martes, 23 de octubre de 2018

Abandono a oscuras.


Apenas cinco días después volvemos a vernos, la última sesión fue flojita ya que no me encontraba muy bien por lo que no tengo dolor y es posible quedar tan pronto. Aun así los días pasan lentos, menos mal que hay fin de por medio y se hace algo más ameno. No tenía orden de ropa, la de calle me servía. Me pongo ropa interior negra para compensar un poco y preparo lo que me había pedido Amo: las bolas chinas, el collar metálico que me regaló como simbolización a nuestra unión y que aún no había estrenado y un dedo para estimular el punto G que me compré y queríamos probarlo. Me llevo también el collar negro por si acaso. Cenamos, charlamos, reímos, regañinas por medio que me afectan más de lo normal… sigo sensible, creía que la semana pasada tenía cierta culpabilidad la regla pero no…no sé qué me pasa, supongo que todo será cuestión de tiempo y dejar que pasen los días. No quiero que me afecte esto a la sesión y llorar con nada que me diga o haga Amo, asique respiro para no pensar y estar a tope. Amo se mete a la ducha sin decirme nada y como no tenía que cambiarme de ropa permanezco perpleja ¿qué hago? ¿Le espero aquí a que salga y me diga algo? Pues sí, cojo el móvil mientras para amenizar la espera. Cuando Amo sale me dice que coja dos monedas iguales, da igual que sean de cincuenta céntimos, de un euro… le doy dos monedas de un euro… no entiendo nada, si supieseis lo que se me pasa por la cabeza de qué me puede hacer con ellas…madre mía jajaja. Me ordena posición de espera mirando a la ventana, aguardo con la cabeza agachada y manos en las piernas durante un tiempo, sé que le gusta hacerme esperar, hasta que se acerca a mí y pregunta:
-¿Qué es lo que te falta?
-El collar –respondo de inmediato, sabía perfectamente que no me lo había puesto y me regaña. –Lo siento…
Reconozco que quizá fue fallo mío no ponerme el collar negro pero como hoy íbamos a utilizar el collar metálico y ese me lo tiene que poner ÉL sí o sí para cerrarlo con la llave y demás pues esperaba que me dijese cuando ponérmelo.
Pido permiso para ponérmelo y me lo rechaza, lo sigo a cuatro patas hacia la habitación y me apremia. Ya en esta, me quito la ropa dejándome únicamente el tanga, me coloca el collar metálico, por fin lo estreno, tenía ganas y me hacía bastante ilusión sobre todo por el significado que tiene, guau me gusta, creía que iba a ser más incómodo porque es demasiado ancho para mi cuello y después recojo mi pelo en una coleta. En las fijaciones de la pared cuelga una larga cuerda y Amo la introduce en la anilla del collar quedando atada del cuello cara a la pared. 

Ni que decir que la escena me gusta y me excito en cuestión de segundos, me va a llamar zorra en cuanto me toque, lo sé😝. Deambula por mí alrededor, acercándose cada vez más hasta toparse con mi oído:
-Resulta que a mi perra se le va olvidando por ahí ponerse el collar.
Uf, eso suena a castigo total. No digo nada, solo escucho atentamente mientras pienso en ese fallo que he cometido. Coge las monedas, pone una en la pared y la sujeto con el dedo índice sin apoyar la mano en la pared y con la otra igual, quedando abierta de brazos.
-Cuidado que no se te caigan –me medio amenaza en tono burlón.
Me pone pinzas de la ropa en los pezones, joder estas duele mogollón. Respiro, echo el aire por la boca y me preparo. Inicia su dosis de azotes con el flogger, juguetito perfecto para ir calentando motores. Golpea todo mi cuerpo con él: brazos, piernas, por delante, por detrás, espalda y culo por supuesto.
-¿Por aquí todo bien no? – toca mi empapado coño  y se chupa el dedo. –Ya veo que sí, zorra. Cuidado con doblar las piernas.
Sonrío. Estoy más cachonda que una mona😊  Algo cortante roza mi espalda, suave y despacio lo va deslizando, intuyo que es un cuchillo o algo parecido, vale sí, es un cuchillo. No puedo negar que la sensación me gusta y mi respiración lo nota. Escribe algo en el culo.
-¿Qué te he puesto?
Ostia…la pregunta me pilla de sorpresa, estaba tan concentrada disfrutándolo que ni me percato de lo que escribe, tengo una leve sospecha de que ha puesto una <D> o algo así.
-Puf, no lo sé –contesto con algo de miedo por si me regaña.
-¿No? Bien, volvemos otra vez.
Amo repasa lo que me ha puesto. En cuanto pone la primera letra sé de inmediato lo que pone:
-Perra –digo corriendo, contra antes lo diga mejor. Así ve que estoy atenta jeje.
-Buena chica.
Amo me baja el tanga y coge la palincheta. Me atesta golpes fuertes y otros más suaves…en las piernas, pantorrillas y culo. Jadeo, disfruto de mi juguete favorito  Presto especial atención a mis dedos y a las monedas, las manos me sudan y temo que caigan.
-Esto te gusta ¿Eh? –me dice Amo con sonrisita picarona, le sonrío perversa… si es que me tiene calá jajaja y añade susurrándome al oído:- Es una pena que te vaya a castigar porque la derecha está mal colocada.
Las vuelvo a mirar y muevo el dedo despacio para recolocármela. Voy sintiendo cada vez las chinches por mi cuerpo, a mi húmedo coño también le gusta… el ambiente huele a sexo desde que empezamos la sesión…imagino que lo tendré ya sangriento, joder quiero verlo. Amo sale de la habitación y cuando regresa me golpea con algo mojado:
-Esto es regalito de Amo –dice con mofa.
De inmediato reconozco que es alcohol y lo ha echado en la palincheta, el escozor y ardor me anulan completamente que me está golpeando de nuevo con ella😍  Vuelve creo que a coger el flogger y me golpea suave.
-¿Te gusta?...Asiento… -¿SÍ? Es que como no contestas…
-Sí, Amo.
Me ordena abrir las piernas, me quito el tanga ya que me dificulta la apertura y Amo se cuela entre mis piernas. Ay por dios…jadeo, gimo ante la viperina lengua de Amo, apoyo la cabeza en la pared, la pierna derecha me tiembla porque tengo el pie de puntillas y estoy algo incomoda pero me da igual, disuelvo toda incomodidad en ese momento…Me lo devora durante minutos.
-¿Te ha gustado?
-Sí –le miro y sonrío.
-A mí también –y me lleva mi mano a su paquete y patente erección.
