martes, 2 de octubre de 2018

Corrida por los golpes.

Otras dos largas semanas sin ver a Amo, acostumbrada a tener siempre una por semana cada vez se me hace más cuesta arriba pasar tanto tiempo sin sesión. El día lo paso algo tranquilo aunque conforme van pasando las horas me pongo algo más nerviosa, hoy sabía que probaríamos agujas en el coño. Preparo todo lo necesario para tenerlo listo antes de irme a trabajar para no andar con prisas luego y olvidarme de algo. Me encuentro con Amo, mientras esperamos que nos den la cena me ordena irme al baño a ponerme unas bolas chinas que me había comprado yo misma y tenía ganas de probar. Cuando estoy lista salgo y sonriendo llego donde está Amo.
-¿Qué tal? –me pregunta algo burlón diría yo.
-Bien, madre mía como me tiembla esto –me río.
-Me alegro, verás que divertido va a ser el paseo de vuelta al coche.
Se sigue cachondeando. Durante la cena no puedo ocultar mi excitación, estoy totalmente empapada y cada vez que me muevo siento la vibración aún más. Resoplo, sonrío, sudo… y Amo se lo pasa pipa viéndome.
Camino a casa y la rutina de siempre (permiso para entrar, saludo a los gatillos, hablamos, le recuerdo el concurso de saludos del grupo…etc.). Mientras Amo se ducha espero fuera a que salga, me entretengo con el móvil para hacer tiempo y que pase rápido. Al salir me ordena atarle los botones de la camisa y lo hago con gusto y ánimo y después a prepararme mientras ÉL prepara los materiales necesarios. Solo tenía orden de medias y tacones y yo le añado un conjunto de ropa interior negro. Lavo la cola anal y salgo hacia el salón para encontrarme con Amo y antes de que ni siquiera le dé tiempo a decirme nada le digo:
-Tengo que quitarme esto –refiriéndome a las bolas chinas.
-¿No te las has quitado?
-No.
-Buena chica, ve a quitártelas.
Ahora sí, lista del todo. Amo me sigue con la mirada mientras me voy acercando a ÉL, coge mi mano y me susurra:
-Qué buena estás – y nuestras lenguas se entrelazan durante unos segundos mientras le rodeo la cintura con mi mano y le acaricio.
Me apoyo en la mesa grande con el culo bien expuesto y Amo me da un azote muy fuerte en cada una de las nalgas, permanezco quieta durante unos segundos ya que Amo ha desaparecido y cuando vuelve me azota de nuevo, esta vez dos azotes en la nalga derecha. Me azota bastante fuerte, el dolor permanece durante largos segundos.
-Nada que no se te marca –refiriéndose a la mano para el concurso.
Jo, pues vaya. Me incorporo y ordena quitarme el tanga y sujetador e ir a ponerme la cola anal, me meto al baño y me la intento poner, no puedo joder ¿Qué me pasa? Ni que fuese la primera vez que me la pongo… me coloco en el espejo de la ducha para verme mejor el culo y nada…me pongo nerviosa, igual si tardo más de la cuenta Amo me regaña asique con lo poquito que había conseguido meter salgo del baño sujetándomela con las manos y le digo con algo de miedo:
-No puedo ponérmela, se me cae.
Se coloca delante de mí y siento presión, me chupa los pezones mientras intento ponérmela de nuevo…pues sí, así cualquiera se la pone…madre de dios…me agito…
-¿Estabas hoy nerviosa o qué?
-Un poco – le digo algo tímida.
-Tranquila- me dice.
Pero por supuesto que la cola no entra. Me apoyo en la mesa redonda, Amo me chupa el culo y me la pone él despacio hasta que consigue entrar entera.
-¿Mejor?
Le asiento. Me coloco en mitad del salón y me ata, formando una figura que practicamos el viernes pasado en casa con más gente. Se asegura de que cualquier problema que tenga con la espalda se lo haga saber, sabe el problema que tengo. Esta vez me ha apretado más las cuerdas, las voy sintiendo cada vez más fuertes sobre mis brazos y mi cuerpo, estoy inmovilizada totalmente por la parte de arriba y no puedo negar que me encanta. Es una muy parecida a ésta.

La cola anal se me cae poco a poco y se lo digo a Amo que me la quita de inmediato. No pierde el tiempo y simultáneamente tira de mi pezón, me hace cosquillas y le miro con sonrisa picarona y bueno, reconozco que me tuve que aguantar la risa un poco. Una vez atada va a la cocina a por las tijeras para cualquier emergencia. Me toca el sexo.
-Joder como estamos por aquí ¿no? es ponerte una cuerda y mojarte, zorra.
