuadros roja de colegiala, medias blancas por las rodillas con lacito
rojo, zapatos y labios rojos y mi collar de propiedad. Me peino, echo crema,
colonia y lista ;) Salgo al encuentro de Jota y está en el salón, esperándome.
Al verme me da una vuelta.
-Qué guapa estás –musita en mi oído
Le sonrío a
modo de agradecimiento. Vamos a la habitación y me ordena ponerme de rodillas.
-Estás muy
bonita así vestida –recalca el piropo
Se coloca
delante de mí y entiendo lo que quiere. La meto en la boca con cautela durante
un tiempo y noto como crece y se pone dura la erección en mi boca. Cuando está
listo Jota me ordena colocarme a 4 patas en la cama, sin necesidad de
lubricación y con toda la ropa puesta, me aparta el tanga y me clava lentamente.
Acelera el ritmo y la intensidad, duro, exigente y fuerte, como nos gusta a los
dos. Lo siento dentro de mí, me hace suya y ahoga mi deseo. Mi cuerpo arde,
sube la temperatura por cada poro de mi cuerpo y mis gemidos salen a la
superficie. Resoplo y jadeo.
-¿Qué te
pasa Dairita?
-Que tengo
mucha calor –respondo
Quiero
quitarme la ropa, estoy sudando por la intensidad de las embestidas y Jota
ahora también me toca el clítoris. Me azota esporádica mente. Miro al espejo y
soy testigo del gran espectáculo que refleja éste, Jota totalmente desnudo
penetrándome duro y yo vestida de colegiala, con cara de zorra que no puedo
ocultar y morbosa perdida. Con el pene dentro de mí, Jota para y soy yo la que
me muevo buscando placer. Reanuda sus movimientos y nos movemos compenetrados.
-Quítate
toda la ropa menos las medias y espérame bocarriba –me ordena
Abandona la
habitación y me dispongo a hacer exactamente lo que me ha dicho. Tan solo el
collar y las medias adornan mi cuerpo y espero intrigada a que regrese. Jota
vuelve y me mira, sonrío y disimulo como si no me diese cuenta de lo que trae
en las manos. Únicamente veo la nata pero llevaba más cosas.
Busca y saca
cosas del armario con paciencia, me mira y aparto la mirada. Cuando deja de
ojearme observo discreta y misteriosa todos sus movimientos y vuelve a
observarme pero disimulo haciéndole creer que no le estoy mirando. Me coloca la
barra separadora en los pies y un trapo atado con cinta adhesiva en las manos.
Busca inmovilizarme totalmente. Se preocupa si estoy bien y ante mi afirmación
sigue. Veo el Hitachi en la cama a mi lado.
-¿Te vas a
estar quietecita? –me advierte
Asiento,
tomo conciencia y permanezco inmóvil esperando lo que trae entre manos. Coge la
nata y echa en mis pezones, en los laterales de la barriga y en el sexo.
-Ahora me
toca el postre.
Totalmente
pasiva y sometida a ÉL, Jota se sube a la cama y se coloca a mi lado para
besar, chupar, succionar y venerar mis pezones. Se demora en éstos hasta que
los deja limpios y brillan de saliva, duros como piedras. Me retuerzo tanto
como me permiten las ataduras y jadeo debajo de Jota. Me tira fuerte de ellos y
gruño. Desciende por mi cuerpo de manera lenta y gentil lamiendo la nata que
permanece en mi barriga, trazando y recorriendo con los labios los lugares que
me excitan, tocando mi punto débil sin él saberlo. Se me eriza la piel y muevo
mis caderas lentamente. Aterriza en mi sexo dejando un rastro de besos, con su
boca entre mis piernas lo lame, saborea e invade mi clítoris con su fascinante
táctica y técnica. Me lo devora y me elevo al son de su lengua. Estoy muy
húmeda, noto mis piernas y la cama mojadas.
-¿Te gusta? –pregunta
entre susurros.
-Sí- le
contesto de la misma manera.
Jota estira
mi sexo hacia arriba para dar mejor acceso al clítoris. Tiemblo, vibro, me
arqueo, me elevo y llego al orgasmo. Jota se explaya con mi centro del deseo.
Se incorpora y va en busca de algo. No pierdo de vista a Jota que le río cuando
me percato que coge un látigo de tiras, algo inédito para mí. Me golpea
hábilmente en el sexo con él.
-Vamos a
ponerlo rojito.
El látigo impacta ferozmente y hago mueca de
dolor.
-¿Pica?
-Si – recurro
a dar pena a ver si cuela
Por muy
insólito que parezca Jota dobla el látigo y reduce así el dolor. Ahora es
totalmente aguantable. Tras varios golpes y cuando tengo el monte de venus y
sexo rojo finaliza. Coge el Hitachi y le miro con desesperación. No me lo puedo
creer. O bueno, sí. Por supuesto y qué duda cabe que Jota me tortura y se
deleita con éste, lo coloca directo, no lo mueve, estoy inquieta y aunque la
barra separadora no me permite moverme mucho la inercia consigue que me siente
en la cama involuntariamente. Jota disimuladamente se ríe, lo sé pero hago caso
omiso a sus mofas e intento hacerme con el control de mi cuerpo. La barra
separadora hace ruido y eso me provoca morbo. Niego con la cabeza, suspiro,
inspiro y muerdo mi brazo como puedo. No podría decir cuántos orgasmos llevo ya
pero sé que muchos y Jota no se rinde y sigue torturándome. Mi respiración está
entrecortada y pausada y al final desiste.