Me muerde el culo. El collar no hace más que clavarse en mi cuello, un poco más arriba de la nuez y la espalda la tengo demasiado tensa por lo que me duele y hago pequeños movimientos para aliviar ambos dolores. Amo me pregunta pero le digo que estoy bien, a pesar de eso lo estaba, no era nada importante. Me quita las monedas (lo siento Amo pero no se me han caído Jiji) y descanso los brazos, sale de la habitación y regresa con las bolas chinas, me ordena ponérmelas y cuando las tengo casi dentro del todo con sigilo toca mi clítoris, se piensa que no me he dado cuenta pero sé que me ha echado jengibre en polvo. Sale otra vez de la habitación y el coño me empieza a arder y mi cuerpo a sudar,  me balanceo un poco para calmar pero la sensación me gusta.
-¿Qué te pasa? –pregunta con mofa cuando regresa y me ve resoplar.
-Que me arde el coño.
-¿Ah sí? qué pena me das…
Con la bolincheta me golpea en el coño, me hace demasiado daño porque se me ha clavado de lleno en los labios y levanto los talones del dolor. Después me la cuelga, supongo que a la cuerda o anilla del collar quedándome a la altura de la barriga. Me pregunta si estoy cómoda y me aprieta con ella fuerte en la barriga. Cuando deja de apretar, me la cuelga a la altura del coño y me balanceo a propósito para que me roce y sentirla.
-Vamos a ver qué se siente con unos golpecitos –refiriéndose a las bolas chinas.
Me azota con la pala de pinchos. Noto como las bolas se mueven y vibran.
-Ésta la conoces ¿Eh? –me la enseña y sonrío. :-Me encanta esa cara de sufrimiento. Dime número.
-10.
-¿10? –pregunta sorprendido y se golpea a sí mismo para corroborar. Comprueba que es cierto que duele demasiado. Rebaja un poco la fuerza e intensidad del golpe. En el número 8 está bien.  Abro y estiro los brazos en forma de bandeja y me coloca dos rollos de papel higiénico, uno en cada extremos de los dedos de la mano, ahí para que se caigan claro está. Tengo mucho calor que “alivio” resoplando, como si eso me lo fuese a quitar. Me sigue azotando, fuerte para hacerlos caer pero… no se caen 👏
-Como aguantas zorra –se sonríe yo diría que entre con orgullo y rabia a la vez jajaja. Yo sonrío pervertida y me quita los rollos. Descanso los brazos y los pego al cuerpo, respirando satisfecha.
Me pone un antifaz para no ver lo que pasa, dice que es mejor que no vea nada y me hace una figura de Shibari que hemos practicado bastante. Ahora estoy inmovilizada de brazos también.
-Elige un número del uno al cuatro.
-Dos –decido después de pensar un rato.  Cuando me da a elegir entre números o lo que sea tiemblo… sé que eso no trae nada bueno jajaja.
-Vaya, que pena…- ya se cachondea.
Me golpea con la pala de placas metálicas, me duele menos de lo habitual, es más, ni siquiera reconozco que me azota con ella. Pregunta por la herida para ver si va todo bien ya que fue ella la que me la provocó, le pido que me azote otra vez para comprobar porque no estaba pendiente de la herida y el dolor que me podría causar. Le digo que todo bien y sigue atestando golpes con ella. Vale sí, ahora sí que me duele…jeje. El calor se aviva cada vez más, me quejo y gruño con los fuertes golpes, levanto la pierna y giro el cuerpo 45º.
-Dime otro número.
-Cuatro.
-Oh, qué pena… y sigue con su cachondeo…
Me golpea con una zapatilla, el dolor es…ninguno, le digo a Amo que no duele nada y lo cambia por el cinturón. Me calibra.
-Seis.
Y Amo encantado aumenta la fuerza. Me dice que si en el ocho está bien y le digo que mejor en el nueve. El cinturón me gusta y lo soporto bastante.
-Zorra –me dice porque creo que no se esperaba que le dijese eso.
Apoyo las manos en la pared para recibir los golpes, así parece que me concentro más y atenúa el dolor. Lo parece, no que así sea jajaja. Me quita las pinzas de los pezones…diooooos como me duelen…Amo me los chupa, así mucho mejor y se lo agradezco. Me retira la bolincheta del coño y suelta una indirecta muy directa.
-Me encantaría dar dos golpes fuertes con ella.
-Dalos –le provoco, si se pensaba que le iba a decir que no, es que no me conoce todavía jajaja. Sé que sabía que iba a decir que sí. Me atesta un golpe fuerte y profundo en cada nalga y al segundo ya siento chorrear la sangre por mi pierna.
-Ala como chorrea –le digo, me encanta la sensación.
-Sí, no te muevas. ¿Vas a dar alimento a Amo?
Sonrío satisfecha y orgullosa. Amo va corriendo a coger algo, me limpia y chupa la sangre con la lengua y después la limpia con un papel al igual que el suelo que se ha manchado porque ha salido a borbotones. Me castiga las manos por primera vez, creo que con el flogger. Duele un poquito, las cosas como son. Escucho el enchufe…resoplo…viene el Súper Hitachi. Me lo planta en el coño y sus consecuentes reacciones: jadeo, gimo, me retuerzo, apoyo la cara y las manos en la pared, Amo no me da tregua, me tortura con él. Detrás de mí, aprieta en el collar y cuello a modo de asfixia, aunque apenas la sentí, por eso no le dije de parar y me estampa la cara en la pared, apretándola también para que no la separe. Me dice si siento la vibración de las bolas pero le digo que el Hitachi lo anula todo. Me corro. Me retira las bolas chinas que salen empapadas y manchadas de blanco. Amo me las enseña para que lo vea y flipamos los dos. Me niega el orgasmo y me dice que pida permiso.
-¿Me puedo correr?
-Cuando lo pidas con educación te dejaré.
-¿Me puedo correr Amo, por favor? –le suplico.
-No.
Joder, como lo sabía. Un rato después vuelvo a pedirle permiso, con súplica, necesito correrme por dios.
-¿Quieres correrte?
-Sí Amo, por favor.
Me lo concede, le agarro fuerte la mano para correrme y le doy las gracias. Me quita el antifaz. Me corro dos veces más con permiso. En el tercero me ordena correrme para ÉL. Como tardo un poco, Amo me regaña y me apremia con una cuenta atrás.
-Bien, parece que no quieres correrte. 10…9…8…7…6…5…4…
-Ya- le digo corriendo antes que acabe de contar – Gracias Amo.
Me quita las cuerdas del Shibari y afloja las cuerdas del collar pero sin soltarme, es decir, sigo quedando atada del cuello pero ahora tengo movilidad.
-Es una pena si estás incómoda porque vas a estar así un rato más, te jodes. Puedes sentarte tumbarte o lo que quieras –dice con brusquedad.
