Playa, KDD… Dos largas e impacientes semanas sin sesionar, quiero ver a Amo, yo
misma le pedí marcas a la vuelta de vacaciones y bueno…no hace falta pedirle
mucho… Cenamos, charlamos, reímos, intentos de consenso para futuras sesiones… ¿Qué
pasará al final?... jijiji
En su casa
todo bien, bastante bien diría yo…Siempre me pervierte y calienta antes de cada
sesión… uf vete a la ducha Amo que sino… Prepara cosas antes de meterse en el
baño, ventilador incluido, coloca en la mesa todo lo necesario y miro
expectante vaya donde vaya y haga lo que haga. Desaparece del salón, momento
más que obvio de que voy a ir a la mesa a mirar que hay: mordaza, fusta de
doma, una bolsa con cosas dentro que no aprecio bien qué lleva… y algo nuevo,
una pala con placas metálicas…tiemblo pero no me asusto, lo espero con ganas…
Voy a prepararme, no tenía orden en cuanto a vestimenta ya que sabía que me iba
a durar más bien nada, pero aun así elijo un mini vestido azul, ropa interior,
medias y zapatos negros, labios rojos y mi collar 😊 Me sobra tiempo asique espero a que
termine Amo y salga del baño. La puerta se abre, me pongo nerviosa ¡Que sale!,
pero no, siempre hace lo mismo😌 ¡Ahora sí! Me levanto y espero orden de acercamiento.
Retira las cosas de la mesa.
-Ven.
Voy hacia
Amo, miradita de arriba abajo y sonrisa mutua.
-Estás
preciosa.
No recuerdo
si sonreí o le di las gracias, opto por la primera opción ya que normalmente me
pongo tímida y no digo nada. Me besa y vamos hacia la mesa redonda, detrás de
ella está la mesa grande volcada y apoyada contra la pared y en las patas
cuelgan las esposas. Ansío ponerme de rodillas y que me ate. Me alza el
vestido, quita mi tanga y después me quito el vestido, quedando únicamente con
las medias, sujetador y tacones. Me subo a la mesa y coloco de rodillas en
posición de espera y después me inclino hacia delante con el culo bien expuesto
y Amo me da tres azotes fuertes en cada nalga pero no me hace daño. Estoy
incómoda de cojones, me hago polvo las rodillas con la mesa. Mete dedos en mi
culo y me lo come, preparándolo para segundos después introducirme la cola
anal. Mm😊 Amo me coge con cuidado y me baja de la mesa para no hacerme
daño con la colita.
-Te faltaba
la colita para ser una perra.
Le miro y
sonrío. Me quita el sujetador y me susurra:
-Ahora te
voy a putear, después te voy a hacer daño y luego voy a follarte.
Mi piel se
eriza y mi cuerpo está entre una mezcla de temblor y ganas. Coge el flogger y
sutilmente lo acaricia y pasea por su mano. Me azota con éste por la parte
delantera de mi cuerpo, pechos, barriga, coño… Me lleva a otra parte del salón
donde me sigue azotando con fuerza y gimoteo levemente mientras sonrío.
-Mírala, se
queja y se ríe. Si te gusta cacho zorra.
Me río
provocándole, me chupa el cuello y los pezones que se ponen tiesos y duros en
cuanto los roza… respiro fuerte…dios…mete un dedo en mi interior y lo mueve, lo
saca y se lo chupa.
-Estas
empapada. Chupa que cojas fuerzas.
Después hace lo mismo dándome su dedo para
chupar mi humedad.
-Ahora te voy
a dar las 4 hostias que me pediste.
Estoy
pasando unos días un poco difíciles para mí, mala racha y le dije a Amo que
igual 4 hostias me vendrían bien para quitarme la tontería…Amo todo se lo toma
a pie de la letra y…
¡Zas! Me da
la primera hostia, me pilla de sorpresa. Me hace daño y contengo las ganas de
llorar al pasarse por mi mente los motivos de mi malestar estos días… No pienso
llorar…por lo menos ahora.
-Vamos a
empezar de nuevo, que se te ha olvidado contar y dar las gracias a tu Amo.