Mi excitación era evidente y sonrío. Permanezco inmóvil con la mirada al frente mientras escucho como prepara algo en la mesa, el sonido me resulta familiar y qué duda cabe que miro por supuesto, está preparando chapas y ya de paso miro a la otra mesa donde están todos los objetos y los cuales tres de ellos son desconocidos: un tubo, un palo largo de madera y una pala de cocina (había probado otras pero esa no).
-¿Estás bien?
-Sí Amo.
La sonrisa se me quita de la cara enseguida mientras escucho a Amo atentamente.
-Ahora vamos a hacer una cosa que no te va a gustar pero a mí sí –me susurra lentamente al oído derecho.
Me lleva hacia la mesa y señala con la mano las chapas.
-Tu cama.
¿Por qué no me va a gustar? Pues sí, me gustó. Por la altura de los zapatos no puedo apoyarme bien en ellas asique Amo me quita los zapatos mientras ataca a mi coño…me encojo, jadeo…que tarde que tarde en quitarme los zapatos Jiji. Ya descalza vuelvo a mi posición.
-Yo tengo un problema contigo –y se restriega con su patente erección por mi culo.
Sonrío pervertida. Me tumbo sobre las chapas, creo que unas ocho por la barriga y una en cada teta. Apenas las siento, no duelen nada y aviso a Amo que parece ser que no le importa, la idea es que esté incómoda, ¿ves? En eso lleva razón… estoy incomodísima, cabeza apoyada en la mesa, cuerpo en las chapas que se clavan cada vez más y las piernas flexionadas porque si las estiro no llego a las chapas. Me azota duramente con la mano y dejo de sentirle, va creo que al baño, no veo porque el pelo me tapa la cara pero más o menos siento donde va, después a la cocina o al otro baño no estoy segura y escucho el grifo ¿qué estará lavando ahora?. Cuando vuelve algo mojado roza mis nalgas para segundos después chocar duramente en ellas, identifico rápidamente que es una toalla.
-¿Qué tal?
-Bien –la verdad que apenas me había dolido.
-Hacía mucho que quería probar con una toalla mojada. Qué buen invento. Del uno al diez, dime número.
-Seis – y da otro que se convierte en siete.
En el siguiente mi pierna se eleva y mi boca se queja.
-Este si ha dolido ¿eh?
Ignoro su comentario de mofa.
-Ya te dije que subiríamos niveles y que te ibas a acordar de mí mucho tiempo y hoy vas a sufrir.
Incontables veces la toalla impacta contra mis nalgas que poco a poco van entrando en calor al unísono con mi cuerpo. Me azota en las manos también ya que las tengo atadas y caen justo en el culo. Cambia de objeto, uno nuevo que no diferencio bien, es el palo de madera que le regaló el Señor Akash y Galya en la boda, joder como duele, mi pierna izquierda se levanta prácticamente en cada golpe que me propina en mis húmedas y doloridas nalgas y en la pantorrilla de ambas piernas, dios ahí sí que no aguanto, mi respiración se corta en varias ocasiones y gruño, respiro profundamente para recuperarme, las piernas están en un constante temblor todo el rato, supongo que será de tenerlas flexionadas y recibiendo los contundentes golpes. El pelo me tapa la cara y me molesta, el sonido típico de escupitajo le indica a Amo que me lo retire y pilla la indirecta de inmediato. Se lo agradezco. Aprovechando la toalla Amo me la pasa lentamente por las nalgas, la verdad que alivia porque te refresca pero a la vez te duelen más los golpes. Un objeto nuevo se abre paso en mi culo pero esta vez sí sé qué es, es una fusta con pinchos que he comprado yo misma y tenía ganas de probar. La sensación es brutal, me encanta pero duele mogollón, como mecanismo de protección tapo el culo con las manos tanto como me permiten las ataduras pero la quito rápido para no correr riesgos innecesarios. Oigo dejar la fusta en la mesa y coger otro objeto. Me ordena abrir las piernas y con el palo de la pala de cocina me azota en la entrepierna, de un lado a otro y después en el coño, mis piernas se cierran automáticamente y me regaña. Me quejo, gruño, frunzo el ceño, cierro fuerte los ojos, hago muecas de dolor, el dolor es insoportable. Mete un dedo en mi culo al unísono con los golpes en el coño, me restriega los flujos por culo y coño pero no deja de golpearme. Tengo las piernas entumecidas y las muevo un poco para avivarlas pero no surte efecto. Deja la pala y respiro, vuelve a pasar la toalla por las nalgas y me folla por el culo despacio, suave y a continuación acelera ritmo, intensidad y aumenta el placer. Tira de mi pelo y mi cabeza se tensa, me encanta eso.
