Apenas cinco días después volvemos a vernos, la última
sesión fue flojita ya que no me encontraba muy bien por lo que no tengo dolor y
es posible quedar tan pronto. Aun así los días pasan lentos, menos mal que hay
fin de por medio y se hace algo más ameno. No tenía orden de ropa, la de calle
me servía. Me pongo ropa interior negra para compensar un poco y preparo lo que
me había pedido Amo: las bolas chinas, el collar metálico que me regaló como
simbolización a nuestra unión y que aún no había estrenado y un dedo para
estimular el punto G que me compré y queríamos probarlo. Me llevo también el
collar negro por si acaso. Cenamos, charlamos, reímos, regañinas por medio que
me afectan más de lo normal… sigo sensible, creía que la semana pasada tenía
cierta culpabilidad la regla pero no…no sé qué me pasa, supongo que todo será
cuestión de tiempo y dejar que pasen los días. No quiero que me afecte esto a
la sesión y llorar con nada que me diga o haga Amo, asique respiro para no
pensar y estar a tope. Amo se mete a la ducha sin decirme nada y como no tenía
que cambiarme de ropa permanezco perpleja ¿qué hago? ¿Le espero aquí a que
salga y me diga algo? Pues sí, cojo el móvil mientras para amenizar la espera.
Cuando Amo sale me dice que coja dos monedas iguales, da igual que sean de
cincuenta céntimos, de un euro… le doy dos monedas de un euro… no entiendo
nada, si supieseis lo que se me pasa por la cabeza de qué me puede hacer con
ellas…madre mía jajaja. Me ordena posición de espera mirando a la ventana,
aguardo con la cabeza agachada y manos en las piernas durante un tiempo, sé que
le gusta hacerme esperar, hasta que se acerca a mí y pregunta:
-¿Qué es lo que te falta?
-El collar –respondo de inmediato, sabía perfectamente que
no me lo había puesto y me regaña. –Lo siento…
Reconozco que quizá fue fallo mío no ponerme el collar negro
pero como hoy íbamos a utilizar el collar metálico y ese me lo tiene que poner
ÉL sí o sí para cerrarlo con la llave y demás pues esperaba que me dijese
cuando ponérmelo.
Pido permiso para ponérmelo y me lo rechaza, lo sigo a
cuatro patas hacia la habitación y me apremia. Ya en esta, me quito la ropa
dejándome únicamente el tanga, me coloca el collar metálico, por fin lo
estreno, tenía ganas y me hacía bastante ilusión sobre todo por el significado
que tiene, guau me gusta, creía que iba a ser más incómodo porque es demasiado
ancho para mi cuello y después recojo mi pelo en una coleta. En las fijaciones
de la pared cuelga una larga cuerda y Amo la introduce en la anilla del collar
quedando atada del cuello cara a la pared.
Ni que decir que la escena me gusta y me excito en cuestión
de segundos, me va a llamar zorra en cuanto me toque, lo sé😝. Deambula por mí
alrededor, acercándose cada vez más hasta toparse con mi oído:
-Resulta que a mi perra se le va olvidando por ahí ponerse
el collar.
Uf, eso suena a castigo total. No digo nada, solo escucho
atentamente mientras pienso en ese fallo que he cometido. Coge las monedas,
pone una en la pared y la sujeto con el dedo índice sin apoyar la mano en la
pared y con la otra igual, quedando abierta de brazos.
-Cuidado que no se te caigan –me medio amenaza en tono
burlón.
Me pone pinzas de la ropa en los pezones, joder estas duele
mogollón. Respiro, echo el aire por la boca y me preparo. Inicia su dosis de
azotes con el flogger, juguetito perfecto para ir calentando motores. Golpea
todo mi cuerpo con él: brazos, piernas, por delante, por detrás, espalda y culo
por supuesto.
-¿Por aquí todo bien no? – toca mi empapado coño y se chupa el dedo. –Ya veo que sí, zorra.
Cuidado con doblar las piernas.
Sonrío. Estoy más cachonda que una mona😊 Algo cortante roza
mi espalda, suave y despacio lo va deslizando, intuyo que es un cuchillo o algo
parecido, vale sí, es un cuchillo. No puedo negar que la sensación me gusta y
mi respiración lo nota. Escribe algo en el culo.
-¿Qué te he puesto?
Ostia…la pregunta me pilla de sorpresa, estaba tan
concentrada disfrutándolo que ni me percato de lo que escribe, tengo una leve
sospecha de que ha puesto una <D> o algo así.
-Puf, no lo sé –contesto con algo de miedo por si me regaña.
-¿No? Bien, volvemos otra vez.
Amo repasa lo que me ha puesto. En cuanto pone la primera
letra sé de inmediato lo que pone:
-Perra –digo corriendo, contra antes lo diga mejor. Así ve
que estoy atenta jeje.
