jueves, 15 de febrero de 2018

Pruebas...


Una vez que Jota está preparado me ordena quitarme toda la ropa y yo lo hago sin pensármelo dos veces. Totalmente desnuda, con tan solo el collar de perrita en mi cuello me coloca delante de él, me empieza a tocar suavemente y mete un dedo en mi interior. En la mesa Jota había preparado, hasta donde yo pude ver, toallas, mordaza, pala, pezoneras con cadena, cuerda, antifaz y pinzas de la ropa, y delante de ésta una silla, ¿va a usar todo? me pregunto pero no me alarmo, estoy preparada para lo que vaya a pasar.
-Siéntate en la mesa – me dice bajito y cumplo sin más.
Sentada en ésta, me pone un antifaz.
-¿Esto te gusta verdad? – me pregunta y noto como se ríe perverso.
Asiento con otra sonrisa perversa en mi boca. Me tumba boca arriba y con los brazos estirados hacia arriba me ata las manos, pasea durante unos minutos algo por mi cuerpo, por su suavidad y la sensación que me provoca creo que es una pluma, pero solo creo, me excita y cuando me la pasa por el lado siento cosquillas, unas cosquillas que me hacen mover la comisura de la boca pero no me río, no sé si eso a Jota le gustará y me contengo, con delicadeza me chupa los pezones, primero uno y luego otro. Me coloca las pezoneras y doy un respingo al notarla pero no duele, me da morbo saber que las tengo puestas y me excito. Oigo la silla, supongo que Jota se habrá sentado en ella y comienza con su particular saqueo a mi clítoris, lo toca, lo mueve, lo chupa, lo lame, lo redondea, me estimula…va a mi entrepierna y la acaricia con la boca, la chupa y la muerde suave… jadeo.
-¿Te gusta así?
-Sí –respondo con gimoteo.
Jota sigue y a la vez hunde dedos en mí, los mueve hacia arriba como si a alguien le estuviera diciendo ven, sus dedos aumentan el ritmo y me vuelvo loca, me encanta y chillo. Me arqueo y mi movimiento hace que tire de las cuerdas y me aprieten. Se me duermen las manos, apenas las puedo mover, sé que debería decírselo a Jota pero no quiero estropear el momento, me concentro en mi placer, pero un cosquilleo recorre todo mi cuerpo, me aprietan mucho y necesito mover las manos.
-¿Me puede aflojar un poco las cuerdas, por favor? no siento las manos, consigo decir y Jota sin espera lo hace. Se lo agradezco.
Durante un tiempo Jota continúa intercalando dedos con cunnilingus y ambas cosas a la vez. Siento que me hago pis, ¿por qué? Los dedos hacen que yo sienta esa sensación. Noto como se pone a mi lado y me acerca su pene a mi boca, me la meto y la saboreo gustosa, segundos después vuelve a su sitio y me penetra como solo él sabe que me gusta, despacio y luego sube el ritmo, tan rápido que casi no puedo respirar, se me junta un gemido con otro pero me encanta sentirlo dentro de mí con esa fuerza tan exigente y propia de Jota. Me muevo, arqueo, gimo, gozo, me toca el clítoris mientras me penetra y me vuelvo loca.
-¿Estás preparada?
-Sí – respondo sin tener la menor idea de para qué tengo que estarlo.
Jota me echa algo en el clítoris ¡Joder, como escuece!, durante unos segundos aguanto esa rara y extraña sensación y rápidamente se me pasa, estoy que ardo y más literal imposible. Reconozco que no me ha disgustado del todo. Durante segundos soy consciente de que estoy sola, no siento a Jota en ningún lado, no sé dónde ha ido, pero poco después lo sé ¡El Hitachi!!! Lo enciende y al oír la vibración sonrío mimosa, parezco una niña con un juguete nuevo 😊. Me penetra por delante despacio y lo posa sobre mi clítoris. Me encanta la sensación. Me lo da para que lo disfrute y lo poso sobre mi ardoroso y caliente clítoris. Jota me penetra por el ano despacio y un suave gesto de mi mano en su brazo le hace saber que quiero que pare, me duele y la saca para volver a penetrarme por delante.
