lunes, 5 de febrero de 2018

La Secretaria


Me paro en la puerta hasta recibir la orden de entrada.
-Puedes pasar.
Lo hago sin más y me dirijo al salón. Jota se mete en la ducha y yo mientras me preparo: camisa blanca, falda negra lo más corta posible, tacón y labios rojos. Jota sale y yo me sorprendo al ver que no lleva su vestimenta para la ocasión, pero no le doy importancia ni me percato de lo que podría pasar. Al verme murmura:
-Uf madre mía, como señal de que le gusta cómo voy vestida y yo sonrío.
 Me encanta como suena su voz y como apenas unas palabras me hacen saber que le gusto como voy.
-Qué buena estás –me susurra al oído.
 Sonrío. Me coloca de rodillas sobre un cojín en el suelo, frente a la tele, con las piernas bien abiertas y manos en éstas, enciende la tele y me pone una peli.
-Quiero que veas atentamente lo que va a pasar, porque si no es hoy, te va a pasar otro día –me dice. Asiento y continúa -: cuando vuelva empezamos, no te muevas pase lo que pase. Vuelvo a asentir.
Jota desaparece y yo miro sin pestañear la tele, en ella salía una chica atada al techo, semidesnuda y siendo castigada duramente con un cinturón. Solo la idea de pensar que me va a ocurrir a mí ya me atormenta, ¿quiero eso otra vez? –me pregunto desconcertada sin dejar de mirar la peli, no quería moverme por si Jota me vigilaba.
Sale éste, se acerca a mí y para mi sorpresa le veo vestido de militar, mi respiración se acelera al verle, me da morbo y excitación verlo vestido así, a pesar de no poder mirarlo mucho.
-¿Te debía algo no? – me susurra al oído y yo asiento con una sonrisa perversa por concederme uno de mis fetiches, mientras él continúa:
-Qué lástima que te vaya a follar un militar –me vuelve a susurrar bajito al oído.
Yo no digo nada. Solo pienso. ¿Lástima? Pero si estoy deseando... jajaja. Sube calor por mi cuerpo. Me ayuda a levantarme y me lleva hacia la mesa. En ella hay un folio y un boli. No entiendo nada, me descoloca totalmente ver eso ahí pero intrigada espero. Jota me pone las esposas.
-¿Has visto la película <<“la secretaria”>> como te mandé no? – me pregunta.
-Sí Señor – respondo.
Unos días antes de nuestra sesión, me ordenó ver esa película, nada que ver con la que me ha puesto él minutos antes de empezar. Mientras Jota me pregunta y yo respondo toca mi sexo suavemente por encima del culote, mete la mano por debajo, me toca el clítoris y mete un dedo en mi interior para segundos después saborearme en su boca. Yo jadeo, cierro los ojos en señal de placer y morbo a la vez.
-¿Entonces sabrás como te tienes que poner y lo que tienes que hacer no?
-Sí señor.
Rápidamente me pongo en posición y me excito solamente de imaginarme la escena de la peli hecha realidad en mí: manos y brazos estirados sobre la mesa y culo expuesto. 

Mi cuerpo se contrae y mi respiración se acelera al saber que me va a azotar.
-Quiero que escribas <<“Soy la zorra de Amo Jota”>> diez veces y en grande, que tiene que ocupar toda la hoja, cuando acabes dejas el boli ¿lo has entendido?
-Sí señor, respondo.
Comienzo a escribir muy excitada por su orden cuando de repente Jota me da un azote, pero yo apenas lo noto a pesar de la fuerza con la que iba, quiero más. Entro en calor. El folio se iba llenando con la frase ordenada en letra grande, ni yo misma me puedo explicar lo bien que estaba escribiendo con esposas y azotes. Señor me iba azotando cada vez más, duelen, pican, pero no me quejo, me gustan…
-¿Parece que escribes muy rápido no? – Me pregunta mofándose al percatarse que aligero mi forma de escribir, y éste añade -: menuda zorra.
 Sigue con su tanda de azotes. Yo sabía que cuando terminara de escribir Jota pararía.
