Otras dos
largas semanas sin ver a Amo, acostumbrada a tener siempre una por semana cada
vez se me hace más cuesta arriba pasar tanto tiempo sin sesión. El día lo paso
algo tranquilo aunque conforme van pasando las horas me pongo algo más
nerviosa, hoy sabía que probaríamos agujas en el coño. Preparo todo lo
necesario para tenerlo listo antes de irme a trabajar para no andar con prisas
luego y olvidarme de algo. Me encuentro con Amo, mientras esperamos que nos den
la cena me ordena irme al baño a ponerme unas bolas chinas que me había
comprado yo misma y tenía ganas de probar. Cuando estoy lista salgo y sonriendo
llego donde está Amo.
-¿Qué tal?
–me pregunta algo burlón diría yo.
-Bien, madre
mía como me tiembla esto –me río.
-Me alegro,
verás que divertido va a ser el paseo de vuelta al coche.
Se sigue
cachondeando. Durante la cena no puedo ocultar mi excitación, estoy totalmente
empapada y cada vez que me muevo siento la vibración aún más. Resoplo, sonrío,
sudo… y Amo se lo pasa pipa viéndome.
Camino a
casa y la rutina de siempre (permiso para entrar, saludo a los gatillos,
hablamos, le recuerdo el concurso de saludos del grupo…etc.). Mientras Amo se
ducha espero fuera a que salga, me entretengo con el móvil para hacer tiempo y
que pase rápido. Al salir me ordena atarle los botones de la camisa y lo hago
con gusto y ánimo y después a prepararme mientras ÉL prepara los materiales
necesarios. Solo tenía orden de medias y tacones y yo le añado un conjunto de
ropa interior negro. Lavo la cola anal y salgo hacia el salón para encontrarme
con Amo y antes de que ni siquiera le dé tiempo a decirme nada le digo:
-Tengo que
quitarme esto –refiriéndome a las bolas chinas.
-¿No te las
has quitado?
-No.
-Buena
chica, ve a quitártelas.
Ahora sí,
lista del todo. Amo me sigue con la mirada mientras me voy acercando a ÉL, coge
mi mano y me susurra:
-Qué buena
estás – y nuestras lenguas se entrelazan durante unos segundos mientras le
rodeo la cintura con mi mano y le acaricio.
Me apoyo en
la mesa grande con el culo bien expuesto y Amo me da un azote muy fuerte en
cada una de las nalgas, permanezco quieta durante unos segundos ya que Amo ha
desaparecido y cuando vuelve me azota de nuevo, esta vez dos azotes en la nalga
derecha. Me azota bastante fuerte, el dolor permanece durante largos segundos.
-Nada que no
se te marca –refiriéndose a la mano para el concurso.
Jo, pues
vaya. Me incorporo y ordena quitarme el tanga y sujetador e ir a ponerme la
cola anal, me meto al baño y me la intento poner, no puedo joder ¿Qué me pasa?
Ni que fuese la primera vez que me la pongo… me coloco en el espejo de la ducha
para verme mejor el culo y nada…me pongo nerviosa, igual si tardo más de la
cuenta Amo me regaña asique con lo poquito que había conseguido meter salgo del
baño sujetándomela con las manos y le digo con algo de miedo:
-No puedo
ponérmela, se me cae.
Se coloca
delante de mí y siento presión, me chupa los pezones mientras intento ponérmela
de nuevo…pues sí, así cualquiera se la pone…madre de dios…me agito…
-¿Estabas
hoy nerviosa o qué?
-Un poco –
le digo algo tímida.
-Tranquila-
me dice.
Pero por
supuesto que la cola no entra. Me apoyo en la mesa redonda, Amo me chupa el
culo y me la pone él despacio hasta que consigue entrar entera.
-¿Mejor?
Le asiento. Me coloco en mitad del
salón y me ata, formando una figura que practicamos el viernes pasado en casa
con más gente. Se asegura de que cualquier problema que tenga con la espalda se
lo haga saber, sabe el problema que tengo. Esta vez me ha apretado más las
cuerdas, las voy sintiendo cada vez más fuertes sobre mis brazos y mi cuerpo, estoy
inmovilizada totalmente por la parte de arriba y no puedo negar que me encanta. Es una muy parecida a ésta.
La cola anal
se me cae poco a poco y se lo digo a Amo que me la quita de inmediato. No
pierde el tiempo y simultáneamente tira de mi pezón, me hace cosquillas y le
miro con sonrisa picarona y bueno, reconozco que me tuve que aguantar la risa
un poco. Una vez atada va a la cocina a por las tijeras para cualquier
emergencia. Me toca el sexo.
-Joder como
estamos por aquí ¿no? es ponerte una cuerda y mojarte, zorra.