-¿Has
aprendido ya a estarte quieta?
Afirmo sin
lugar a dudas. Tras la oleada de placer y con la lección más que aprendida Jota
se tumba a mi lado con su pene a la altura de mi boca. Es muy tuno y sé lo que
busca. Lleva su mano a mi sexo de nuevo e introduce dedos en mi interior,
buscando mi punto G y tocándome por fuera. Gimoteo y ardo, me encanta la
sensación y tiemblo.
-El botón
–musita en mi oído derecho
Ladeo la
cabeza para meter el pene en mi boca y con vicio lo degusto, me deleito en éste
como puedo ya que Jota vuelve a poner el Hitachi, aunque por suerte o desgracia
por poco tiempo.
-Como me
gusta putearte.
Reanuda sus
movimientos al botón y se la como explayándome, le chupo la punta y se la
redondeo tanto como me permite mi posición ya que sigo atada. Saco la lengua juguetona
y espero a que se encuentre con ésta y de golpecitos.
-Me encanta
como me la estás comiendo hoy.
Me obliga a
una garganta profunda y receptiva la hago.
-Buena chica.
Jota se
incorpora, se coloca entre mis piernas y viaja hacia mi clítoris sensibilizado,
lo siento en exceso y después inclina su cuerpo hacia delante hasta cernerse
sobre mí. Introduce el pene en mi interior e intenta despegar la cinta adhesiva
del trapo, como no puede, claudica y con nuestros cuerpos entrelazados nos
movemos al unísono, totalmente sincronizados el uno con el otro en perfecta
sintonía. Jota besa mi cuello, esa sensación de sentir su boca sobre mi cuello
instantáneamente me provoca reacción, mi respiración se acelera y mi cuerpo le
desea. Nos entendemos a la perfección y nos envolvemos en deseo y placer
mientras nuestras bocas se buscan y encuentran. Se levanta y consigue quitarme
la cinta adhesiva y el trapo. Se asegura que mis brazos están bien y quita la
barra separadora, liberándome por fin.
-Ponte la
falda de nuevo –me ordena.
Lo hago ante
la mirada observadora de Jota. Éste se sienta en la cama y yo encima de ÉL me
intento poner cómoda. Se tumba para ver si estamos así mejor y me muevo encima
de ÉL. Nos besamos y le beso el cuello sigilosamente. Presiento que no está
siendo satisfactorio y se dirige al borde de la cama, le sigo y coloco de
rodillas en el suelo y de espaldas al espejo.
-A ver esa lengua- me tienta
La hago mía
de nuevo con mi técnica, lamo de arriba abajo, redondeo el glande, lo chupo,
toco y masajeo los testículos, me luzco y me deleito con ésta.
-Puf,
menudas vistas madre mía.
Como la
curiosidad me mata siempre, miro al espejo y efectivamente las vistas son
maravillosas, me veo sentada de rodillas con la falda y todo el culo fuera y
las medias. Todo un espectáculo que admirar.
-Disfrútala,
que yo disfruto de tu espalda, de tu pelo y tu postura.
Jota me
aparta el pelo de la cara y me lo coge ya que me molesta y se lo agradezco. Le
miro divertida y sonrío mientras la degusto y me voy saciando poco a poco.
-Ven que yo también
quiero disfrutar.
Se tumba
bocarriba en la cama y yo inversamente a él formando un 69. Ahora trabajamos
los dos, Jota se sacia con mi clítoris y mete dedos en mi culo. Me doy el lujo
de mirar al espejo y presencio otra escena digna de mirar 😉
-Ya casi lo tienes – me anima
Su
aportación me motiva a seguir, decidida y con empeño trabajo en mi única
intención ahora, que se corra. Sé que está disfrutando, le toco los testículos
y se la chupo lentamente, como le gusta. Pequeños movimientos involuntarios de
sus piernas me avisan que está a punto de llegar para segundos después derramar
su semen sobre mi boca.
-¿Y esa
lengua que has traído hoy?
Sus palabras
me halagan al saber que le ha gustado. Es mi deber rendirme a él y obedecer a
todo lo que guste. Mientras nuestras respiraciones vuelven a la normalidad
masajeo, le hago cosquillitas y acaricio la espalda de Jota, le doy mimos y cuido
de nuevo, lo necesita y estoy para eso. Como de costumbre descanso en su pecho,
eso siempre me reconforta. Damos por finalizada una sesión más que
satisfactoria y favorable. Con sobredosis de placer y totalmente saciada espero
con ganas la siguiente.
Daira.
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