-Ya está señor – le digo al terminar y dejo el boli en la mesa, tal cual me había dicho. Y así fue, Jota para los azotes, revisa el folio y me hecha fotos. Cuando termina me dice:
-Toma – me da su móvil – échale una foto al folio.
Le echo la foto, la revisamos para ver si ha salido bien, le doy el móvil y me dice:
-Léelo –obedezco y leo.
-Más alto – me exige y lo hago.
-Así me gusta, ¿Quién es tu dueño, Daira? – me pregunta
-Solo usted señor – respondo.


Caminamos hacia la habitación y al llegar a la puerta me paro, yo no iba a entrar hasta que no me lo dijera, pero Jota quería asegurarse y me ordena llevándome a la mitad del pasillo.
-Quieta ahí. Espera aquí.
Jota entra en la habitación, entorna la puerta y a los segundos sale, me pone un antifaz y me lleva hacia ésta. Pasamos de la mano y me coloca en el borde de la cama mirando hacia él.
-Ponte de rodillas –me ordena, obedezco y añade -: Hoy quiero que crezca dentro de ti, búscala.
Deseosa busco su polla, la chupo por encima de los calzoncillos, la beso, quiero tocarla pero no sé si puedo, cuando segundos después me dice:
-Puedes utilizar las manos.
¡Bieeeeen!, era justo lo que necesitaba oír en ese momento y sin pensármelo dos veces la toco, le bajo los calzoncillos, me la meto en la boca y empiezo a chuparla, saborearla, degustarla a mi manera y noto como su polla empieza a crecer dentro de mi boca, a ponerse dura…y dura…y más dura… Pero Jota quiere más y me empuja la cabeza con fuerza para meterla toda dentro de mí y al igual que la anterior sesión, vuelve a salirme una arcada, y otra… 4 veces me empuja a hacerlo y noto como mis ojos se humedecen ante aquel esfuerzo.
-Dale un beso y levántate –me ordena. Le doy un beso en la punta y me levanto, me da la vuelta, restriega mi culo con su paquete y Jota continúa:
-Ponte a 4 patas, lo hago y me ayuda a hacerlo, ya que sigo con el antifaz, obedezco encantada, sé lo que va a pasar.
Y sin pensárselo dos veces Jota introduce su pene en mi interior y yo lo recibo gustosa mientras me embiste suavemente, con una delicadeza que no es propia de Jota pero me gusta, me gusta su manera de penetrarme, sube el ritmo,  incontables penetraciones se hunden en mí y Jota me toca el clítoris, le da golpecitos y el calor sube por instantes a la vez que me excito cada vez más.
-Madre mía estás empapada – me dice gustoso, deseoso y a mí me enloquece su manera de demostrarme que le gusta, que él lo está disfrutando tanto como yo. 
Me da un bofetón, sin venir a cuento, supongo que el momento de excitación le hizo hacer eso, no entendí por qué lo hizo pero no me importó, me gustaba.
-¿Te gusta?
-Sí.
Pero para Jota esa respuesta no era válida y me da otro bofetón.
-¿Sí qué? –me pregunta exigente.
-Sí señor – respondo.
Sabía perfectamente lo que me faltaba. Jota alterna sus penetraciones, fuerte, suave, fuerte, suave… y yo me enloquezco, me encanta y jadeo, los dos jadeamos.
-¿Te gusta que te follen eh?
Embestidas, gemidos…
-¿Estás disfrutando Daira? –me pregunta.
-Sí señor.
Durante las exigentes penetraciones, me abre la boca y me la empuja hacia atrás por los laterales de ésta para dificultar mis gemidos.
Me desabrocha el sujetador y me acaricia la espalda de arriba a abajo pero no me lo quita ni se cae ya que aún llevo la camisa puesta y ésta lo sujeta.
-Que suave – dice.
 Me azota. Me mete un dedo en el culo, sé perfectamente por qué lo hace, me lubrica, me dilata y dice:
-¿Te tendré que dilatar para cuando te estemos follando dos a la vez no?
Calor, noto un calor salir de mi cuerpo, ardo ante tal pensamiento y me pongo cardíaca.
-Joder –resopla.
Y a mí me vuelve loca su manera de hacerme saber que le está gustando.