Se va y apaga la luz pero me deja la puerta abierta y entra una luz tenue del salón. Sabe qué sino me entra la claustrofobia. Permanezco de pie, asustada y me apoyo en la pared. Amo regresa con un vaso de agua, lo deja en el suelo y se va. Escucho el mechero, se está fumando un cigarro asique sospecho que va para largo. Me siento en el suelo y bebo agua, me acurruco un poco y apoyo en la pared sujetándome las piernas y mirando a todos lados. Tengo frío. Sentimientos de vacío, de soledad resurgen en mí. No me agobio gracias a la poca luz que entra. Permanezco quieta todo el rato, concentrándome y no pensando en el miedo, en la fobia… esperando a que venga Amo a por mí. Al rato vuelve y no me inmuto, me desata, ayuda a levantarme, saca la llave del collar de su bolsillo y me lo quita.
-¿Estás bien?
Tan solo asiento, no puedo hablar. Le sigo hacia el salón, pasando la puerta hasta llegar a la entrada donde hay un armario y un espejo. Me dice que apoye las tetas en éste, que ignorante me siento, en ese momento ni me percato de su intención, tengo la mente nublada aún. Espero quieta, sin moverme y Amo regresa con un martillo y clavos. Hace el amago de ponérmelo en una teta y entro en pánico, al ver el clavo apuntándome y rozando la piel me entra miedo. ¿Por qué? Si yo le dije a Amo que lo haría tarde o temprano, pero quizá era pronto, aun no estoy preparada.
-¿Quieres que te los ponga?
-No –contesto sin pensarlo.
-¿No? –se asegura.
-No, por favor.
-Es una pena que no quieras que te ponga los clavos. Vamos.
Nos dirigimos al salón y me siento en el sofá, decaída, cabizbaja y decepcionada conmigo misma, me siento mal… Estaba perpleja y trastornada por las emociones vividas en la habitación a oscuras, eso me rondaba todo el rato la cabeza. ¿Te he decepcionado Amo? Lo siento… creo que actúe de forma correcta, si no estoy preparada no iba a hacerlo porque sería pasar una línea que no quiero y sé que tu tampoco quieres eso. Me ofrece un consolador negro de gran tamaño y ordena que me masturbe con él, sentada abro las piernas y lo introduzco en mi vagina mientras ÉL se masturba y me mira, sube una pierna al sofá y mete su polla en la boca. Al unísono se la como mientras me masturbo, intento compenetrarme pero es difícil, o polla o consolador. Al final creo que lo consigo. Amo me obliga a garganta profunda hasta la arcada. Coge el consolador y me masturba con él, rápido, fuerte, tanto que se me saltan las lágrimas de impotencia, sé lo que busca y no soy capaz. Entro en bucle y mi llanto no cesa.
-¿Por qué lloras?
-Porque no puedo, no me sale –digo entre lágrimas.
-Si no sale no pasa nada, ya saldrá.
Amo me lo devuelve para que siga tocándome yo y me da polla de nuevo, me da hostias por llorar y que me concentre en chuparle la polla. Poco a poco mi llanto se apacigua y disfruto de la polla de Amo aunque apenas llego a ella, mi posición en el sofá no me lo permite. Me coge del pelo y me levanta del sofá tirándome al suelo para irnos a otro sofá donde pueda llegar mejor, Amo se sienta y yo de rodillas en el suelo sigo masturbándome mientras ahora sí, disfruto de la polla de Amo.
-¿Te gusta la polla de Amo? –Asiento- saboréala, es tu premio disfrútalo.
Y así hago, la disfruto, la saboreo, la chupo, la beso, la redondeo…
-Vaya cara tienes ahora mismo, me encanta. Mírame.
Le miro provocadora. Imagino mi cara con el rímel corrido sumándole la cara de zorra. Amo me besa pasionalmente.
-Vaya boquita tienes mi niña. ¿Quieres cenar otra vez?
Sin dejar de comer le asiento. Amo se pone de pie y su temblor de piernas me avisa que pronto llega la leche. El caliente líquido se hace notar en mi boca, se lo enseño a Amo y me ordena tragar. Chupo hasta la última gota que permanece en la punta. Me levanto cojeando, madre mía que dolor tengo de piernas y de espalda, me cuesta andar. Voy al baño a lavar el consolador y el dedo para estimular en punto G. Me pongo cómoda en el sofá, me tumbo y Amo se coloca el dedo, durante un largo rato me estimula con él, se lo quita y ahora lo hace con sus propios dedos. Me retuerzo, gritos de placer retumban en el salón y Amo tapa mi boca. No puedo, sigo sin ser capaz. Que rabia joder. En cada movimiento rápido e intenso de Amo, le agarro la mano fuerte, percibo como quiere salir algo pero no termina de hacerlo. Amo me come el coño simultaneando con los dedos, acaricio su barba y cabeza mientras tanto, muerde mi entrepierna y la barriga dos veces, au que daño jeje. Siento presión, quiero correrme pero no puedo de la manera que busquemos, siento las ganas de hacer pis pero nada…no sale. Amo me dice que busque mi orgasmo y me muevo al son de su lengua y sus dedos, le guío hacia mi placer, todo se intensifica pero nada sale. Le pido parar porque me molesta ya, ha sido muy intenso y me duele. Prometo que lo conseguiremos Amo 😊
GRACIAS.
Daira.


jueves, 18 de octubre de 2018

Cena para Amo.

Dos semanas interminables, entre medias de ellas Amo me prepara para la siguiente sesión: prepararle una cena, me encargaré de cocinar y servir y para ello necesitaré un vestido de maid o parecido, pido permiso para poder hacer uno a mi manera y me lo concede. La semana se me hace dura, me rallo e incluso llego a agobiarme y saturarme, parecerá una tontería pero yo nunca he cocinado nada que no sea tortillas, hamburguesas, etc. vamos que no tengo ni idea pero prefiero hacerle algo más elaborado, ya que me pongo ¡me pongo bien! Por lo que para mí esto es un reto. Pido ayuda a alguna que otra amiga y miro recetas por Internet, todo me parece demasiado difícil…Puf quedan pocos días y tengo miles de recetas pero ninguna clara. Lo único que tengo claro es el postre y el picoteo para que coma mientras preparo la cena. Al final después de darle miles de vueltas a la cabeza me decanto por pollo a la carbonara, la pizza le gusta asique imagino y espero que esto también. Bien, ya tengo la cena asique me pongo con el traje; decido ponerme el uniforme oficial de sesiones(falda de cuero, camiseta de topos, medias y zapatos de tacón, negro todo, y elijo hacerme un mandil, más casero imposible pero oye creo que al final no quedó tan mal…prefiero hacerlo yo a comprarlo asique compro tela blanca, botones negros y encaje, de lo demás tenía y me pongo a hacerlo, medidas por aquí (que es un poco difícil medirse a sí misma) , medidas por allí, corto por aquí, corto por allá, pego con la pistola de silicona (que me quemo encima) porque coser como que no…jajaja y ya hecho el mandil lo decoro un poco: pongo cuatro botones arriba y en el bolsillo pongo <JOTA> con cinta de raso de estas de hacer lazos y demás. Me decoro una diadema negra con encaje blanco y bordeo la falda por abajo también. Ansío el día ya, necesito que llegue para dejar de rallarme y preocuparme si la haré bien, si le gustará, soy tan perfeccionista que necesito que salga todo perfecto o me disgustaré y decepcionaré a mí misma. Para colmo el mismo día de la sesión me baja la regla, yo y mi suerte, eso hace que este más sensible en todos los sentidos, se lo digo a Amo ya que me preocupa que no podamos hacer sesión pero a pesar de que tenemos que obviar algunas cosas la sesión no se suspende ¡Bieeen! Estoy nerviosa, muuuy nerviosa.