¿Qué?
¿Cuándo me ha pedido contar? Ya empezamos con el puteo… pero vamos que no me
extraña nada viniendo de Amo…una ya se acostumbra. Me da una hostia de nuevo,
literalmente me cruza la cara.
-Uno,
gracias Amo.
Me aparto el
pelo, esa es la dinámica de los cuatro bofetones… contar, dar las gracias y
retirarme el pelo…
-Buena
chica.
Ahí está,
anulando mis problemas con tan solo 4 hostias… Me pone la mordaza y volvemos al
sitio inicial. Coge la bolsa misteriosa y trae dos vasos de plástico y agua…me
temo lo peor… y saca ¡pinzas de la ropa! No sé porque pero me viene a la mente
que me las va a quitar con el flogger, he visto miles de vídeos así. Mientras
me las coloca me dice:
-Hoy vamos a
jugar, te voy a colocar pinzas por el cuerpo y te las voy a quitar con el flogger
mientras sujetas dos vasos de agua, si se derrama una gota voy a por la vara.
¿Ves? Que
malo es conocerse…jajaja...o bueno ;). Le miro divertida mientras me las va
colocando una a una, voy contando y me pone un total de quince pinzas: cuatro
en los dos laterales de la barriga, una en el ombligo, otra debajo de éste, una
en cada pezón, otra por la parte del corazón.
-Elige un
color.
Señalo una
pinza de color azul, mi color favorito y coge las dos últimas para colocármelas
en el coño. Llena los vasos y me los da, levanto los brazos y los estiro
sosteniendo con fuerza los vasos, buscando un punto de apoyo para concentrarme
y no perder equilibrio.
-¿Preparada?
Asiento,
respiro y echo el aire por la boca, mi técnica de relajación/preparación.
-No te oigo.
Ya empezamos
con el cachondeito…
-Sí Amo…
digo como puedo con la mordaza…
Me da el
primer golpe y caen algunas pinzas, las más fáciles claro, barriga y ombligo,
no duele nada pero me gusta la sensación. Me da bastantes golpes hasta que caen
todas excepto las del coño y las tetas. Miro los vasos para ver como están,
están en su sitio ¡Bien! Amo perdóname pero no te voy a dar el gusto de que se
caiga nada 😝
-Mm en las
tetas parece que van a tardar más en caerse –dice divertido, solo le faltaba
frotarse las manos.
Sonrío
sigilosamente, duele un poco pero me gusta el dolor.
-Cuidado con
esa concentración y el brazo izquierdo. ¡Sube los brazos! – dice de repente
algo enfadado.
Los subo
rápidamente, si es verdad que me habían flaqueado pero los vasos y el agua estaban
en su sitio. Caen y quedan las del coño, las peores…Amo sabe que me va a doler
y da con fuerza encantado. Joder, como duele. Me quejo, gruño… cuesta tirarlas
y Amo desiste y las quita con la mano…aunque realmente no sé por qué. Pero a mí
me da un gran alivio.
-¿Quieres
que empecemos de nuevo con las pinzas?
Estoy algo
indecisa, en el fondo no me importaría repetir pero niego con la cabeza
simplemente por el dolor en el coño, por lo demás diría que sí, por ello me
planteo decirle que sí pero omitiendo las pinzas en el coño, como sé que sería
absurdo porque haría todo igualmente decido decir que no. Me quita la mordaza y
me da agua, lo agradezco enormemente porque tengo la garganta seca y muchas
ganas de toser. Aunque sé que por ÉL me hubiera dado agua con la mordaza
puesta.
Coge cuerdas
y probamos distintas formas de Shibari. Observo expectante como me coloca
despacio y con cautela las cuerdas, como pasa una encima de la otra… me
excito…Miro a través del espejo lo poco que me permite el mueble cargado de
libros que tengo enfrente. Me duelen los pies, sobre todo el derecho; entre
estar de pie con los taconazos (que a ver quién me manda a mí ponerme taconazos
siempre…me encantan, que le vamos a hacer), mi lucha constante por no perder el
equilibrio y la fuerza que hacía Amo al tirar y apretar de las cuerdas me hacía
perder inestabilidad. Amo me echa foto y me la enseña, me gusta. Me quita las
cuerdas.