-Quiero probar tu culito – me dice bajito y sigue: - ¿Quieres que te folle por el culito? Asiento. No digo nada más.
Durante varios minutos sigue intercalando el ritmo de sus embestidas y algún que otro azote, me coge los pezones, tira de ellos y se detiene. Cuando creo que me va a follar el culo dice:
-Túmbate boca arriba.
¿Qué? ¿Cómo? no entiendo nada pero obedezco, me quita las esposas, la falda y el culote y añade:
- Quítate la camisa y el sujetador, ahora vuelvo, oigo la puerta y se va.
¿Dónde irá? –me pregunto intrigada, oigo el grifo y sé que está en el baño, pero no puedo perder tiempo, cumplo las órdenes de Señor y me quedo totalmente desnuda mientras mi respiración vuelve a la normalidad. Jota vuelve, me quita los zapatos y sin esperarlo me chupa el pezón derecho despacio y yo gimo, lo chupa con fuerza, lo succiona, lo aprieta y me vuelve loca, después coge el izquierdo, lo pellizca y siento un dolor placentero y extraño, mis pezones estaban tiesos, me besa el cuello, oigo su respiración, la suya y la mía se encuentran y van a mil, me acaricia la cara lentamente y me da un suave y dulce beso en la boca.
-Descansa que te quiero de nuevo a 4 patas ahora después.
Asiento con la respiración entrecortada. Estoy muy excitada y quiero más, sé para lo que Jota me quiere a 4 patas otra vez.
-¿Estás bien? –me pregunta.
-Sí, respondo muy bajito con una dulce sonrisa.
-Vuelve a tu posición –me ordena y encantada de la vida cumplo esa orden.
En posición de 4 patas, Jota me introduce la cola anal y mete dedos en mi interior, toca mi clítoris, lo masajea y se chupa los dedos .Saca la cola anal y me  lubrica escupiendo saliva en el ano e introduciéndome dedos y acto seguido me penetra por detrás y me entrego a él, totalmente dispuesta a lo que me pida y exija. Me empala despacio y con penetraciones suaves, al igual que momentos antes por la vagina, alterna una más fuerte y otra suave…fuerte y suave… y grito de placer.
-¿Reconoces este ruido? – me pregunta con picardía.
-Sí señor – respondo deseosa al escuchar la vibración del Hitachi.
-Toma, disfrútalo.
Lo cojo y gustosa me lo aprieto contra el clítoris mientras Señor me embiste, me azota y noto como disfruta.
-¡Joder, que gusto Daira! – Le oigo decir y añade -: Me encanta tu culo, me vuelve loco. Córrete para mí, me anima y yo me deleito con el vibrador, pero aún no estoy lista para ello y Jota sigue con su empalamiento. Grito, jadeo, tiemblo y me dice - : Cuando te vayas a correr me avisas, y ya veré si te dejo que lo hagas o no. Asiento y tras varias embestidas más mi cuerpo tiembla y mis piernas flojean pero Jota se da cuenta y me dice -: Aguanta Daira, no te corras todavía, disfruta.
Y lo hago, gustosa de cumplir su misión sigo disfrutando del momento que me ofrece el vibrador y del sexo, ese exigente sexo con el que Jota me hace vibrar.
-Me voy a correr en tu boquita.
Yo no digo nada, Jota me tira del pelo y mi cabeza se inclina hacia atrás para darle un mejor acceso a la boca, mientras me introduce dedos en mi interior y me da para saborearme, morbosa le chupo el dedo índice y corazón como si de su polla se tratara, repite la acción y ahora es él quien lo chupa y saborea.
-¿No te quieres correr o qué? – me pregunta enfurecido. Se ríe y añade -: Menuda zorra estás hecha.
Ante ese comentario, me río con picardía por lo bajito sin que él pueda verme.
-¿Quieres más?
-Sí señor.
Se vuelve a reír.
-Zorra.