Cuando me encuentro con Amo me siento algo más tranquila, siempre me relaja verlo y hablar con ÉL antes de la sesión. Me enseña el nuevo juguetito: el súper Hitachi que no se acaba nunca ya que va a la luz, dios miooo que grande y que potencia tiene, eso hay que probarlo como dios manda. Mientras hablamos le enseño mi modelito y me voy vistiendo mientras prepara cosas para meterse a la ducha.
-Que monilla estás.
Le sonrío y una vez lista voy a la cocina a preparar para que cuando salga tenga listo el picoteo. ¡Sumichef en acción! Preparo algo sencillo: unas tostas con queso de untar, una loncha de jamón y un tomate cherry por encima. Lo meto en la nevera para que no lo vea porque sé que tarde o temprano va a venir jajaja y comienzo a cortar el pollo en trozos y echar la sal para no perder tiempo. Preparo dos sartenes porque a mí la cena no me gusta asique yo me haré solo el pollo por otro lado. Amo pasa y me mira de arriba abajo. Le miro avergonzada y va al salón a preparar lo que falta.
-Cuando estés ya sentado me dices porfa.
Me asomo dos o tres veces para ver si ya está sentado, le saco el plato de picoteo para la espera y le sirvo un vaso de agua. Había preparado las dos mesas, la grande y la pequeña y sabía de sobra que la grande era para ÉL y la pequeña para mí para cenar de rodillas. Al rato va hacia la cocina de nuevo con las esposas. (Me había dicho de ponérmelas mientras hacía la cena y a ambos se nos había olvidado)
-¿Pero pequeña y no me dices nada? – y me las pone en los tobillos.
-Ala es verdad, no me he acordado te lo prometo.
Vuelve al salón y sigo haciendo la cena, miro la chuletilla para comprobar que no se me olvida ningún paso ni ningún ingrediente ¡bien, voy bien! De las ganas que le pongo a hacerla me lo paso hasta bien y todo y más sabiendo que cocino para Amo. Al rato vuelve a pasar a dejar lo que le ha sobrado del picoteo, me abraza por detrás…
-No sé si voy a dejarte que termines de cocinar – me dice al oído y sonrío.
Me doy la vuelta y nos besamos.
-¿Te vas a quedar aquí? –le pregunto porque me pondría nerviosa si me mira mientras cocino y sentiría presión. Prefiero estar sola y hacerla a mi ritmo.
-No, me voy al salón.
-Vale, me queda poco ya.
Amo sale y al rato me asomo por si necesita algo.
-Antes de cenar tienes que limpiar las mesas, las dos.
Voy a por una bayeta despacio arrastrando los pies y como buenamente puedo para no caerme porque las esposas no me dejan andar en condiciones, parezco un pato mareado jajaja y las limpio, aparto la cena de Amo en un plato grande y la mía en uno más pequeño. No sé cómo habrá salido ni si era lo que Amo esperaba pero oye, ganas le he puesto y no pocas. Preparo tenedor, servilleta y pido permiso para servir. Primero saco sus cosas y después las mías, me pongo de rodillas y comenzamos a cenar. Me preocupaba cómo estuviese de sal (que yo soy muy salá), si estaba bueno, si me había quedado bien, si se quedaría con hambre… Amo me dice que le gusta, eso me relaja y tranquiliza de golpe. Para ser mi primera vez no ha estado mal 😊 Hablamos como en una cena normal, creía que ni siquiera me iba a dirigir la palabra o que la cena iba a ser más “seria”, tratándome peor o incluso con algo de humillación referente a la cena, no sé yo me entiendo… por suerte no lo hizo.
-¿Traigo ya el postre?
-Sí.
Había preparado unos vasos de oreo y esto sí que estaba segura que le gustaría.
Terminamos, recojo las cosas y vuelvo al salón. Reposamos un poco la cena y miramos algunas formas de Shibari que vamos a poner en práctica después. Amo me ordena quitarme las esposas, el mandil, la falda, los tacones y las medias y sentarme en el suelo con la pierna izquierda flexionada quedando el muslo y gemelo casi pegados. Comienza a atarme despacio, con paciencia, apretando las cuerdas para que quede marca, las siento en mi piel, cada vez más fuertes, la mano de Amo me roza sigilosamente el sexo mientras pasa una cuerda por debajo de mi pierna…me excito...
-¿Te gusta que te ate? –dice con una sonrisa perversa.
-Sí – respondo de la misma manera.
Cuando termina de inmovilizarme completamente de una pierna va a la otra haciendo exactamente lo mismo. Una vez que termina Amo aprovecha la postura y va a por el súper Hitachi (ya lo he bautizado yo así).
-Se te pone una cara de zorra cuando ves estas cosas.
Sonrío y me planta el Hitachi en el coño. Madre mía, si el otro era dios este ya ni te cuento…echo la cabeza hacia atrás y gimo mientras aguanto la dulce tortura de Amo. Me desplazo por el suelo hasta colocarme frente a la mesa y me tumbo, Amo me ata las piernas a las patas de la mesa y me sigue torturando con el vibrador, me contraigo, me estremezco, sonrío…
-Mírala como se ríe, si te gusta putita. ¿Quieres seguir?
Le asiento y me remuevo por el suelo, gimo del intenso placer que me regala, cierro las piernas (hasta donde me permiten las ataduras) y ese detalle Amo ya se sabe que nanai asique coge una silla, la planta entre mis piernas y me las ata a las patas de la silla quedando abierta y expuesta donde me sigue torturando con el vibrador.
Al rato me lo da a mí y me deleito yo sola con él llegando al orgasmo un par de veces. Amo va a la cocina pero no le miro ya que tengo los ojos cerrados por el inmenso placer y cuando vuelve algo punzante se clava en mi cuerpo, identifico un palillo y Amo me lo clava por todo el cuerpo, por las tetas y pezones, se sienta en la silla a contemplar la escena, me tapo la cara de placer y de zorra que tengo que tener porque sé que me mira y tiene el móvil, no sé si me está grabando… le miro y su mirada está fija en mí, le mantengo la mirada mientras muerdo mi labio, sonrío y Amo me da tres hostias seguidas.