-Uf de verdad que me encanta tu culo, que rico –murmura Amo mientras jadea.
Me excito más de escuchar los sonidos de Amo. Me clavo la cuerda en el pecho y el cristal de la mesa en el coño y a pesar de que el dolor es bastante molesto no quiero parar. Vuelvo a tirar otro mensaje subliminal para que me retire el pelo de la cara, lo hace, me escupe y me lo restriega. Tras varias embestidas más se detiene, va al baño, a la cocina y mientras descanso y respiro. Tengo la boca seca, necesito agua y justo cuando Amo regresa y me incorporo quitándome las chapas que se han quedado pegadas en mi cuerpo, Amo me ofrece un vaso de agua, joder parece que lo sabía. Me siento algo exhausta de la dosis de azotes que acabo de recibir y del sexo. Me da ÉL mismo para beber ya que yo no puedo, muevo las piernas porque siguen entumecidas y poco a poco parece que vuelven a la normalidad. Pido que me coloque un poco la cuerda del pecho ya que me duele bastante.
-Si necesitas descansar, aprovecha ahora.
Nos colocamos enfrente de la otra mesa, Amo me rodea la cintura y me inclino hacia delante exponiendo el culo. Coge un tubo, respiro al verlo.
-No olvides parar si lo necesitas porque te voy a dar fuerte –me avisa.
Me golpea duramente con él innumerables veces, los pies se deslizan hacia delante y hacia atrás, gruño, me quejo… Amo me enseña el tubo y…está roto!!!
-Por algo te digo culo piedra.
-¿Lo he roto? –pregunto sorprendida.
-Sí.
Coge la pala de cocina usada anteriormente en el coño y se repite la misma acción que antes y no me refiero solo a los innumerables y dolorosos golpes, a mis quejas, a mis gruñidos…sino a que también la rompo. Amo la tira en la mesa.
-¿La he roto también?- pregunto atónita mirando a Amo.
Parece de coña esto, no doy crédito. Amo coge la pala con placas metálicas.
-A ver si rompes esta también –se mofa y hago un gesto de: ni de coña, esa no se rompe y Amo lo suscribe -: Esta no se rompe.
-Lo sé – y ambos reímos.
-Si necesitas descansar hazlo las veces que haga falta, te voy a dar muchos y seguidos. Te informo que llevas ya 130.
-¿130? ¿Entre el tubo y la pala?
-Sí. Prepárate, respira por la nariz y suéltalo por la boca. No cuentes los golpes, concéntrate.
-No, si no estoy contando. Te lo prometo.
Obedezco a Amo, hago las respiraciones y me concentro. Las piernas me siguen temblando, no han parado en toda la sesión, que cosa más rara.
-Me da igual que tiembles lo que quieras –dice serio.
Los golpes con esta pala son profundos, intensos, se clavan, los atesta con potencia, es un dolor concentrado pero no puedo negar que me gusta, me voy moviendo involuntariamente por el salón mientras Amo me tiene cogida, subiéndome las manos con las ataduras llevándome a los noventa grados mientras me golpea, las manifestaciones son semejantes todo el rato: las piernas se elevan, me incorporo, vuelvo a inclinarme, gruño, me quejo… Amo sigue rodeándome la cintura y golpeándome duramente, el culo lo tengo muy dolorido pero soy incapaz de parar, sigo aguantando y acumulando golpes… ¿Cuántos llevare? Puf qué sé yo…no estoy en eso. Me atrevo a decir que es la primera vez que me noto tan concentrada en los golpes, disfrutándolos como nunca antes del inmenso dolor que me produce, necesitando cada golpe cada vez más, a cada duro golpe que me atesta más necesito… la primera vez que utilicé esta pala fue una sesión bastante dura y acabé llorando de dolor por primera vez y hoy no… siento chorrear algo por mi pierna, me miro y me doy cuenta que me he corrido, no me lo puedo creer, es la primera vez que me corro con golpes, no recuerdo en qué momento exacto me pasó, ni siquiera sentí que me había corrido ¿sería por mi concentración extrema y el disfrute? no sé pero lo que me importa es que por fin lo he conseguido, necesito decírselo a Amo pero espero unos golpes más. El culo me arde literalmente.
-Para ya por favor.
Amo se detiene y se coloca a mi lado apoyando mi cabeza en su pecho, relajándome pero no puedo esperar más para contarle la impensable sorpresa.
-Mira –le digo contenta señalando mi pierna.