-Si vieras como tienes el culo de abierto, me encanta –me dice
Jota le da más intensidad al Hitachi, me lo da para que lo siga disfrutando y jadeo, grito de placer, chillo. Me tapa la boca para que no pueda chillar. Para de moverse y yo me entrego, hecho las caderas hacia atrás para recibir al pene, busco mi placer, despacio…suave… entra y sale en mí, jota no se mueve y por un momento soy yo la que tiene el control, la que manda, mi cuerpo flojea y noto como el clímax llega cuando convulsiono y caigo en la cama.
-Ya – le digo cuando me corro.
Varias embestidas después le pido:
-Para, por favor, me duele ya. Ambos sonreímos, Jota para sus penetraciones, le doy el Hitachi, lo para y me ordena que me ponga boca arriba.
-¿Estás bien? – me pregunta como siempre con preocupación.
-Sí, respondo.
Se va y repite la misma operación de antes, va al baño, yo sigo con el antifaz y no veo nada. Cuando vuelve se tumba encima de mí y me dice:
-Me voy a correr en tu boquita pero necesito un poquito más.
Me vuelve a penetrar por delante, jadeo, noto su respiración en mi cuello y me acaloro más. Minutos después y tras varias embestidas se levanta y noto como su pene me choca en la boca y lo busco, a pesar de estar tumbada y creer que me va a ahogar me lo meto en la boca dispuesta a saborearlo, lo chupo, lo lamo pero me dan arcadas y un gesto mío en la pierna de Jota hace que pare y se levante, sabía que quería parar, me quita el antifaz, me coloca sobre el cabecero de la cama y me exige con su polla en mi boca.
-Vamos, con ganas – me grita enfurecido y la saboreo, me empuja con fuerza y nuevas arcadas salen de mi boca, se me caen las lágrimas y vuelve a empujarme sin compasión hacia ella.
Jota se tumba en la cama y me ordena que me ponga en posición 69, obedezco y golosa vuelvo a recibir su polla en mi boca, y sin ningún pudor y con ganas la lamo, la chupo, la masajeo, la saboreo y Jota gime.
-Mira el espejo –me tienta y obedezco.
El morbo se aviva en mi cuerpo. Le masturbo con la mano al mismo tiempo que me la como, sé que le está gustando, le tiemblan las piernas, pero no se corre, quiere que siga. Me vuelve a acariciar la espalda de arriba a abajo suavemente y dice:
-¡Qué caliente estás! ¡Estás ardiendo!
Yo no digo nada, sigo disfrutando con su polla.
Noto como Jota me besa el ano, me introduce la lengua en éste, me está dando un beso negro y a pesar de nunca haberlo hecho no me tenso ante esa nueva sensación. Me gusta. Para y se va directo a mi clítoris, jadeo, me come el coño, lo lame, lo disfruta y yo me muevo buscando mi placer. Miro al espejo y veo la lujuria en mis ojos mientras Jota se deleita en mi sexo ¡Dios que morbo! ambos disfrutamos el uno del otro. Jota llega al clímax, le tiemblan las piernas, noto como el líquido caliente se desparrama dentro de mi boca, Jota se va dentro de ésta y yo lo trago gustosa. Nos incorporamos satisfechos.
-Qué máquina – me dice. Sonrío orgullosa y perversa. Una vez más me hace saber que le gusta. Y eso me encanta.
-¿Estás bien? –me vuelve a preguntar.
-Sí, respondo con una sonrisa dulce y picarona. Me gusta cuando Jota muestra preocupación por mí y siempre se muestre atento conmigo.
Nos tumbamos en la cama y mientras nuestras respiraciones vuelven a su ser, riéndose me dice -: Si la cosa ha salido bien, lo he grabado todo.
Lo miro sorprendida, alucinada, mi cuerpo arde y me enorgullece que de nuevo, y sin decirme nada, cumpla mis fantasías.
-Esta vez quería que fuese más placentero que doloroso. ¿Te ha gustado?
-Sí, respondo. Pero hubiera aguantado algún que otro azote más – sonrío perversa.
-Aún estamos a tiempo.
Me levanto de la cama y de repente me da un azote de los suyos, de esos que con uno tienes bastante, mi cuerpo tiembla ante tal golpe, con ese ya me sirvió por todos los que me faltaron.
Pero quiero más…sigo dispuesta a más….
Daira.


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