-¿Mejor? – me pregunta.
-Sí, respondo aliviada.
Jota entra y sale en mí con facilidad mientras yo juego con el Hitachi pero éste no está satisfecho, sabe que no me lo estoy poniendo como debería, me lo quita y me lo pone con fuerza.
-Así es como te lo tienes que poner – me grita enfurecido.
Gimo, me retuerzo, mi vello se eriza, por un momento siento que me voy a caer de la mesa al estar en el mismísimo borde de ésta.
-Abre las piernas.
Lo intento pero no puedo, automáticamente las cierro, ese placer y tortura al mismo tiempo dificulta que las pueda abrir.
-Abre las piernas Daira –me grita.
Tras varios intentos de abrir y cerras las piernas que me produce la inercia, al final desisto y dispuesta a colaborar las abro, tengo que permanecer abierta o Jota se enfadará más. Emito sonidos que ni yo misma sé de dónde me salen pero ni corta ni perezosa sigo, gimo, me tiemblan las piernas, me agarro a la mesa como puedo, me cojo la pierna izquierda para evitar cerrarlas, me muerdo el brazo, siento como roza la pared en mi cabeza, de la mesa no me he caído pero veo que al final me subo por las paredes literalmente, no puedo más y me corro. Jota sigue ofreciéndome un episodio tremendo de placer y yo entregada chillo, mi cuerpo se eleva y Jota me tapa la boca para negarme los gemidos. ¡Por dios que tortura! Necesito gemir, no puedo aguantarlo. Me quita la mano y segundos después me grita que me calle. Joder. Cierro la boca como puedo pero es imposible contenerse y los gemidos me salen por todos los lados posibles y por haber de mi boca, tengo que acallar mis gemidos, temo que se enfade más asique me ayudo con la mano y la pongo sobre mi boca. Por segunda vez llego al orgasmo.
Cuando se ha explayado con el Hitachi lo para y yo por fin puedo respirar, pero por poco tiempo ya que ahora le toca el turno a él, a su lengua, la pasea por mi clítoris , la mezcla de placer acumulado del alcohol, el Hitachi, cunnilingus…. provoca que esté más sensible que nunca y siento su lengua como nunca antes.
-Me encanta comerte el coño – me dice.
Sigo con mis sonidos peculiares mientras Jota sigue plasmado en mi centro del deseo.
-¿Quieres que pare?
-No – le contesto sin un ápice de vergüenza y con una sonrisa picarona.
-Si es que eres una zorra.
Vuelvo a sonreír y sigue durante un largo rato, el suficiente para darme tiempo al tercer orgasmo, mis piernas vuelven a temblar y mi cuerpo se arquea. Jota me baja de la mesa y me pide que se la coma. Entregada lo hago. Me vuelvo a sentar en la mesa y me vuelve a penetrar. Me tumbo y recibo sus embestidas.
Me lleva con cuidado a la habitación ya que permanezco todo el rato con el antifaz. Estoy temblando, apenas puedo moverme, las piernas me flojean y me cuesta estar de pie, me asusto y me siento en la cama ¿qué me pasa? ¿Es normal? Supongo que sí, que será por las sensaciones y emociones vividas segundos antes, ya me ha pasado en otra ocasión.
-¿Estás bien?
Asiento.
-Ahora vas a temblar más –me dice.
Joder. Me pide que abra las piernas ¡Ya estamos otra vez con la apertura de piernas! Me coloca una barra separadora en los pies, ésta me imposibilita cerrarlas ya que es de metal. Me toca con el vibrador y me tapa la boca y la nariz, no puedo respirar ni gemir, no, eso sí que no, le pongo la mano en el brazo como respuesta a que pare y niego con la cabeza. Lo entiende y para de inmediato. Jota me susurra cosas al oído, no recuerdo el qué.
-Vamos a leer un poquito- se mofa
Que gracioso oye. Me pide que levante los brazos y ponga las manos en bandeja, me coloca un libro en cada una.
-Si se te caen te enteras – me advierte.
