Me paro en
la puerta hasta recibir la orden de entrada.
-Puedes
pasar.
Lo hago sin
más y me dirijo al salón. Jota se mete en la ducha y yo mientras me preparo:
camisa blanca, falda negra lo más corta posible, tacón y labios rojos. Jota
sale y yo me sorprendo al ver que no lleva su vestimenta para la ocasión, pero
no le doy importancia ni me percato de lo que podría pasar. Al verme murmura:
-Uf madre mía, como señal de que le gusta cómo voy vestida y yo sonrío.
Me
encanta como suena su voz y como apenas unas palabras me hacen saber que le
gusto como voy.
-Qué buena
estás –me susurra al oído.
Sonrío. Me coloca de rodillas sobre un cojín
en el suelo, frente a la tele, con las piernas bien abiertas y manos en éstas,
enciende la tele y me pone una peli.
-Quiero que
veas atentamente lo que va a pasar, porque si no es hoy, te va a pasar otro día
–me dice. Asiento y continúa -: cuando vuelva empezamos, no te muevas pase lo
que pase. Vuelvo a asentir.
Jota
desaparece y yo miro sin pestañear la tele, en ella salía una chica atada al
techo, semidesnuda y siendo castigada duramente con un cinturón. Solo la idea
de pensar que me va a ocurrir a mí ya me atormenta, ¿quiero eso otra vez? –me
pregunto desconcertada sin dejar de mirar la peli, no quería moverme por si
Jota me vigilaba.
Sale éste,
se acerca a mí y para mi sorpresa le veo vestido de militar, mi respiración se
acelera al verle, me da morbo y excitación verlo vestido así, a pesar de no
poder mirarlo mucho.
-¿Te debía
algo no? – me susurra al oído y yo asiento con una sonrisa perversa por concederme uno de mis fetiches, mientras él continúa:
-Qué lástima
que te vaya a follar un militar –me vuelve a susurrar bajito al oído.
Yo no digo
nada. Solo pienso. ¿Lástima? Pero si estoy deseando... jajaja. Sube calor por mi cuerpo. Me ayuda a levantarme y me lleva hacia
la mesa. En ella hay un folio y un boli. No entiendo nada, me descoloca
totalmente ver eso ahí pero intrigada espero. Jota me pone las esposas.
-¿Has visto
la película <<“la secretaria”>> como te mandé no? – me pregunta.
-Sí Señor –
respondo.
Unos días
antes de nuestra sesión, me ordenó ver esa película, nada que ver con la que me
ha puesto él minutos antes de empezar. Mientras Jota me pregunta y yo respondo
toca mi sexo suavemente por encima del culote, mete la mano por debajo, me toca
el clítoris y mete un dedo en mi interior para segundos después saborearme en
su boca. Yo jadeo, cierro los ojos en señal de placer y morbo a la vez.
-¿Entonces
sabrás como te tienes que poner y lo que tienes que hacer no?
-Sí señor.
Rápidamente
me pongo en posición y me excito solamente de imaginarme la escena de la peli
hecha realidad en mí: manos y brazos estirados sobre la mesa y culo expuesto.
Mi cuerpo se contrae y mi respiración se acelera al saber que me va a azotar.
Mi cuerpo se contrae y mi respiración se acelera al saber que me va a azotar.
-Quiero que
escribas <<“Soy la zorra de Amo Jota”>> diez veces y en grande, que
tiene que ocupar toda la hoja, cuando acabes dejas el boli ¿lo has entendido?
-Sí señor,
respondo.
Comienzo a
escribir muy excitada por su orden cuando de repente Jota me da un azote, pero
yo apenas lo noto a pesar de la fuerza con la que iba, quiero más. Entro en
calor. El folio se iba llenando con la frase ordenada en letra grande, ni yo
misma me puedo explicar lo bien que estaba escribiendo con esposas y azotes.
Señor me iba azotando cada vez más, duelen, pican, pero no me quejo, me gustan…
-¿Parece que
escribes muy rápido no? – Me pregunta mofándose al percatarse que aligero mi
forma de escribir, y éste añade -: menuda zorra.
Sigue con su tanda de azotes. Yo sabía que
cuando terminara de escribir Jota pararía.
-Ya está
señor – le digo al terminar y dejo el boli en la mesa, tal cual me había dicho.
Y así fue, Jota para los azotes, revisa el folio y me hecha fotos. Cuando
termina me dice:
-Toma – me
da su móvil – échale una foto al folio.
Le echo la
foto, la revisamos para ver si ha salido bien, le doy el móvil y me dice:
-Léelo –obedezco
y leo.
-Más alto –
me exige y lo hago.
-Así me
gusta, ¿Quién es tu dueño, Daira? – me pregunta
-Solo usted
señor – respondo.
Caminamos hacia la habitación y al llegar a la puerta me paro, yo no iba a entrar hasta que no me lo dijera, pero Jota quería asegurarse y me ordena llevándome a la mitad del pasillo.
Caminamos hacia la habitación y al llegar a la puerta me paro, yo no iba a entrar hasta que no me lo dijera, pero Jota quería asegurarse y me ordena llevándome a la mitad del pasillo.