-Buena chica.
Amo me baja el tanga y coge la palincheta. Me atesta golpes
fuertes y otros más suaves…en las piernas, pantorrillas y culo. Jadeo, disfruto
de mi juguete favorito Presto especial atención a mis dedos y a las monedas,
las manos me sudan y temo que caigan.
-Esto te gusta ¿Eh? –me dice Amo con sonrisita picarona, le
sonrío perversa… si es que me tiene calá jajaja y añade susurrándome al oído:-
Es una pena que te vaya a castigar porque la derecha está mal colocada.
Las vuelvo a mirar y muevo el dedo despacio para
recolocármela. Voy sintiendo cada vez las chinches por mi cuerpo, a mi húmedo
coño también le gusta… el ambiente huele a sexo desde que empezamos la
sesión…imagino que lo tendré ya sangriento, joder quiero verlo. Amo sale de la
habitación y cuando regresa me golpea con algo mojado:
-Esto es regalito de Amo –dice con mofa.
De inmediato reconozco que es alcohol y lo ha echado en la
palincheta, el escozor y ardor me anulan completamente que me está golpeando de
nuevo con ella😍 Vuelve creo que a coger el flogger y me golpea suave.
-¿Te gusta?...Asiento… -¿SÍ? Es que como no contestas…
-Sí, Amo.
Me ordena abrir las piernas, me quito el tanga ya que me
dificulta la apertura y Amo se cuela entre mis piernas. Ay por dios…jadeo, gimo
ante la viperina lengua de Amo, apoyo la cabeza en la pared, la pierna derecha
me tiembla porque tengo el pie de puntillas y estoy algo incomoda pero me da
igual, disuelvo toda incomodidad en ese momento…Me lo devora durante minutos.
-¿Te ha gustado?
-Sí –le miro y sonrío.
-A mí también –y me lleva mi mano a su paquete y patente
erección.
Me muerde el culo. El collar no hace más que clavarse en mi
cuello, un poco más arriba de la nuez y la espalda la tengo demasiado tensa por
lo que me duele y hago pequeños movimientos para aliviar ambos dolores. Amo me
pregunta pero le digo que estoy bien, a pesar de eso lo estaba, no era nada
importante. Me quita las monedas (lo siento Amo pero no se me han caído Jiji) y
descanso los brazos, sale de la habitación y regresa con las bolas chinas, me ordena
ponérmelas y cuando las tengo casi dentro del todo con sigilo toca mi clítoris,
se piensa que no me he dado cuenta pero sé que me ha echado jengibre en polvo.
Sale otra vez de la habitación y el coño me empieza a arder y mi cuerpo a
sudar, me balanceo un poco para calmar
pero la sensación me gusta.
-¿Qué te pasa? –pregunta con mofa cuando regresa y me ve
resoplar.
-Que me arde el coño.
-¿Ah sí? qué pena me das…
Con la bolincheta me golpea en el coño, me hace demasiado
daño porque se me ha clavado de lleno en los labios y levanto los talones del
dolor. Después me la cuelga, supongo que a la cuerda o anilla del collar
quedándome a la altura de la barriga. Me pregunta si estoy cómoda y me aprieta
con ella fuerte en la barriga. Cuando deja de apretar, me la cuelga a la altura
del coño y me balanceo a propósito para que me roce y sentirla.
-Vamos a ver qué se siente con unos golpecitos –refiriéndose
a las bolas chinas.
Me azota con la pala de pinchos. Noto como las bolas se
mueven y vibran.
-Ésta la conoces ¿Eh? –me la enseña y sonrío. :-Me encanta
esa cara de sufrimiento. Dime número.
-10.
-¿10? –pregunta sorprendido y se golpea a sí mismo para
corroborar. Comprueba que es cierto que duele demasiado. Rebaja un poco la
fuerza e intensidad del golpe. En el número 8 está bien. Abro y estiro los
brazos en forma de bandeja y me coloca dos rollos de papel higiénico, uno en
cada extremos de los dedos de la mano, ahí para que se caigan claro está. Tengo
mucho calor que “alivio” resoplando, como si eso me lo fuese a quitar. Me sigue
azotando, fuerte para hacerlos caer pero… no se caen 👏
-Como aguantas zorra –se sonríe yo diría que entre con
orgullo y rabia a la vez jajaja. Yo sonrío pervertida y me quita los rollos.
Descanso los brazos y los pego al cuerpo, respirando satisfecha.
Me pone un antifaz para no ver lo que pasa, dice que es
mejor que no vea nada y me hace una figura de Shibari que hemos practicado
bastante. Ahora estoy inmovilizada de brazos también.
-Elige un número del uno al cuatro.
-Dos –decido después de pensar un rato. Cuando me da a elegir entre números o lo que
sea tiemblo… sé que eso no trae nada bueno jajaja.