Asiento. Por mi integridad física más me vale que no se me caigan. Me pone el Hitachi, ahora sí que la hemos liado. No aguanto ni de coña. Sé que quiere que se me caigan pero no pienso darle ese gusto. Los brazos me decaen un poco pero antes de que me dé tiempo a subirlos Jota ya se ha dado cuenta y me regaña. Los subo sin pensármelo. Tiemblo de placer y no puedo cerrar las piernas, la inercia hace que me agache, que las doble.
Jota me da el Hitachi, se sube a la cama y me acerca su polla a mi boca. Se ve que es la altura perfecta sin necesidad de agacharme. La saboreo mientras me deleito con el Hitachi y la tortura de no poder cerrar las piernas hace que las siga doblando, que siga temblando. Gimo y disfruto de su polla. Se baja y se sienta en la cama, yo sigo con mi loco vibrador pero me he bajado la intensidad ¡necesito respirar!
-Siéntate sobre ella
 Me siento encima de la polla y me muevo como puedo. Se sale, la vuelvo a meter, se sale, Jota se enfada.
-Te vas a sentar de una vez – me grita enfurecido.
Joder, yo que culpa tengo que se salga. Lo vuelvo a intentar y me acomodo en ella, me echo hacia atrás y me apoyo sobre el hombro de Jota. Creo que estamos enfrente del espejo. Eso me provoca más morbo aunque no pueda verlo.
-¿Quieres que te folle un poquito a 4 patas? – musita en mi oído.
Acepto obviamente y como mejor sé, con mi sonrisita picarona.
-Mira cómo se ríe- se mofa y añade -: Si es que vaya zorra estás hecha.
Me quita el Hitachi y me pide que me toque para él. Me toco mientras sé que me está mirando por el espejo. Nos levantamos y me dice que me siga masturbando. Estoy seca, ¿qué me pasa? Me meto un dedo para lubricar me. Me lleva a un extremo de la cama, me pongo de rodillas y se la como, de nuevo ante el empuje a ésta me dan arcadas, pero esta vez Jota no ha sido tan exigente y no me ha empujado con tanta fuerza, la saboreo como a mí me gusta y sigo con arcadas, joder ¿pero por qué? , no sé qué me pasa, Jota se da cuenta y me pregunta. Pero yo sigo e intento concentrarme y no pensar. ¿Lo estoy decepcionando? Se sienta en la cama.
-Disfrútala- me dice.
Supongo que Jota se ha dado cuenta que algo me pasa y prefiere que lo haga a mi modo. Y así lo hago, durante minutos la degusto como a mí me gusta hacerlo y siento como se va poniendo más erecto el pene.
Me coloco a 4 patas y entra en mí con suavidad, pero por poco tiempo claro está, sus acometidas aumentan de ritmo y yo me acoplo a él en busca de más. Me da rápido y fuerte, chillo, gimo, me encanta. Me agarro a la colcha, tiro de ella. Sus testículos chocan contra mi clítoris y yo me vuelvo loca. El sonido de nuestros cuerpos al chocar es electrizan te. Me tira del pelo, sus embestidas bajan el ritmo, me recompongo, me levanto un poco y cuando menos me lo espero vuelve a subir el ritmo y me empuja para hacerme caer contra la cama y dar mejor acceso. Los dos gemimos.
-Madre mía – musita en señal de placer - ¿Quieres más?
-Sí, pero un poco más y paras por favor – le pido.
-¿Estás bien?
Asiento.
-¿Estás bien? – vuelve a preguntar preocupado.
-Sí, pero ya me duele.
Ambos reímos convencidos, sabemos que le hemos dado muy fuerte.
-Me voy a correr en tu boquita.
Penetraciones fuertes, duras, exigentes, azotes, gemidos, chillidos durante un tiempo y me noto más dolor, a pesar de estar cansada sé que puedo seguir pero el dolor en mi vagina no me deja seguir y le pido que pare.
De pie él y de rodillas yo, busco su placer y que llegue al clímax, pero no llega, supongo que necesita más pero me dice que pare. ¿Por qué no quiere seguir? Supongo que sabe que estoy cansada pero puedo terminarle. Me atrevo a decirle que si quiere terminar pero me lo niega, ¿le habré decepcionado? ¿Lo hace por mí? Sé que ya se ha enfriado. Miles de preguntas pasean por mi mente pero solo él lo sabe…
Daira

lunes, 5 de febrero de 2018

La Secretaria


Me paro en la puerta hasta recibir la orden de entrada.