Mi
excitación era evidente y sonrío. Permanezco inmóvil con la mirada al frente
mientras escucho como prepara algo en la mesa, el sonido me resulta familiar y
qué duda cabe que miro por supuesto, está preparando chapas y ya de paso miro a
la otra mesa donde están todos los objetos y los cuales tres de ellos son desconocidos:
un tubo, un palo largo de madera y una pala de cocina (había probado otras pero
esa no).
-¿Estás
bien?
-Sí Amo.
La sonrisa se
me quita de la cara enseguida mientras escucho a Amo atentamente.
-Ahora vamos
a hacer una cosa que no te va a gustar pero a mí sí –me susurra lentamente al
oído derecho.
Me lleva
hacia la mesa y señala con la mano las chapas.
-Tu cama.
¿Por qué no
me va a gustar? Pues sí, me gustó. Por la altura de los zapatos no puedo
apoyarme bien en ellas asique Amo me quita los zapatos mientras ataca a mi coño…me
encojo, jadeo…que tarde que tarde en quitarme los zapatos Jiji. Ya descalza
vuelvo a mi posición.
-Yo tengo un
problema contigo –y se restriega con su patente erección por mi culo.
Sonrío
pervertida. Me tumbo sobre las chapas, creo que unas ocho por la barriga y una
en cada teta. Apenas las siento, no duelen nada y aviso a Amo que parece ser
que no le importa, la idea es que esté incómoda, ¿ves? En eso lleva razón…
estoy incomodísima, cabeza apoyada en la mesa, cuerpo en las chapas que se
clavan cada vez más y las piernas flexionadas porque si las estiro no llego a
las chapas. Me azota duramente con la mano y dejo de sentirle, va creo que al
baño, no veo porque el pelo me tapa la cara pero más o menos siento donde va,
después a la cocina o al otro baño no estoy segura y escucho el grifo ¿qué
estará lavando ahora?. Cuando vuelve algo mojado roza mis nalgas para segundos
después chocar duramente en ellas, identifico rápidamente que es una toalla.
-¿Qué tal?
-Bien –la
verdad que apenas me había dolido.
-Hacía mucho
que quería probar con una toalla mojada. Qué buen invento. Del uno al diez,
dime número.
-Seis – y da
otro que se convierte en siete.
En el
siguiente mi pierna se eleva y mi boca se queja.
-Este si ha
dolido ¿eh?
Ignoro su
comentario de mofa.
-Ya te dije
que subiríamos niveles y que te ibas a acordar de mí mucho tiempo y hoy vas a
sufrir.
Incontables
veces la toalla impacta contra mis nalgas que poco a poco van entrando en calor
al unísono con mi cuerpo. Me azota en las manos también ya que las tengo atadas
y caen justo en el culo. Cambia de objeto, uno nuevo que no diferencio bien, es
el palo de madera que le regaló el Señor Akash y Galya en la boda, joder como
duele, mi pierna izquierda se levanta prácticamente en cada golpe que me
propina en mis húmedas y doloridas nalgas y en la pantorrilla de ambas piernas,
dios ahí sí que no aguanto, mi respiración se corta en varias ocasiones y gruño,
respiro profundamente para recuperarme, las piernas están en un constante
temblor todo el rato, supongo que será de tenerlas flexionadas y recibiendo los
contundentes golpes. El pelo me tapa la cara y me molesta, el sonido típico de
escupitajo le indica a Amo que me lo retire y pilla la indirecta de inmediato.
Se lo agradezco. Aprovechando la toalla Amo me la pasa lentamente por las
nalgas, la verdad que alivia porque te refresca pero a la vez te duelen más los
golpes. Un objeto nuevo se abre paso en mi culo pero esta vez sí sé qué es, es
una fusta con pinchos que he comprado yo misma y tenía ganas de probar. La
sensación es brutal, me encanta pero duele mogollón, como mecanismo de
protección tapo el culo con las manos tanto como me permiten las ataduras pero
la quito rápido para no correr riesgos innecesarios. Oigo dejar la fusta en la
mesa y coger otro objeto. Me ordena abrir las piernas y con el palo de la pala
de cocina me azota en la entrepierna, de un lado a otro y después en el coño,
mis piernas se cierran automáticamente y me regaña. Me quejo, gruño, frunzo el
ceño, cierro fuerte los ojos, hago muecas de dolor, el dolor es insoportable.
Mete un dedo en mi culo al unísono con los golpes en el coño, me restriega los
flujos por culo y coño pero no deja de golpearme. Tengo las piernas entumecidas
y las muevo un poco para avivarlas pero no surte efecto. Deja la pala y
respiro, vuelve a pasar la toalla por las nalgas y me folla por el culo
despacio, suave y a continuación acelera ritmo, intensidad y aumenta el placer.