-Vaya, que pena…- ya se cachondea.
Me golpea con la pala de placas metálicas, me duele menos de
lo habitual, es más, ni siquiera reconozco que me azota con ella. Pregunta por
la herida para ver si va todo bien ya que fue ella la que me la provocó, le
pido que me azote otra vez para comprobar porque no estaba pendiente de la
herida y el dolor que me podría causar. Le digo que todo bien y sigue atestando
golpes con ella. Vale sí, ahora sí que me duele…jeje. El calor se aviva cada
vez más, me quejo y gruño con los fuertes golpes, levanto la pierna y giro el
cuerpo 45º.
-Dime otro número.
-Cuatro.
-Oh, qué pena… y sigue con su cachondeo…
Me golpea con una zapatilla, el dolor es…ninguno, le digo a
Amo que no duele nada y lo cambia por el cinturón. Me calibra.
-Seis.
Y Amo encantado aumenta la fuerza. Me dice que si en el ocho
está bien y le digo que mejor en el nueve. El cinturón me gusta y lo soporto
bastante.
-Zorra –me dice porque creo que no se esperaba que le dijese
eso.
Apoyo las manos en la pared para recibir los golpes, así
parece que me concentro más y atenúa el dolor. Lo parece, no que así sea
jajaja. Me quita las pinzas de los pezones…diooooos como me duelen…Amo me los
chupa, así mucho mejor y se lo agradezco. Me retira la bolincheta del coño y
suelta una indirecta muy directa.
-Me encantaría dar dos golpes fuertes con ella.
-Dalos –le provoco, si se pensaba que le iba a decir que no,
es que no me conoce todavía jajaja. Sé que sabía que iba a decir que sí. Me
atesta un golpe fuerte y profundo en cada nalga y al segundo ya siento chorrear
la sangre por mi pierna.
-Ala como chorrea –le digo, me encanta la sensación.
-Sí, no te muevas. ¿Vas a dar alimento a Amo?
Sonrío satisfecha y orgullosa. Amo va corriendo a coger
algo, me limpia y chupa la sangre con la lengua y después la limpia con un
papel al igual que el suelo que se ha manchado porque ha salido a borbotones.
Me castiga las manos por primera vez, creo que con el flogger. Duele un
poquito, las cosas como son. Escucho el enchufe…resoplo…viene el Súper Hitachi.
Me lo planta en el coño y sus consecuentes reacciones: jadeo, gimo, me
retuerzo, apoyo la cara y las manos en la pared, Amo no me da tregua, me
tortura con él. Detrás de mí, aprieta en el collar y cuello a modo de asfixia,
aunque apenas la sentí, por eso no le dije de parar y me estampa la cara en la
pared, apretándola también para que no la separe. Me dice si siento la vibración
de las bolas pero le digo que el Hitachi lo anula todo. Me corro. Me retira las
bolas chinas que salen empapadas y manchadas de blanco. Amo me las enseña para
que lo vea y flipamos los dos. Me niega el orgasmo y me dice que pida permiso.
-¿Me puedo correr?
-Cuando lo pidas con educación te dejaré.
-¿Me puedo correr Amo, por favor? –le suplico.
-No.
Joder, como lo sabía. Un rato después vuelvo a pedirle
permiso, con súplica, necesito correrme por dios.
-¿Quieres correrte?
-Sí Amo, por favor.
Me lo concede, le agarro fuerte la mano para correrme y le
doy las gracias. Me quita el antifaz. Me corro dos veces más con permiso. En el
tercero me ordena correrme para ÉL. Como tardo un poco, Amo me regaña y me
apremia con una cuenta atrás.
-Bien, parece que no quieres correrte. 10…9…8…7…6…5…4…
-Ya- le digo corriendo antes que acabe de contar – Gracias
Amo.
Me quita las cuerdas del Shibari y afloja las cuerdas del
collar pero sin soltarme, es decir, sigo quedando atada del cuello pero ahora
tengo movilidad.
-Es una pena si estás incómoda porque vas a estar así un
rato más, te jodes. Puedes sentarte tumbarte o lo que quieras –dice con
brusquedad.
Se va y apaga la luz pero me deja la puerta abierta y entra
una luz tenue del salón. Sabe qué sino me entra la claustrofobia. Permanezco de
pie, asustada y me apoyo en la pared. Amo regresa con un vaso de agua, lo deja
en el suelo y se va. Escucho el mechero, se está fumando un cigarro asique
sospecho que va para largo. Me siento en el suelo y bebo agua, me acurruco un poco
y apoyo en la pared sujetándome las piernas y mirando a todos lados. Tengo
frío. Sentimientos de vacío, de soledad resurgen en mí. No me agobio gracias a
la poca luz que entra. Permanezco quieta todo el rato, concentrándome y no
pensando en el miedo, en la fobia… esperando a que venga Amo a por mí. Al rato
vuelve y no me inmuto, me desata, ayuda a levantarme, saca la llave del collar
de su bolsillo y me lo quita.