-Puedes pasar.
Lo hago sin más y me dirijo al salón. Jota se mete en la ducha y yo mientras me preparo: camisa blanca, falda negra lo más corta posible, tacón y labios rojos. Jota sale y yo me sorprendo al ver que no lleva su vestimenta para la ocasión, pero no le doy importancia ni me percato de lo que podría pasar. Al verme murmura:
-Uf madre mía, como señal de que le gusta cómo voy vestida y yo sonrío.
 Me encanta como suena su voz y como apenas unas palabras me hacen saber que le gusto como voy.
-Qué buena estás –me susurra al oído.
 Sonrío. Me coloca de rodillas sobre un cojín en el suelo, frente a la tele, con las piernas bien abiertas y manos en éstas, enciende la tele y me pone una peli.
-Quiero que veas atentamente lo que va a pasar, porque si no es hoy, te va a pasar otro día –me dice. Asiento y continúa -: cuando vuelva empezamos, no te muevas pase lo que pase. Vuelvo a asentir.
Jota desaparece y yo miro sin pestañear la tele, en ella salía una chica atada al techo, semidesnuda y siendo castigada duramente con un cinturón. Solo la idea de pensar que me va a ocurrir a mí ya me atormenta, ¿quiero eso otra vez? –me pregunto desconcertada sin dejar de mirar la peli, no quería moverme por si Jota me vigilaba.
Sale éste, se acerca a mí y para mi sorpresa le veo vestido de militar, mi respiración se acelera al verle, me da morbo y excitación verlo vestido así, a pesar de no poder mirarlo mucho.
-¿Te debía algo no? – me susurra al oído y yo asiento con una sonrisa perversa por concederme uno de mis fetiches, mientras él continúa:
-Qué lástima que te vaya a follar un militar –me vuelve a susurrar bajito al oído.
Yo no digo nada. Solo pienso. ¿Lástima? Pero si estoy deseando... jajaja. Sube calor por mi cuerpo. Me ayuda a levantarme y me lleva hacia la mesa. En ella hay un folio y un boli. No entiendo nada, me descoloca totalmente ver eso ahí pero intrigada espero. Jota me pone las esposas.
-¿Has visto la película <<“la secretaria”>> como te mandé no? – me pregunta.
-Sí Señor – respondo.
Unos días antes de nuestra sesión, me ordenó ver esa película, nada que ver con la que me ha puesto él minutos antes de empezar. Mientras Jota me pregunta y yo respondo toca mi sexo suavemente por encima del culote, mete la mano por debajo, me toca el clítoris y mete un dedo en mi interior para segundos después saborearme en su boca. Yo jadeo, cierro los ojos en señal de placer y morbo a la vez.
-¿Entonces sabrás como te tienes que poner y lo que tienes que hacer no?
-Sí señor.
Rápidamente me pongo en posición y me excito solamente de imaginarme la escena de la peli hecha realidad en mí: manos y brazos estirados sobre la mesa y culo expuesto. 

Mi cuerpo se contrae y mi respiración se acelera al saber que me va a azotar.
-Quiero que escribas <<“Soy la zorra de Amo Jota”>> diez veces y en grande, que tiene que ocupar toda la hoja, cuando acabes dejas el boli ¿lo has entendido?
-Sí señor, respondo.
Comienzo a escribir muy excitada por su orden cuando de repente Jota me da un azote, pero yo apenas lo noto a pesar de la fuerza con la que iba, quiero más. Entro en calor. El folio se iba llenando con la frase ordenada en letra grande, ni yo misma me puedo explicar lo bien que estaba escribiendo con esposas y azotes. Señor me iba azotando cada vez más, duelen, pican, pero no me quejo, me gustan…
-¿Parece que escribes muy rápido no? – Me pregunta mofándose al percatarse que aligero mi forma de escribir, y éste añade -: menuda zorra.
 Sigue con su tanda de azotes. Yo sabía que cuando terminara de escribir Jota pararía.