Tira de mi pelo y mi cabeza se tensa, me encanta eso.
-Uf de
verdad que me encanta tu culo, que rico –murmura Amo mientras jadea.
Me excito
más de escuchar los sonidos de Amo. Me clavo la cuerda en el pecho y el cristal
de la mesa en el coño y a pesar de que el dolor es bastante molesto no quiero
parar. Vuelvo a tirar otro mensaje subliminal para que me retire el pelo de la
cara, lo hace, me escupe y me lo restriega. Tras varias embestidas más se
detiene, va al baño, a la cocina y mientras descanso y respiro. Tengo la boca
seca, necesito agua y justo cuando Amo regresa y me incorporo quitándome las chapas
que se han quedado pegadas en mi cuerpo, Amo me ofrece un vaso de agua, joder
parece que lo sabía. Me siento algo exhausta de la dosis de azotes que acabo de
recibir y del sexo. Me da ÉL mismo para beber ya que yo no puedo, muevo las
piernas porque siguen entumecidas y poco a poco parece que vuelven a la
normalidad. Pido que me coloque un poco la cuerda del pecho ya que me duele
bastante.
-Si
necesitas descansar, aprovecha ahora.
Nos
colocamos enfrente de la otra mesa, Amo me rodea la cintura y me inclino hacia
delante exponiendo el culo. Coge un tubo, respiro al verlo.
-No olvides
parar si lo necesitas porque te voy a dar fuerte –me avisa.
Me golpea
duramente con él innumerables veces, los pies se deslizan hacia delante y hacia
atrás, gruño, me quejo… Amo me enseña el tubo y…está roto!!!
-Por algo te
digo culo piedra.
-¿Lo he
roto? –pregunto sorprendida.
-Sí.
Coge la pala
de cocina usada anteriormente en el coño y se repite la misma acción que antes
y no me refiero solo a los innumerables y dolorosos golpes, a mis quejas, a mis
gruñidos…sino a que también la rompo. Amo la tira en la mesa.
-¿La he roto
también?- pregunto atónita mirando a Amo.
Parece de
coña esto, no doy crédito. Amo coge la pala con placas metálicas.
-A ver si
rompes esta también –se mofa y hago un gesto de: ni de coña, esa no se rompe y
Amo lo suscribe -: Esta no se rompe.
-Lo sé – y
ambos reímos.
-Si
necesitas descansar hazlo las veces que haga falta, te voy a dar muchos y
seguidos. Te informo que llevas ya 130.
-¿130? ¿Entre
el tubo y la pala?
-Sí.
Prepárate, respira por la nariz y suéltalo por la boca. No cuentes los golpes,
concéntrate.
-No, si no
estoy contando. Te lo prometo.
Obedezco a
Amo, hago las respiraciones y me concentro. Las piernas me siguen temblando, no
han parado en toda la sesión, que cosa más rara.
-Me da igual
que tiembles lo que quieras –dice serio.
Los golpes
con esta pala son profundos, intensos, se clavan, los atesta con potencia, es
un dolor concentrado pero no puedo negar que me gusta, me voy moviendo involuntariamente
por el salón mientras Amo me tiene cogida, subiéndome las manos con las
ataduras llevándome a los noventa grados mientras me golpea, las
manifestaciones son semejantes todo el rato: las piernas se elevan, me
incorporo, vuelvo a inclinarme, gruño, me quejo… Amo sigue rodeándome la
cintura y golpeándome duramente, el culo lo tengo muy dolorido pero soy incapaz
de parar, sigo aguantando y acumulando golpes… ¿Cuántos llevare? Puf qué sé
yo…no estoy en eso. Me atrevo a decir que es la primera vez que me noto tan
concentrada en los golpes, disfrutándolos como nunca antes del inmenso dolor
que me produce, necesitando cada golpe cada vez más, a cada duro golpe que me
atesta más necesito… la primera vez que utilicé esta pala fue una sesión
bastante dura y acabé llorando de dolor por primera vez y hoy no… siento
chorrear algo por mi pierna, me miro y me doy cuenta que me he corrido, no me
lo puedo creer, es la primera vez que me corro con golpes, no recuerdo en qué
momento exacto me pasó, ni siquiera sentí que me había corrido ¿sería por mi
concentración extrema y el disfrute? no sé pero lo que me importa es que por
fin lo he conseguido, necesito decírselo a Amo pero espero unos golpes más. El
culo me arde literalmente.
-Para ya por
favor.
Amo se
detiene y se coloca a mi lado apoyando mi cabeza en su pecho, relajándome pero
no puedo esperar más para contarle la impensable sorpresa.
-Mira –le digo
contenta señalando mi pierna.
La cara de
Amo es un poema, yo no me lo esperaba pero ÉL menos todavía. Su cara refleja
orgullo, tanto como la mía. La fusión de orgullo, felicidad, satisfacción,
placer, dolor…etc. brotan por mi cuerpo.