-A ver si paras de reírte ya - dice enfadado
La risa se me corta de golpe, me río del mismo placer que me da y porque me hace algo de cosquillas, no por otra cosa, los ojos se me llenan de lágrimas por la regañina y porque las hostias siempre me producen esa reacción que controlo por suerte y donde sigo tapándome la cara para que no me vea. Con sus piernas sujeta las mías para que no las cierre y después pone un pie encima de mi barriga para imposibilitarme el movimiento.
-¿Te gusta perrita? ¿Quieres seguir?
Le asiento a ambas preguntas mientras le miro a los ojos.
-¿Sí? Pues disfrútalo. Abre las piernas, póntelo bien y no me enfades si no quieres que te lo ponga yo.
Sigo explayándome, mi cuerpo tiembla y Amo me niega el orgasmo.
-No vayas a correrte eh –me dice con la mirada traviesa y perversa y la comisura de la boca torcida y algo sonriente.
Joder, no por favor. Me lo corto y concentro para no correrme. Amo va a por algo que temo cuando lo veo (ya me dijo que lo iba a hacer), se acerca a mí, mete las manos por debajo del sujetador y tira y aprieta de los pezones que están duros y tiesos, au como duele, los tengo sensibles por la regla y me duelen de más…Coge una funda de un cojín alargada y bastante grande o eso me pareció a mí, me besa y cuando hace el amago de ponérmela le suplico:
-No –niego con la cabeza mirándole a los ojos.
-Estoy aquí contigo –me tranquiliza y me la pone en la cabeza ocluyéndomela entera.
Automáticamente agarro su mano y no la suelto, le aprieto los dedos con fuerza, necesito sentirlo cerca, no puedo quedarme sola o me agobiaré, cierro los ojos para concentrarme, los abro y me agobio al verme tapada, encerrada, mi respiración se agita y se vuelve rápida y fuerte, estoy a punto de decirle que me la quite porque estoy entrando en ansiedad aunque el ver algo de luz tras la funda hace que me agobie menos. Sé que ÉL me está evaluando.
-Concéntrate en el Hitachi.
Le hago caso y con los ojos cerrados de nuevo me concentro únicamente en mi coño, en buscar mi orgasmo para no pensar en nada más, Amo me besa por encima de la funda, la baja un poco más, suelta mi mano aunque lo siento cerca de mí y con el palillo me dibuja <PUTA> entre las dos tetas y <JOTA> en la barriga hacia abajo (las marcas molan por cierto) jeje, duele un poquito pero al estar tan concentrada en el Hitachi el dolor del palillo es secundario, lo disfruto, me gusta y la funda pasa desapercibida aunque no se me olvida que la tengo puesta, la tengo presente todo el rato y sobre todo atenta a Amo para que no me deje sola. Ni siquiera soy consciente de que tengo las manos libres y que me la podría quitar yo en caso de emergencia (esto lo pienso ahora, en frío). Pasado un rato me la quita.
-¿Estás bien?
Le asiento mirando a un punto fijo sin mantener contacto visual con ÉL. Mi respiración se vuelve rápida, estoy agitada de nuevo. Sé que a pesar de que no le miro ÉL me está observando para ver si estoy bien. Apago el Hitachi y Amo comienza a desatarme.
-Respira y relájate mientras. Y yo que pensaba que te iba a dar un jamacuco. Eres una campeona.
Le sonrío sin fuerzas y poco a poco me voy relajando…volviendo a mí ser, recuperando mi respiración…tranquilizándome…
-¿Estas llorando?
-No.
Creo que se me había saltado alguna lagrima pero yo no lloré, quizás me salieron solas sin darme cuenta o mismamente de la tortura del Hitachi y el placer. Me levanta del suelo, me besa y le abrazo. Bebo agua y quito la ropa que me queda, sujetador y camiseta. Permanezco quieta y Amo me azota con un cable, el dolor es insoportable, ni yo misma sé decir cómo es, tampoco supe decírselo a Amo en la sesión, no puedo explicarlo, no encuentro la palabra exacta. Me quejo, grito, levanto la pierna del dolor…no lo aguanto. Me apoyo en la silla con el culo expuesto y me azota con la mano, ya la echaba de menos jeje. Me calibra ya que aún tengo marcas de la anterior sesión y algo de dolor. La quemadura fue dura y he necesitado dos semanas mínimo de curación. Me golpea bastante fuerte y me los da seguidos, en algunos de ellos mi cuerpo reacciona echándose a un lado y mi boca no para de quejarse, incluso me salen gritos y Amo me tapa la boca y me manda callar. Empiezo a llorar ¿qué me pasa? ¿En serio? Me duelen de más, no sé si es porque realmente me los está dando como nunca me ha dado de fuerte o porque estoy sensible y no los aguanto pero aun así decido no parar, apoyo la cabeza en el respaldo de la silla, algún que otro golpe me da en el hueso de la curcusilla y me hacen un daño descomunal, levanto la pierna y chillo.
-¿De quién es este cuerpo? –me susurra al oído tirándome del pelo.
-Tuyo –digo entre lágrimas.
-¿Mío? ¿Sí? ¿Para hacerte todo lo que quiera?
-Sí…
Me tira del pelo obligándome a darme la vuelta y a agacharme para comérsela, de rodillas le desabrocho el pantalón y bajo los calzoncillos. Cuando se la he preparado me lleva hacia el sofá, me apoyo, quito el tanga y me folla por el culo. Siento dolor porque no llega bien y voy a ponerme los tacones para mejor acceso. Me clavo en la polla de Amo, ya no hay dolor, ahora solo placer. Me azota, me araña la espalda, me tira del collar y del pelo. Vamos a la mesa redonda para estar más cómodos, me empotra duro y azota. Ahora en otro sofá, me coloco de rodillas y bajo la cabeza todo lo que puedo para mejor acceso y me sigue follando con dureza, las embestidas se vuelven rápidas y fuertes hasta tal punto que toco a Amo en la mano para pararle. Nos levantamos y recuperamos la respiración.
-¿Quieres seguir?
Le sonrío como respuesta de que sí.
-Lo que quieras –le digo tímida.
Pues ale, a follar otra vez. Volvemos a la mesa redonda donde vuelve a penetrarme, intercalando embestidas rápidas y duras y algunas más suaves dándonos un respiro.
-Madre mía como estás, que apretadita me encanta.
Me entrega el súper Hitachi.
-Vamos a darte doble placer - dice sin sacarla de dentro de mí.
Me explayo con el loco vibrador mientras Amo sigue follándome, mis gemidos cada vez son más sonoros, me tira del pelo y araña mi espalda, uf. (A ver cuando me dejas a mí hacerte eso MÍ Amo, sin represalias después😝 ) Jiji. Coge la pala de pinchos y me golpea duramente con ella, y al igual que antes, me duelen demasiado, me da en la entrepierna y muslo y me quejo, chillo y grito. Mi cuerpo comienza a temblar como en la anterior sesión, se me agolpan los recuerdos y miro mi pierna por si me he corrido, la tengo algo manchada y mojada pero no sé exactamente si era corrida.