-Ya está señor – le digo al terminar y dejo el boli en la mesa, tal cual me había dicho. Y así fue, Jota para los azotes, revisa el folio y me hecha fotos. Cuando termina me dice:
-Toma – me da su móvil – échale una foto al folio.
Le echo la foto, la revisamos para ver si ha salido bien, le doy el móvil y me dice:
-Léelo –obedezco y leo.
-Más alto – me exige y lo hago.
-Así me gusta, ¿Quién es tu dueño, Daira? – me pregunta
-Solo usted señor – respondo.


Caminamos hacia la habitación y al llegar a la puerta me paro, yo no iba a entrar hasta que no me lo dijera, pero Jota quería asegurarse y me ordena llevándome a la mitad del pasillo.
-Quieta ahí. Espera aquí.
Jota entra en la habitación, entorna la puerta y a los segundos sale, me pone un antifaz y me lleva hacia ésta. Pasamos de la mano y me coloca en el borde de la cama mirando hacia él.
-Ponte de rodillas –me ordena, obedezco y añade -: Hoy quiero que crezca dentro de ti, búscala.
Deseosa busco su polla, la chupo por encima de los calzoncillos, la beso, quiero tocarla pero no sé si puedo, cuando segundos después me dice:
-Puedes utilizar las manos.
¡Bieeeeen!, era justo lo que necesitaba oír en ese momento y sin pensármelo dos veces la toco, le bajo los calzoncillos, me la meto en la boca y empiezo a chuparla, saborearla, degustarla a mi manera y noto como su polla empieza a crecer dentro de mi boca, a ponerse dura…y dura…y más dura… Pero Jota quiere más y me empuja la cabeza con fuerza para meterla toda dentro de mí y al igual que la anterior sesión, vuelve a salirme una arcada, y otra… 4 veces me empuja a hacerlo y noto como mis ojos se humedecen ante aquel esfuerzo.
-Dale un beso y levántate –me ordena. Le doy un beso en la punta y me levanto, me da la vuelta, restriega mi culo con su paquete y Jota continúa:
-Ponte a 4 patas, lo hago y me ayuda a hacerlo, ya que sigo con el antifaz, obedezco encantada, sé lo que va a pasar.
Y sin pensárselo dos veces Jota introduce su pene en mi interior y yo lo recibo gustosa mientras me embiste suavemente, con una delicadeza que no es propia de Jota pero me gusta, me gusta su manera de penetrarme, sube el ritmo,  incontables penetraciones se hunden en mí y Jota me toca el clítoris, le da golpecitos y el calor sube por instantes a la vez que me excito cada vez más.
-Madre mía estás empapada – me dice gustoso, deseoso y a mí me enloquece su manera de demostrarme que le gusta, que él lo está disfrutando tanto como yo. 
Me da un bofetón, sin venir a cuento, supongo que el momento de excitación le hizo hacer eso, no entendí por qué lo hizo pero no me importó, me gustaba.
-¿Te gusta?
-Sí.
Pero para Jota esa respuesta no era válida y me da otro bofetón.
-¿Sí qué? –me pregunta exigente.
-Sí señor – respondo.
Sabía perfectamente lo que me faltaba. Jota alterna sus penetraciones, fuerte, suave, fuerte, suave… y yo me enloquezco, me encanta y jadeo, los dos jadeamos.
-¿Te gusta que te follen eh?
Embestidas, gemidos…
-¿Estás disfrutando Daira? –me pregunta.
-Sí señor.
Durante las exigentes penetraciones, me abre la boca y me la empuja hacia atrás por los laterales de ésta para dificultar mis gemidos.
Me desabrocha el sujetador y me acaricia la espalda de arriba a abajo pero no me lo quita ni se cae ya que aún llevo la camisa puesta y ésta lo sujeta.
-Que suave – dice.
 Me azota. Me mete un dedo en el culo, sé perfectamente por qué lo hace, me lubrica, me dilata y dice:
-¿Te tendré que dilatar para cuando te estemos follando dos a la vez no?
Calor, noto un calor salir de mi cuerpo, ardo ante tal pensamiento y me pongo cardíaca.
-Joder –resopla.