-¿Ya me las
quitas?
-Sí.
Jo, yo
pensaba que me lo iba a dejar. Con las manos hacia delante y juntas, me ata las
muñecas dando miles de vueltas.
-Esto me
sirve para practicar y desconcentrarte para lo que te viene después.
¿Desconcentrarme?
¿O ponerme nerviosa Amo? Argg… asegurándose que puedo mover las manos, coge de
la cuerda y aprovecha para llevarme hacia el sillón donde me pongo de rodillas
y me ata en la madera de la parte trasera y bajera de éste quedando mi cabeza
bocabajo y mi cuerpo pegado a la madera. Me puedo mover pero con algo de
dificultad. Amo se vuelve a asegurar que puedo mover las manos y prepara unas
tijeras por si hay que cortar de emergencia.
-Si te
mareas o cualquier cosa me avisas.
-¿Marearme?
–digo atónita… ¿Qué hará para que me diga eso?
-Sí, nunca
se sabe que puede pasar.
Ah vale, ya
entiendo. Le asiento para tranquilizarle y me retira la cola anal.
-¿Preparada?
-Sí Amo
–digo decidida.
Miro
sigilosamente hacia atrás porque he oído a Amo alejarse y en la mesa veo la
pala, una raqueta que sé que es de calambres, la fusta y el Hitachi, la gracia
es que solo temo el Hitachi…
-Pensaba que
te ibas a librar pero no.
¿Eing? No
entiendo que dice Amo pero le veo poner una pila o algo así creo que a la
raqueta. Respiro, inspiro, expectante, intrigada, nerviosa… me azota con la
mano pocas veces para calentar la zona y el golpe fuerte y dolorido de un
objeto totalmente desconocido irrumpe en todos mis pensamientos eliminando todo
tipo de preparación y respiración que estaba llevando a cabo. No sé con qué me
está dando exactamente aunque imagino que es la pala esa nueva, duele mogollón
pero algo de ese valioso objeto me hace sentir la necesidad de seguir, las
chinches de las placas metálicas se me clavan en el culo, en cierto modo me
recuerda a la lengüincheta, aunque no tiene nada que ver, ese placer de sentir como algo se te clava y
hay que ayudarlo un poco a que se “despegue” de tu piel.
Siento otro
objeto pero lo conozco de inmediato, es la raqueta que da calambres aunque en
mi culo no funciona y reconozco que me da rabia, joder, quiero probarlo y
sentir que se siente. Percibo un dolor diferente, no es la pala ni la raqueta,
ahora es la fusta de doma y Amo por supuesto que no va a cesar en su
intensidad. Los golpes me hacen bastante daño, imagino sobre todo que será por
el nivel de dolor que ya tiene el culo, aunque es un dolor más bajo que la
pala.
Vuelve de
nuevo la pala, con cada golpe mi cuerpo reacciona de manera involuntaria
desplazándose hacia un lado y arqueando espalda y culo. Mis nalgas o culo de
piedra como me dice Amo, van adquiriendo un color rojizo, de eso me informa
Amo.
-Cuando te
recuperes vuelves a tu sitio –me dice Amo en tono relajado.
Unos escasos
segundos me bastan para volver a mi posición inicial cuando de repente Amo me
azota bruscamente y seguidas veces velozmente con la mano dando lugar a cierta
rabia e impotencia y al borde de la lágrima que no tarda en hacerse ver tras
volver Amo con la pala. Grito, chillo, me quejo, pataleo, me retuerzo, mi
cuerpo se contrae hacia delante a modo de espera/recibir el azote, lloro de
dolor por primera vez pero me niego a parar. (En sesiones que he llorado no ha
sido de dolor, ha sido de rabia, humillación…cosas que realmente me duelen más
que los propios golpes). Mi llanto se hace imparable y los golpes no cesan y
por si fuera poco la madera del sillón se me clava en el pecho. Lo paso realmente
mal, la presión de la madera es horrorosa. Con razón me había dicho Amo que hoy
se iba a encargar de que estuviese incómoda… si es que no falla. Intento que
Amo no se dé cuenta de que lloro pero sé que ya lo sabe, el típico moqueo de
llanto me traiciona y se lo noto cuando me da un pequeño descanso y acaricia mi
pelo.