-¿Estás bien?
Asiento a Amo mientras intento recuperar mi respiración, estoy algo débil, puta regla… Voy hacia el baño a lavar el Hitachi y lavarme yo. Cuando salgo Amo me está esperando en el sofá con la colcha y fumándose un cigarro, ordena quitarme los zapatos y la diadema y sentarme a su lado. Me tumbo en su pecho y me arropa y yo a ÉL. El corazón de Amo late rápido y escucho sus latidos durante un rato hasta que poco a poco se va relajando. Acaricia mi cabeza mientras tanto.
-¿Estás cómoda en el pecho de Amo?
-Sí –le contesto con una sonrisa tímida.
Me tumbo en la barriga, justo delante tengo la polla de Amo llamándome y varias veces pienso en atacarla, pero no lo hago porque no tengo orden, aunque le conozco y sabía que me lo iba a decir. Tras la orden la agarro, la chupo, beso, entre jadeos la masturbo con boca, lengua y mano y lo hago como le gusta para que disfrute.
-Pero pequeña, ¿qué me estás haciendo? –dice jadeando.
Sonrío sin que me vea, sé que le está gustando y me enorgullece. Termina en mi boca y trago cuando me lo dice.
-Máquina. Cuando te doy unos azotes te activas más. Vamos a tener que quedar más por el bien común –y me besa.
Jajaja cuando quieras Mi Amo😊Cuando ya hemos entrado en calor probamos una atadura en el suelo, me ata los pies con la barra separadora reforzándolo con bridas y después los ata a unos tubos que permanecían en dos sofás. La atadura me pone que flipas y la postura es muy útil para hacer muuuuchas cosas. Amo aprovecha mis palabras y va a por el súper Hitachi que me tortura durante un rato. La próxima más y mejor, y creo que con cera en mi coño 😊

GRACIAS MI AMO.

Daira.




martes, 2 de octubre de 2018

Corrida por los golpes.

Otras dos largas semanas sin ver a Amo, acostumbrada a tener siempre una por semana cada vez se me hace más cuesta arriba pasar tanto tiempo sin sesión. El día lo paso algo tranquilo aunque conforme van pasando las horas me pongo algo más nerviosa, hoy sabía que probaríamos agujas en el coño. Preparo todo lo necesario para tenerlo listo antes de irme a trabajar para no andar con prisas luego y olvidarme de algo. Me encuentro con Amo, mientras esperamos que nos den la cena me ordena irme al baño a ponerme unas bolas chinas que me había comprado yo misma y tenía ganas de probar. Cuando estoy lista salgo y sonriendo llego donde está Amo.
-¿Qué tal? –me pregunta algo burlón diría yo.
-Bien, madre mía como me tiembla esto –me río.
-Me alegro, verás que divertido va a ser el paseo de vuelta al coche.
Se sigue cachondeando. Durante la cena no puedo ocultar mi excitación, estoy totalmente empapada y cada vez que me muevo siento la vibración aún más. Resoplo, sonrío, sudo… y Amo se lo pasa pipa viéndome.
Camino a casa y la rutina de siempre (permiso para entrar, saludo a los gatillos, hablamos, le recuerdo el concurso de saludos del grupo…etc.). Mientras Amo se ducha espero fuera a que salga, me entretengo con el móvil para hacer tiempo y que pase rápido. Al salir me ordena atarle los botones de la camisa y lo hago con gusto y ánimo y después a prepararme mientras ÉL prepara los materiales necesarios. Solo tenía orden de medias y tacones y yo le añado un conjunto de ropa interior negro. Lavo la cola anal y salgo hacia el salón para encontrarme con Amo y antes de que ni siquiera le dé tiempo a decirme nada le digo:
-Tengo que quitarme esto –refiriéndome a las bolas chinas.
-¿No te las has quitado?
-No.
-Buena chica, ve a quitártelas.
Ahora sí, lista del todo. Amo me sigue con la mirada mientras me voy acercando a ÉL, coge mi mano y me susurra:
-Qué buena estás – y nuestras lenguas se entrelazan durante unos segundos mientras le rodeo la cintura con mi mano y le acaricio.
Me apoyo en la mesa grande con el culo bien expuesto y Amo me da un azote muy fuerte en cada una de las nalgas, permanezco quieta durante unos segundos ya que Amo ha desaparecido y cuando vuelve me azota de nuevo, esta vez dos azotes en la nalga derecha. Me azota bastante fuerte, el dolor permanece durante largos segundos.
-Nada que no se te marca –refiriéndose a la mano para el concurso.
Jo, pues vaya. Me incorporo y ordena quitarme el tanga y sujetador e ir a ponerme la cola anal, me meto al baño y me la intento poner, no puedo joder ¿Qué me pasa? Ni que fuese la primera vez que me la pongo… me coloco en el espejo de la ducha para verme mejor el culo y nada…me pongo nerviosa, igual si tardo más de la cuenta Amo me regaña asique con lo poquito que había conseguido meter salgo del baño sujetándomela con las manos y le digo con algo de miedo:
-No puedo ponérmela, se me cae.
Se coloca delante de mí y siento presión, me chupa los pezones mientras intento ponérmela de nuevo…pues sí, así cualquiera se la pone…madre de dios…me agito…
-¿Estabas hoy nerviosa o qué?
-Un poco – le digo algo tímida.
-Tranquila- me dice.
Pero por supuesto que la cola no entra. Me apoyo en la mesa redonda, Amo me chupa el culo y me la pone él despacio hasta que consigue entrar entera.
-¿Mejor?
Le asiento. Me coloco en mitad del salón y me ata, formando una figura que practicamos el viernes pasado en casa con más gente. Se asegura de que cualquier problema que tenga con la espalda se lo haga saber, sabe el problema que tengo. Esta vez me ha apretado más las cuerdas, las voy sintiendo cada vez más fuertes sobre mis brazos y mi cuerpo, estoy inmovilizada totalmente por la parte de arriba y no puedo negar que me encanta. Es una muy parecida a ésta.

La cola anal se me cae poco a poco y se lo digo a Amo que me la quita de inmediato. No pierde el tiempo y simultáneamente tira de mi pezón, me hace cosquillas y le miro con sonrisa picarona y bueno, reconozco que me tuve que aguantar la risa un poco. Una vez atada va a la cocina a por las tijeras para cualquier emergencia. Me toca el sexo.
-Joder como estamos por aquí ¿no? es ponerte una cuerda y mojarte, zorra.