Y a mí me vuelve loca su manera de hacerme saber que le está gustando.
-Quiero probar tu culito – me dice bajito y sigue: - ¿Quieres que te folle por el culito? Asiento. No digo nada más.
Durante varios minutos sigue intercalando el ritmo de sus embestidas y algún que otro azote, me coge los pezones, tira de ellos y se detiene. Cuando creo que me va a follar el culo dice:
-Túmbate boca arriba.
¿Qué? ¿Cómo? no entiendo nada pero obedezco, me quita las esposas, la falda y el culote y añade:
- Quítate la camisa y el sujetador, ahora vuelvo, oigo la puerta y se va.
¿Dónde irá? –me pregunto intrigada, oigo el grifo y sé que está en el baño, pero no puedo perder tiempo, cumplo las órdenes de Señor y me quedo totalmente desnuda mientras mi respiración vuelve a la normalidad. Jota vuelve, me quita los zapatos y sin esperarlo me chupa el pezón derecho despacio y yo gimo, lo chupa con fuerza, lo succiona, lo aprieta y me vuelve loca, después coge el izquierdo, lo pellizca y siento un dolor placentero y extraño, mis pezones estaban tiesos, me besa el cuello, oigo su respiración, la suya y la mía se encuentran y van a mil, me acaricia la cara lentamente y me da un suave y dulce beso en la boca.
-Descansa que te quiero de nuevo a 4 patas ahora después.
Asiento con la respiración entrecortada. Estoy muy excitada y quiero más, sé para lo que Jota me quiere a 4 patas otra vez.
-¿Estás bien? –me pregunta.
-Sí, respondo muy bajito con una dulce sonrisa.
-Vuelve a tu posición –me ordena y encantada de la vida cumplo esa orden.
En posición de 4 patas, Jota me introduce la cola anal y mete dedos en mi interior, toca mi clítoris, lo masajea y se chupa los dedos .Saca la cola anal y me  lubrica escupiendo saliva en el ano e introduciéndome dedos y acto seguido me penetra por detrás y me entrego a él, totalmente dispuesta a lo que me pida y exija. Me empala despacio y con penetraciones suaves, al igual que momentos antes por la vagina, alterna una más fuerte y otra suave…fuerte y suave… y grito de placer.
-¿Reconoces este ruido? – me pregunta con picardía.
-Sí señor – respondo deseosa al escuchar la vibración del Hitachi.
-Toma, disfrútalo.
Lo cojo y gustosa me lo aprieto contra el clítoris mientras Señor me embiste, me azota y noto como disfruta.
-¡Joder, que gusto Daira! – Le oigo decir y añade -: Me encanta tu culo, me vuelve loco. Córrete para mí, me anima y yo me deleito con el vibrador, pero aún no estoy lista para ello y Jota sigue con su empalamiento. Grito, jadeo, tiemblo y me dice - : Cuando te vayas a correr me avisas, y ya veré si te dejo que lo hagas o no. Asiento y tras varias embestidas más mi cuerpo tiembla y mis piernas flojean pero Jota se da cuenta y me dice -: Aguanta Daira, no te corras todavía, disfruta.
Y lo hago, gustosa de cumplir su misión sigo disfrutando del momento que me ofrece el vibrador y del sexo, ese exigente sexo con el que Jota me hace vibrar.
-Me voy a correr en tu boquita.
Yo no digo nada, Jota me tira del pelo y mi cabeza se inclina hacia atrás para darle un mejor acceso a la boca, mientras me introduce dedos en mi interior y me da para saborearme, morbosa le chupo el dedo índice y corazón como si de su polla se tratara, repite la acción y ahora es él quien lo chupa y saborea.
-¿No te quieres correr o qué? – me pregunta enfurecido. Se ríe y añade -: Menuda zorra estás hecha.
Ante ese comentario, me río con picardía por lo bajito sin que él pueda verme.
-¿Quieres más?
-Sí señor.
Se vuelve a reír.
-Zorra.