-Buena
chica. ¿Estás bien?
Le asiento y
se asegura acercando su cara con la mía. Soy incapaz de mirarlo pero lo hago y
le sonrío para tranquilizarle. Se coloca delante de mí, se quita la camiseta, se
desabrocha el pantalón y baja los calzoncillos y me da el mejor premio: la
polla de Amo😋
-Disfruta de
tu descanso.
Y eso hago
mi Amo, la saboreo, la disfruto, la hago mía, no puedo tocarla porque estoy
atada y esa “rabia/ morbo” que me da que se salga de mi boca y tenga que llegar
a ella como puedo, buscándola con mi lengua… Me obliga a garganta profunda 2
veces, llegando a la arcada y de repente me deja sin ella, se va dejándome con
la miel en los labios… Amo se coloca detrás de mí y me penetra tal cual estoy
durante varios minutos, concediéndome y ofreciéndome un dulce descanso.
-Estamos a
punto de la sangre. ¿Quieres seguir?
Dios claro,
eso me da un chute de energía, adoro la sangre y quiero conseguirla. Le asiento
a Amo que se asegura preguntándome de nuevo. Me visto de valiente. Mis lágrimas
no denotan límite. Me hacen fuerte, y así me siento. Siempre busco un paso más,
un nuevo avance, ver hasta donde soy capaz de llegar sin extralimitarme y saber
cuándo parar o que sea Amo el que decida hacerlo por el motivo que crea
conveniente.
-Estás
empapada zorra.
Me ofrece
agua y la rechazo. Le pido por favor que me saque los pelos de la boca y me lo
retire de la cara que se me pega por las lágrimas. Amo vuelve a descargar con
la pala sobre mis ardientes, duras y marcadas nalgas. El dolor que siento sigue
siendo inevitable contenerlo y mi llanto se retoma. Sé que está disfrutando de
verme gritar, retorcerme, llorar… pero realmente eso es lo único que me
importa: que disfrute y sea ÉL.
-Placer y
dolor ¿eh? –dice Amo mientras sigue azotándome a golpe de pala.
Sí Amo…así
es. Siempre me había preguntado a mí misma por qué la gente quería seguir a
pesar de que estuviesen llorando de dolor y no paraban… de ser capaces de todo
por recibir dolor…miles de preguntas que ahora soy yo misma la que me puedo
responder…ahora entiendo todo y es que por mucho que nos duela y estemos
“sufriendo” siempre estamos dispuestas a más. Esa maravillosa fusión de placer
y dolor que se mezcla y que por alguna razón lo disfruto y necesito cada vez
más.
-No olvides
subir la cabeza para que no se te baje la sangre.
Amo siempre
tan atento, yo ni había caído de que llevo como media hora o más con la cabeza
agachada…tan solo estoy concentrada en los golpes. Un nuevo golpe firme me hace
reaccionar echándome a un lado, a modo de protección supongo y me permito el
detalle de coger aire que falta me hace desde que empezamos, entre los golpes
que no dan tregua y el llanto era imposible respirar. Espero unos segundos y
por lo que Amo me regaña enfadado para que vuelva a mi sitio. Coge el Hitachi y
me lo pone para mi sorpresa a una intensidad más baja de lo habitual en ÉL. Eso
en el fondo me relaja pero por otra parte prefiero más ya que Amo no se cansa
de azotarme duramente y me gustaría concentrarme en el vibrador. Mi mente
intercala: azotes, Hitachi, azotes, Hitachi…cierro las piernas y Amo me regaña
bastante enfurecido.
-Abre las
putas piernas.