Mi excitación era evidente y sonrío. Permanezco inmóvil con la mirada al frente mientras escucho como prepara algo en la mesa, el sonido me resulta familiar y qué duda cabe que miro por supuesto, está preparando chapas y ya de paso miro a la otra mesa donde están todos los objetos y los cuales tres de ellos son desconocidos: un tubo, un palo largo de madera y una pala de cocina (había probado otras pero esa no).
-¿Estás bien?
-Sí Amo.
La sonrisa se me quita de la cara enseguida mientras escucho a Amo atentamente.
-Ahora vamos a hacer una cosa que no te va a gustar pero a mí sí –me susurra lentamente al oído derecho.
Me lleva hacia la mesa y señala con la mano las chapas.
-Tu cama.
¿Por qué no me va a gustar? Pues sí, me gustó. Por la altura de los zapatos no puedo apoyarme bien en ellas asique Amo me quita los zapatos mientras ataca a mi coño…me encojo, jadeo…que tarde que tarde en quitarme los zapatos Jiji. Ya descalza vuelvo a mi posición.
-Yo tengo un problema contigo –y se restriega con su patente erección por mi culo.
Sonrío pervertida. Me tumbo sobre las chapas, creo que unas ocho por la barriga y una en cada teta. Apenas las siento, no duelen nada y aviso a Amo que parece ser que no le importa, la idea es que esté incómoda, ¿ves? En eso lleva razón… estoy incomodísima, cabeza apoyada en la mesa, cuerpo en las chapas que se clavan cada vez más y las piernas flexionadas porque si las estiro no llego a las chapas. Me azota duramente con la mano y dejo de sentirle, va creo que al baño, no veo porque el pelo me tapa la cara pero más o menos siento donde va, después a la cocina o al otro baño no estoy segura y escucho el grifo ¿qué estará lavando ahora?. Cuando vuelve algo mojado roza mis nalgas para segundos después chocar duramente en ellas, identifico rápidamente que es una toalla.
-¿Qué tal?
-Bien –la verdad que apenas me había dolido.
-Hacía mucho que quería probar con una toalla mojada. Qué buen invento. Del uno al diez, dime número.
-Seis – y da otro que se convierte en siete.
En el siguiente mi pierna se eleva y mi boca se queja.
-Este si ha dolido ¿eh?
Ignoro su comentario de mofa.
-Ya te dije que subiríamos niveles y que te ibas a acordar de mí mucho tiempo y hoy vas a sufrir.
Incontables veces la toalla impacta contra mis nalgas que poco a poco van entrando en calor al unísono con mi cuerpo. Me azota en las manos también ya que las tengo atadas y caen justo en el culo. Cambia de objeto, uno nuevo que no diferencio bien, es el palo de madera que le regaló el Señor Akash y Galya en la boda, joder como duele, mi pierna izquierda se levanta prácticamente en cada golpe que me propina en mis húmedas y doloridas nalgas y en la pantorrilla de ambas piernas, dios ahí sí que no aguanto, mi respiración se corta en varias ocasiones y gruño, respiro profundamente para recuperarme, las piernas están en un constante temblor todo el rato, supongo que será de tenerlas flexionadas y recibiendo los contundentes golpes. El pelo me tapa la cara y me molesta, el sonido típico de escupitajo le indica a Amo que me lo retire y pilla la indirecta de inmediato. Se lo agradezco. Aprovechando la toalla Amo me la pasa lentamente por las nalgas, la verdad que alivia porque te refresca pero a la vez te duelen más los golpes. Un objeto nuevo se abre paso en mi culo pero esta vez sí sé qué es, es una fusta con pinchos que he comprado yo misma y tenía ganas de probar. La sensación es brutal, me encanta pero duele mogollón, como mecanismo de protección tapo el culo con las manos tanto como me permiten las ataduras pero la quito rápido para no correr riesgos innecesarios. Oigo dejar la fusta en la mesa y coger otro objeto. Me ordena abrir las piernas y con el palo de la pala de cocina me azota en la entrepierna, de un lado a otro y después en el coño, mis piernas se cierran automáticamente y me regaña. Me quejo, gruño, frunzo el ceño, cierro fuerte los ojos, hago muecas de dolor, el dolor es insoportable. Mete un dedo en mi culo al unísono con los golpes en el coño, me restriega los flujos por culo y coño pero no deja de golpearme. Tengo las piernas entumecidas y las muevo un poco para avivarlas pero no surte efecto. Deja la pala y respiro, vuelve a pasar la toalla por las nalgas y me folla por el culo despacio, suave y a continuación acelera ritmo, intensidad y aumenta el placer. Tira de mi pelo y mi cabeza se tensa, me encanta eso.
-Uf de verdad que me encanta tu culo, que rico –murmura Amo mientras jadea.
Me excito más de escuchar los sonidos de Amo. Me clavo la cuerda en el pecho y el cristal de la mesa en el coño y a pesar de que el dolor es bastante molesto no quiero parar. Vuelvo a tirar otro mensaje subliminal para que me retire el pelo de la cara, lo hace, me escupe y me lo restriega. Tras varias embestidas más se detiene, va al baño, a la cocina y mientras descanso y respiro. Tengo la boca seca, necesito agua y justo cuando Amo regresa y me incorporo quitándome las chapas que se han quedado pegadas en mi cuerpo, Amo me ofrece un vaso de agua, joder parece que lo sabía. Me siento algo exhausta de la dosis de azotes que acabo de recibir y del sexo. Me da ÉL mismo para beber ya que yo no puedo, muevo las piernas porque siguen entumecidas y poco a poco parece que vuelven a la normalidad. Pido que me coloque un poco la cuerda del pecho ya que me duele bastante.
-Si necesitas descansar, aprovecha ahora.
Nos colocamos enfrente de la otra mesa, Amo me rodea la cintura y me inclino hacia delante exponiendo el culo. Coge un tubo, respiro al verlo.
-No olvides parar si lo necesitas porque te voy a dar fuerte –me avisa.
Me golpea duramente con él innumerables veces, los pies se deslizan hacia delante y hacia atrás, gruño, me quejo… Amo me enseña el tubo y…está roto!!!
-Por algo te digo culo piedra.
-¿Lo he roto? –pregunto sorprendida.
-Sí.
Coge la pala de cocina usada anteriormente en el coño y se repite la misma acción que antes y no me refiero solo a los innumerables y dolorosos golpes, a mis quejas, a mis gruñidos…sino a que también la rompo. Amo la tira en la mesa.
-¿La he roto también?- pregunto atónita mirando a Amo.
Parece de coña esto, no doy crédito. Amo coge la pala con placas metálicas.
-A ver si rompes esta también –se mofa y hago un gesto de: ni de coña, esa no se rompe y Amo lo suscribe -: Esta no se rompe.
-Lo sé – y ambos reímos.
-Si necesitas descansar hazlo las veces que haga falta, te voy a dar muchos y seguidos. Te informo que llevas ya 130.