La cara de Amo es un poema, yo no me lo esperaba pero ÉL menos todavía. Su cara refleja orgullo, tanto como la mía. La fusión de orgullo, felicidad, satisfacción, placer, dolor…etc. brotan por mi cuerpo.
-Masoquista de mierda –se ríe y mete dedos en mi interior y los mueve rápidamente- que hija de puta. Ya hemos llegado a donde yo quería. No sabes lo feliz que me acabas de hacer. ¿Y esa cara de felicidad?
La sonrisa me delata, no puedo ocultar mi felicidad, no separo mi mirada de Amo en ningún momento haciéndole partícipe de mi felicidad y el salón como escenario de la obra. El ambiente huele a humedad. Miro la pala que descansaba en el sofá con sangre.
-¿Tengo sangre?
-Sí.
-Que guay, la otra vez no lo conseguimos y hoy sí –digo satisfecha.
-Hemos llegado a unos 300 golpes. Si te preguntabas si la gente se corría con los golpes, aquí lo tienes.
Sabía que la gente se corría con los golpes, pero yo nunca había llegado a eso y hoy más que nunca me queda bastante claro jeje. 300 golpes…parece mentira lo corto que se hacen, no imaginaba que había llegado a tantos. Amo me da agua, la necesito, estoy sedienta jeje.
-Me duele mucho.
-Como no te va a doler, si lo tienes en carne viva, nos hemos llevado carne por delante. Tienes un cuerpo perfecto para azotar.
Madre mía, estoy flipando en colores, nadie sabe lo feliz y contenta que estoy, aunque Amo me vio la cara en todo momento y lo sabe.
-Te iba a preguntar que como estás pero ya veo que bien.
-Sí – me río.
-Eres una campeona –dice Amo orgulloso y añade -: lo peor de todo esto es que el cuerpo te va a pedir más.
Me siento fuerte aunque un poco exhausta por el plácido momento y demás. Me desata despacio y me ordena ir a lavarme para quitar la sangre. Me asombro al verme en el espejo, alucino y pido por favor a Amo que me eche una foto, es digno de guardar este momento. Lavo la pala y mientras Amo me cura la herida doy un grito cuando me echa alcohol. Después limpio el suelo que había manchado con alguna gota de sangre. Reposo en la cama bocabajo unos instantes mientras Amo termina de curarme y me preparo para lo que viene ahora: agujas. Las ganas se notan a leguas pero tengo algo de “miedo” por ser algo desconocido y que me va a producir bastante dolor. Me coloco bocarriba con las piernas abiertas para un mejor acceso y Amo me echa cristalmina para dar comienzo con la primera aguja en el labio derecho, me tapo la cara con la almohada y la quito ante la regañina de Amo, pincha la aguja… diooos! ¡Qué dolor! Doy un gritito, suspiro, echo el aire por la boca, ladeo mi cabeza a un lado y cierro los ojos mientras me acostumbro al dolor, es fugaz, solo se siente el pinchazo y la aguja entra rápidamente, una vez puesta no duele nada, parece que no la tienes ahí clavada. Después Amo me coloca agujas en la parte superior, lo que viene siendo el monte de venus y coloca ocho agujas poco a poco formando como una especie de abanico para decorar. Ahí las agujas no duelen, algunas prácticamente ni las sentí, el pinchazo y nada más sintiendo como rompe la piel. Termina con las agujas en el coño, tapo mis ojos cada vez que va a insertar aguja y cuando la coloca y me recupero los abro y miro, le pido que me deje hacerlo ya que me concentro más, me lo concede, coloca tres en cada labio haciendo un total de catorce agujas. Las cinco que me quedaban en los labios entran algo mejor ya que Amo lo hace un poco más rápido haciéndolo más ameno y llevadero. El labio izquierdo me duele un poco más que el derecho pero ya me he acostumbrado al dolor profundo que produce. Reconozco que creía que iba a ser peor a pesar de lo que duele. Echamos foto (que reservo para mí jeje) y me quita las agujas con templanza, esto sí que no duele nada, estoy relajada mientras Amo me las va sacando poco a poco y después me cura y limpia la escasa sangre que me ha salido.
-¿Qué tal estás?
-Bien- y sonrío tan pancha.
-Eres una guerrera –y me besa añadiendo -: ¿Repetirías?
-Si.
-¿Tú eres consciente de lo puta y zorra que eres? ¿Tú lo sabes?
-Sí, lo sé jajaja.
El dolor en el pecho reside por la fricción de las cuerdas, el culo me duele horrores, apenas puedo andar ni sentarme pero merece la pena, un logro conseguido… Porque nosotros no superamos metas, nos las comemos ¿verdad Amo? Jeje 😊
 GRACIAS MI AMO.



Daira

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