-Si vieras como tienes el culo de abierto, me encanta –me dice
Jota le da más intensidad al Hitachi, me lo da para que lo siga disfrutando y jadeo, grito de placer, chillo. Me tapa la boca para que no pueda chillar. Para de moverse y yo me entrego, hecho las caderas hacia atrás para recibir al pene, busco mi placer, despacio…suave… entra y sale en mí, jota no se mueve y por un momento soy yo la que tiene el control, la que manda, mi cuerpo flojea y noto como el clímax llega cuando convulsiono y caigo en la cama.
-Ya – le digo cuando me corro.
Varias embestidas después le pido:
-Para, por favor, me duele ya. Ambos sonreímos, Jota para sus penetraciones, le doy el Hitachi, lo para y me ordena que me ponga boca arriba.
-¿Estás bien? – me pregunta como siempre con preocupación.
-Sí, respondo.
Se va y repite la misma operación de antes, va al baño, yo sigo con el antifaz y no veo nada. Cuando vuelve se tumba encima de mí y me dice:
-Me voy a correr en tu boquita pero necesito un poquito más.
Me vuelve a penetrar por delante, jadeo, noto su respiración en mi cuello y me acaloro más. Minutos después y tras varias embestidas se levanta y noto como su pene me choca en la boca y lo busco, a pesar de estar tumbada y creer que me va a ahogar me lo meto en la boca dispuesta a saborearlo, lo chupo, lo lamo pero me dan arcadas y un gesto mío en la pierna de Jota hace que pare y se levante, sabía que quería parar, me quita el antifaz, me coloca sobre el cabecero de la cama y me exige con su polla en mi boca.
-Vamos, con ganas – me grita enfurecido y la saboreo, me empuja con fuerza y nuevas arcadas salen de mi boca, se me caen las lágrimas y vuelve a empujarme sin compasión hacia ella.
Jota se tumba en la cama y me ordena que me ponga en posición 69, obedezco y golosa vuelvo a recibir su polla en mi boca, y sin ningún pudor y con ganas la lamo, la chupo, la masajeo, la saboreo y Jota gime.
-Mira el espejo –me tienta y obedezco.
El morbo se aviva en mi cuerpo. Le masturbo con la mano al mismo tiempo que me la como, sé que le está gustando, le tiemblan las piernas, pero no se corre, quiere que siga. Me vuelve a acariciar la espalda de arriba a abajo suavemente y dice:
-¡Qué caliente estás! ¡Estás ardiendo!
Yo no digo nada, sigo disfrutando con su polla.
Noto como Jota me besa el ano, me introduce la lengua en éste, me está dando un beso negro y a pesar de nunca haberlo hecho no me tenso ante esa nueva sensación. Me gusta. Para y se va directo a mi clítoris, jadeo, me come el coño, lo lame, lo disfruta y yo me muevo buscando mi placer. Miro al espejo y veo la lujuria en mis ojos mientras Jota se deleita en mi sexo ¡Dios que morbo! ambos disfrutamos el uno del otro. Jota llega al clímax, le tiemblan las piernas, noto como el líquido caliente se desparrama dentro de mi boca, Jota se va dentro de ésta y yo lo trago gustosa. Nos incorporamos satisfechos.
-Qué máquina – me dice. Sonrío orgullosa y perversa. Una vez más me hace saber que le gusta. Y eso me encanta.
-¿Estás bien? –me vuelve a preguntar.
-Sí, respondo con una sonrisa dulce y picarona. Me gusta cuando Jota muestra preocupación por mí y siempre se muestre atento conmigo.
Nos tumbamos en la cama y mientras nuestras respiraciones vuelven a su ser, riéndose me dice -: Si la cosa ha salido bien, lo he grabado todo.
Lo miro sorprendida, alucinada, mi cuerpo arde y me enorgullece que de nuevo, y sin decirme nada, cumpla mis fantasías.
-Esta vez quería que fuese más placentero que doloroso. ¿Te ha gustado?
-Sí, respondo. Pero hubiera aguantado algún que otro azote más – sonrío perversa.
-Aún estamos a tiempo.
Me levanto de la cama y de repente me da un azote de los suyos, de esos que con uno tienes bastante, mi cuerpo tiembla ante tal golpe, con ese ya me sirvió por todos los que me faltaron.
Pero quiero más…sigo dispuesta a más….
Daira.