-¿130? ¿Entre el tubo y la pala?
-Sí. Prepárate, respira por la nariz y suéltalo por la boca. No cuentes los golpes, concéntrate.
-No, si no estoy contando. Te lo prometo.
Obedezco a Amo, hago las respiraciones y me concentro. Las piernas me siguen temblando, no han parado en toda la sesión, que cosa más rara.
-Me da igual que tiembles lo que quieras –dice serio.
Los golpes con esta pala son profundos, intensos, se clavan, los atesta con potencia, es un dolor concentrado pero no puedo negar que me gusta, me voy moviendo involuntariamente por el salón mientras Amo me tiene cogida, subiéndome las manos con las ataduras llevándome a los noventa grados mientras me golpea, las manifestaciones son semejantes todo el rato: las piernas se elevan, me incorporo, vuelvo a inclinarme, gruño, me quejo… Amo sigue rodeándome la cintura y golpeándome duramente, el culo lo tengo muy dolorido pero soy incapaz de parar, sigo aguantando y acumulando golpes… ¿Cuántos llevare? Puf qué sé yo…no estoy en eso. Me atrevo a decir que es la primera vez que me noto tan concentrada en los golpes, disfrutándolos como nunca antes del inmenso dolor que me produce, necesitando cada golpe cada vez más, a cada duro golpe que me atesta más necesito… la primera vez que utilicé esta pala fue una sesión bastante dura y acabé llorando de dolor por primera vez y hoy no… siento chorrear algo por mi pierna, me miro y me doy cuenta que me he corrido, no me lo puedo creer, es la primera vez que me corro con golpes, no recuerdo en qué momento exacto me pasó, ni siquiera sentí que me había corrido ¿sería por mi concentración extrema y el disfrute? no sé pero lo que me importa es que por fin lo he conseguido, necesito decírselo a Amo pero espero unos golpes más. El culo me arde literalmente.
-Para ya por favor.
Amo se detiene y se coloca a mi lado apoyando mi cabeza en su pecho, relajándome pero no puedo esperar más para contarle la impensable sorpresa.
-Mira –le digo contenta señalando mi pierna.
La cara de Amo es un poema, yo no me lo esperaba pero ÉL menos todavía. Su cara refleja orgullo, tanto como la mía. La fusión de orgullo, felicidad, satisfacción, placer, dolor…etc. brotan por mi cuerpo.
-Masoquista de mierda –se ríe y mete dedos en mi interior y los mueve rápidamente- que hija de puta. Ya hemos llegado a donde yo quería. No sabes lo feliz que me acabas de hacer. ¿Y esa cara de felicidad?
La sonrisa me delata, no puedo ocultar mi felicidad, no separo mi mirada de Amo en ningún momento haciéndole partícipe de mi felicidad y el salón como escenario de la obra. El ambiente huele a humedad. Miro la pala que descansaba en el sofá con sangre.
-¿Tengo sangre?
-Sí.
-Que guay, la otra vez no lo conseguimos y hoy sí –digo satisfecha.
-Hemos llegado a unos 300 golpes. Si te preguntabas si la gente se corría con los golpes, aquí lo tienes.
Sabía que la gente se corría con los golpes, pero yo nunca había llegado a eso y hoy más que nunca me queda bastante claro jeje. 300 golpes…parece mentira lo corto que se hacen, no imaginaba que había llegado a tantos. Amo me da agua, la necesito, estoy sedienta jeje.
-Me duele mucho.
-Como no te va a doler, si lo tienes en carne viva, nos hemos llevado carne por delante. Tienes un cuerpo perfecto para azotar.
Madre mía, estoy flipando en colores, nadie sabe lo feliz y contenta que estoy, aunque Amo me vio la cara en todo momento y lo sabe.
-Te iba a preguntar que como estás pero ya veo que bien.
-Sí – me río.
-Eres una campeona –dice Amo orgulloso y añade -: lo peor de todo esto es que el cuerpo te va a pedir más.
Me siento fuerte aunque un poco exhausta por el plácido momento y demás. Me desata despacio y me ordena ir a lavarme para quitar la sangre. Me asombro al verme en el espejo, alucino y pido por favor a Amo que me eche una foto, es digno de guardar este momento. Lavo la pala y mientras Amo me cura la herida doy un grito cuando me echa alcohol. Después limpio el suelo que había manchado con alguna gota de sangre. Reposo en la cama bocabajo unos instantes mientras Amo termina de curarme y me preparo para lo que viene ahora: agujas. Las ganas se notan a leguas pero tengo algo de “miedo” por ser algo desconocido y que me va a producir bastante dolor. Me coloco bocarriba con las piernas abiertas para un mejor acceso y Amo me echa cristalmina para dar comienzo con la primera aguja en el labio derecho, me tapo la cara con la almohada y la quito ante la regañina de Amo, pincha la aguja… diooos! ¡Qué dolor! Doy un gritito, suspiro, echo el aire por la boca, ladeo mi cabeza a un lado y cierro los ojos mientras me acostumbro al dolor, es fugaz, solo se siente el pinchazo y la aguja entra rápidamente, una vez puesta no duele nada, parece que no la tienes ahí clavada. Después Amo me coloca agujas en la parte superior, lo que viene siendo el monte de venus y coloca ocho agujas poco a poco formando como una especie de abanico para decorar. Ahí las agujas no duelen, algunas prácticamente ni las sentí, el pinchazo y nada más sintiendo como rompe la piel. Termina con las agujas en el coño, tapo mis ojos cada vez que va a insertar aguja y cuando la coloca y me recupero los abro y miro, le pido que me deje hacerlo ya que me concentro más, me lo concede, coloca tres en cada labio haciendo un total de catorce agujas. Las cinco que me quedaban en los labios entran algo mejor ya que Amo lo hace un poco más rápido haciéndolo más ameno y llevadero. El labio izquierdo me duele un poco más que el derecho pero ya me he acostumbrado al dolor profundo que produce. Reconozco que creía que iba a ser peor a pesar de lo que duele. Echamos foto (que reservo para mí jeje) y me quita las agujas con templanza, esto sí que no duele nada, estoy relajada mientras Amo me las va sacando poco a poco y después me cura y limpia la escasa sangre que me ha salido.
-¿Qué tal estás?
-Bien- y sonrío tan pancha.
-Eres una guerrera –y me besa añadiendo -: ¿Repetirías?
-Si.
-¿Tú eres consciente de lo puta y zorra que eres? ¿Tú lo sabes?
-Sí, lo sé jajaja.
El dolor en el pecho reside por la fricción de las cuerdas, el culo me duele horrores, apenas puedo andar ni sentarme pero merece la pena, un logro conseguido… Porque nosotros no superamos metas, nos las comemos ¿verdad Amo? Jeje 😊
 GRACIAS MI AMO.



Daira