Obedezco y sube
la intensidad del Hitachi. No tiene fin en torturarme. Detiene el vibrador y
sigue con la pala pocos minutos más y decide poner fin. Sé que lo hace por
mí…por ÉL seguiría, no se cansa, yo no puedo saciarlo. Me desata del sofá y me
lleva hasta la habitación, me ordena ponerme de rodillas en el suelo y me da
polla para comer. Le miro ansiosa, deseosa y viciosa… Me coloco a cuatro patas
en la cama y mientras cierra la puerta del armario que se encontraba abierta,
imagino que lo hará para que me vea en el espejo (que digo yo), me folla
duramente mientras mete dedos en mi ano y me azota con su hábil mano. Me agarro
a la cama, tiro de las sábanas, las araño literalmente, gimo y grito de placer.
En escasos minutos de penetración ya siento las ganas de correrme, los golpes
me han dejado a punto pero aún no consigo correrme por ellos mismos. Siempre
necesito algo sexual, sea lo que sea pero que me toque el clítoris. Me libera
por completo las muñecas, me dice que me suba hacia la almohada si quiero pero
me quedo tal cual estoy, estoy cómoda y después me ordena tocarme hasta
correrme, me da permiso a hacerlo cuando quiera. Se sienta en la cama y me
ofrece la polla insistiendo en que me corra. Lo hago varias veces y sigo
comiendo sin parar de tocarme, Amo me recoge el pelo para que no me moleste y
se lo agradezco, en el fondo le estaba tirando mensajes subliminales para que
lo hiciera. Se corre en mi boca y trago como siempre con gusto la corrida de
Amo.
-Yo no sé
qué tienes en esa boca.
Pues ganas
Amo, siempre tengo ganas y mucho zorderío. Me subo encima de Amo y nos besamos,
descansamos y abrazamos; este último es mi mejor muestra de apoyo, de orgullo,
de seguridad, de confianza, de respeto, de relajación...
Va a por la
raqueta para enseñármela y descarga calambres en mi duro y medio morado culo
(ya tocado y comprobado por mí). Ahora sí siento algunos calambres, en sesión
no he notado nada. Me quejo pero me río y Amo se ríe conmigo. En mi cuerpo
también habitan las marcas de las pinzas. Me molan. Me pregunta si quiero seguir
con la pala pero melosa le digo que no, que ya lo tengo duro y eso me
intensificaría el dolor, por lo que no aguantaría… ya lo comprobé el día de la
vara: nada de descansos largos. Curiosamente me duele más el pecho de la
presión del sofá y la madera que el culo. ¿Cómo es posible? Aunque bueno creo que
en general voy a pasar por unos días de dolor completo, no se van a librar ni
las cejas del dolor. Mm me gusta, eso es que haces buen trabajo Amo.
-Al final no
hemos hecho lo del cigarro, lo vamos a hacer. Además me lo vas a encender tú,
me lo vas a preparar.
- ¿Pero hoy?
-Sí, ahora
mismo.
Vamos al
salón, le pregunto si puedo quitarme los zapatos y su respuesta es No, en el
fondo lo sabía pero tenía que intentarlo. Mientras Amo se fuma su cigarro hablamos,
observo cómo se va consumiendo y lo que le queda para ser apagado en mi culo.
Me ordena levantarme, echa saliva en mi culo, cierro los ojos y me preparo. Doy
un gritillo cuando siento la quemadura pero no es nada que no se pueda
soportar. Era una prueba, la próxima lo haremos mejor y sin saliva, pero como
experiencia ha sido buena 😉
Como
siempre, después de cada sesión calibro y valoro en mi balanza de dolor y
placer si me merece la pena pasar por todo este tipo de tortura…siempre mi
respuesta es la misma y no me hace falta pensarla mucho: SI Y SI. En mi
balanza, por mucho dolor que haya, siempre gana el PLACER.
Ahora toca
preparar la maleta, el viernes vuelvo a la playa de nuevo durante una semana a
disfrutar de mis segundas vacaciones, me vendrá bien para pensar, desconectar,
aclararme y deshacerme de mis rayadas. Volveré a estar sin ver a Amo dos
semanas o así, pero llevo conmigo sus marcas en mi culo, punto extra para
acordarme aún más de ÉL. (Si, tendré cuidado con las marcas en la playa jeje). Nos
vemos pronto Amo.
GRACIAS.
Daira.