-¿Estás bien?
Tan solo asiento, no puedo hablar. Le sigo hacia el salón,
pasando la puerta hasta llegar a la entrada donde hay un armario y un espejo.
Me dice que apoye las tetas en éste, que ignorante me siento, en ese momento ni
me percato de su intención, tengo la mente nublada aún. Espero quieta, sin
moverme y Amo regresa con un martillo y clavos. Hace el amago de ponérmelo en
una teta y entro en pánico, al ver el clavo apuntándome y rozando la piel me
entra miedo. ¿Por qué? Si yo le dije a Amo que lo haría tarde o temprano, pero
quizá era pronto, aun no estoy preparada.
-¿Quieres que te los ponga?
-No –contesto sin pensarlo.
-¿No? –se asegura.
-No, por favor.
-Es una pena que no quieras que te ponga los clavos. Vamos.
Nos dirigimos al salón y me siento en el sofá, decaída,
cabizbaja y decepcionada conmigo misma, me siento mal… Estaba perpleja y
trastornada por las emociones vividas en la habitación a oscuras, eso me
rondaba todo el rato la cabeza. ¿Te he decepcionado Amo? Lo siento… creo que
actúe de forma correcta, si no estoy preparada no iba a hacerlo porque sería
pasar una línea que no quiero y sé que tu tampoco quieres eso. Me ofrece un
consolador negro de gran tamaño y ordena que me masturbe con él, sentada abro las
piernas y lo introduzco en mi vagina mientras ÉL se masturba y me mira, sube
una pierna al sofá y mete su polla en la boca. Al unísono se la como mientras
me masturbo, intento compenetrarme pero es difícil, o polla o consolador. Al
final creo que lo consigo. Amo me obliga a garganta profunda hasta la arcada.
Coge el consolador y me masturba con él, rápido, fuerte, tanto que se me saltan
las lágrimas de impotencia, sé lo que busca y no soy capaz. Entro en bucle y mi
llanto no cesa.
-¿Por qué lloras?
-Porque no puedo, no me sale –digo entre lágrimas.
-Si no sale no pasa nada, ya saldrá.
Amo me lo devuelve para que siga tocándome yo y me da polla
de nuevo, me da hostias por llorar y que me concentre en chuparle la polla.
Poco a poco mi llanto se apacigua y disfruto de la polla de Amo aunque apenas
llego a ella, mi posición en el sofá no me lo permite. Me coge del pelo y me
levanta del sofá tirándome al suelo para irnos a otro sofá donde pueda llegar
mejor, Amo se sienta y yo de rodillas en el suelo sigo masturbándome mientras
ahora sí, disfruto de la polla de Amo.
-¿Te gusta la polla de Amo? –Asiento- saboréala, es tu
premio disfrútalo.
Y así hago, la disfruto, la saboreo, la chupo, la beso, la
redondeo…
-Vaya cara tienes ahora mismo, me encanta. Mírame.
Le miro provocadora. Imagino mi cara con el rímel corrido
sumándole la cara de zorra. Amo me besa pasionalmente.
-Vaya boquita tienes mi niña. ¿Quieres cenar otra vez?
Sin dejar de comer le asiento. Amo se pone de pie y su
temblor de piernas me avisa que pronto llega la leche. El caliente líquido se
hace notar en mi boca, se lo enseño a Amo y me ordena tragar. Chupo hasta la
última gota que permanece en la punta. Me levanto cojeando, madre mía que dolor
tengo de piernas y de espalda, me cuesta andar. Voy al baño a lavar el
consolador y el dedo para estimular en punto G. Me pongo cómoda en el sofá, me
tumbo y Amo se coloca el dedo, durante un largo rato me estimula con él, se lo
quita y ahora lo hace con sus propios dedos. Me retuerzo, gritos de placer
retumban en el salón y Amo tapa mi boca. No puedo, sigo sin ser capaz. Que
rabia joder. En cada movimiento rápido e intenso de Amo, le agarro la mano
fuerte, percibo como quiere salir algo pero no termina de hacerlo. Amo me come
el coño simultaneando con los dedos, acaricio su barba y cabeza mientras tanto,
muerde mi entrepierna y la barriga dos veces, au que daño jeje. Siento presión,
quiero correrme pero no puedo de la manera que busquemos, siento las ganas de
hacer pis pero nada…no sale. Amo me dice que busque mi orgasmo y me muevo al
son de su lengua y sus dedos, le guío hacia mi placer, todo se intensifica pero
nada sale. Le pido parar porque me molesta ya, ha sido muy intenso y me duele.
Prometo que lo conseguiremos Amo 😊
GRACIAS.
Daira.