-Masoquista
de mierda –se ríe y mete dedos en mi interior y los mueve rápidamente- que hija
de puta. Ya hemos llegado a donde yo quería. No sabes lo feliz que me acabas de
hacer. ¿Y esa cara de felicidad?
La sonrisa
me delata, no puedo ocultar mi felicidad, no separo mi mirada de Amo en ningún
momento haciéndole partícipe de mi felicidad y el salón como escenario de la
obra. El ambiente huele a humedad. Miro la pala que descansaba en el sofá con
sangre.
-¿Tengo
sangre?
-Sí.
-Que guay,
la otra vez no lo conseguimos y hoy sí –digo satisfecha.
-Hemos
llegado a unos 300 golpes. Si te preguntabas si la gente se corría con los
golpes, aquí lo tienes.
Sabía que la
gente se corría con los golpes, pero yo nunca había llegado a eso y hoy más que
nunca me queda bastante claro jeje. 300 golpes…parece mentira lo corto que se
hacen, no imaginaba que había llegado a tantos. Amo me da agua, la necesito,
estoy sedienta jeje.
-Me duele
mucho.
-Como no te
va a doler, si lo tienes en carne viva, nos hemos llevado carne por delante.
Tienes un cuerpo perfecto para azotar.
Madre mía,
estoy flipando en colores, nadie sabe lo feliz y contenta que estoy, aunque Amo
me vio la cara en todo momento y lo sabe.
-Te iba a
preguntar que como estás pero ya veo que bien.
-Sí – me
río.
-Eres una
campeona –dice Amo orgulloso y añade -: lo peor de todo esto es que el cuerpo
te va a pedir más.
Me siento
fuerte aunque un poco exhausta por el plácido momento y demás. Me desata
despacio y me ordena ir a lavarme para quitar la sangre. Me asombro al verme en
el espejo, alucino y pido por favor a Amo que me eche una foto, es digno de
guardar este momento. Lavo la pala y mientras Amo me cura la herida doy un
grito cuando me echa alcohol. Después limpio el suelo que había manchado con
alguna gota de sangre. Reposo en la cama bocabajo unos instantes mientras Amo
termina de curarme y me preparo para lo que viene ahora: agujas. Las ganas se
notan a leguas pero tengo algo de “miedo” por ser algo desconocido y que me va
a producir bastante dolor. Me coloco bocarriba con las piernas abiertas para un
mejor acceso y Amo me echa cristalmina para dar comienzo con la primera aguja
en el labio derecho, me tapo la cara con la almohada y la quito ante la
regañina de Amo, pincha la aguja… diooos! ¡Qué dolor! Doy un gritito, suspiro,
echo el aire por la boca, ladeo mi cabeza a un lado y cierro los ojos mientras
me acostumbro al dolor, es fugaz, solo se siente el pinchazo y la aguja entra
rápidamente, una vez puesta no duele nada, parece que no la tienes ahí clavada.
Después Amo me coloca agujas en la parte superior, lo que viene siendo el monte
de venus y coloca ocho agujas poco a poco formando como una especie de abanico
para decorar. Ahí las agujas no duelen, algunas prácticamente ni las sentí, el
pinchazo y nada más sintiendo como rompe la piel. Termina con las agujas en el
coño, tapo mis ojos cada vez que va a insertar aguja y cuando la coloca y me
recupero los abro y miro, le pido que me deje hacerlo ya que me concentro más,
me lo concede, coloca tres en cada labio haciendo un total de catorce agujas.
Las cinco que me quedaban en los labios entran algo mejor ya que Amo lo hace un
poco más rápido haciéndolo más ameno y llevadero. El labio izquierdo me duele
un poco más que el derecho pero ya me he acostumbrado al dolor profundo que
produce. Reconozco que creía que iba a ser peor a pesar de lo que duele. Echamos
foto (que reservo para mí jeje) y me quita las agujas con templanza, esto sí
que no duele nada, estoy relajada mientras Amo me las va sacando poco a poco y
después me cura y limpia la escasa sangre que me ha salido.
-¿Qué tal
estás?
-Bien- y
sonrío tan pancha.
-Eres una
guerrera –y me besa añadiendo -: ¿Repetirías?
-Si.
-¿Tú eres
consciente de lo puta y zorra que eres? ¿Tú lo sabes?
-Sí, lo sé
jajaja.
El dolor en
el pecho reside por la fricción de las cuerdas, el culo me duele horrores,
apenas puedo andar ni sentarme pero merece la pena, un logro conseguido… Porque
nosotros no superamos metas, nos las comemos ¿verdad Amo? Jeje 😊
GRACIAS MI AMO.
Daira
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