-Quieta ahí.
Espera aquí.
Jota entra
en la habitación, entorna la puerta y a los segundos sale, me pone un antifaz y
me lleva hacia ésta. Pasamos de la mano y me coloca en el borde de la cama
mirando hacia él.
-Ponte de
rodillas –me ordena, obedezco y añade -: Hoy quiero que crezca dentro de ti,
búscala.
Deseosa
busco su polla, la chupo por encima de los calzoncillos, la beso, quiero
tocarla pero no sé si puedo, cuando segundos después me dice:
-Puedes
utilizar las manos.
¡Bieeeeen!,
era justo lo que necesitaba oír en ese momento y sin pensármelo dos veces la
toco, le bajo los calzoncillos, me la meto en la boca y empiezo a chuparla,
saborearla, degustarla a mi manera y noto como su polla empieza a crecer dentro
de mi boca, a ponerse dura…y dura…y más dura… Pero Jota quiere más y me empuja
la cabeza con fuerza para meterla toda dentro de mí y al igual que la anterior
sesión, vuelve a salirme una arcada, y otra… 4 veces me empuja a hacerlo y noto
como mis ojos se humedecen ante aquel esfuerzo.
-Dale un
beso y levántate –me ordena. Le doy un beso en la punta y me levanto, me da la
vuelta, restriega mi culo con su paquete y Jota continúa:
-Ponte a 4
patas, lo hago y me ayuda a hacerlo, ya que sigo con el antifaz, obedezco
encantada, sé lo que va a pasar.
Y sin
pensárselo dos veces Jota introduce su pene en mi interior y yo lo recibo
gustosa mientras me embiste suavemente, con una delicadeza que no es propia de
Jota pero me gusta, me gusta su manera de penetrarme, sube el ritmo, incontables penetraciones se hunden en mí y
Jota me toca el clítoris, le da golpecitos y el calor sube por instantes a la
vez que me excito cada vez más.
-Madre mía
estás empapada – me dice gustoso, deseoso y a mí me enloquece su manera de
demostrarme que le gusta, que él lo está disfrutando tanto como yo.
Me da un
bofetón, sin venir a cuento, supongo que el momento de excitación le hizo hacer
eso, no entendí por qué lo hizo pero no me importó, me gustaba.
-¿Te gusta?
-Sí.
Pero para Jota
esa respuesta no era válida y me da otro bofetón.
-¿Sí qué?
–me pregunta exigente.
-Sí señor –
respondo.
Sabía
perfectamente lo que me faltaba. Jota alterna sus penetraciones, fuerte, suave,
fuerte, suave… y yo me enloquezco, me encanta y jadeo, los dos jadeamos.
-¿Te gusta
que te follen eh?
Embestidas,
gemidos…
-¿Estás
disfrutando Daira? –me pregunta.
-Sí señor.
Durante las
exigentes penetraciones, me abre la boca y me la empuja hacia atrás por los
laterales de ésta para dificultar mis gemidos.
Me desabrocha
el sujetador y me acaricia la espalda de arriba a abajo pero no me lo quita ni
se cae ya que aún llevo la camisa puesta y ésta lo sujeta.
-Que suave –
dice.
Me azota. Me mete un dedo en el culo, sé
perfectamente por qué lo hace, me lubrica, me dilata y dice:
-¿Te tendré
que dilatar para cuando te estemos follando dos a la vez no?
Calor, noto
un calor salir de mi cuerpo, ardo ante tal pensamiento y me pongo cardíaca.
-Joder
–resopla.
Y a mí me
vuelve loca su manera de hacerme saber que le está gustando.
-Quiero
probar tu culito – me dice bajito y sigue: - ¿Quieres que te folle por el
culito? Asiento. No digo nada más.
Durante
varios minutos sigue intercalando el ritmo de sus embestidas y algún que otro
azote, me coge los pezones, tira de ellos y se detiene. Cuando creo que me va a
follar el culo dice:
-Túmbate
boca arriba.
¿Qué? ¿Cómo?
no entiendo nada pero obedezco, me quita las esposas, la falda y el culote y añade:
- Quítate la
camisa y el sujetador, ahora vuelvo, oigo la puerta y se va.
¿Dónde irá? –me
pregunto intrigada, oigo el grifo y sé que está en el baño, pero no puedo
perder tiempo, cumplo las órdenes de Señor y me quedo totalmente desnuda
mientras mi respiración vuelve a la normalidad. Jota vuelve, me quita los
zapatos y sin esperarlo me chupa el pezón derecho despacio y yo gimo, lo chupa
con fuerza, lo succiona, lo aprieta y me vuelve loca, después coge el
izquierdo, lo pellizca y siento un dolor placentero y extraño, mis pezones
estaban tiesos, me besa el cuello, oigo su respiración, la suya y la mía se
encuentran y van a mil, me acaricia la cara lentamente y me da un suave y dulce
beso en la boca.
-Descansa
que te quiero de nuevo a 4 patas ahora después.
Asiento con
la respiración entrecortada. Estoy muy excitada y quiero más, sé para lo que
Jota me quiere a 4 patas otra vez.
-¿Estás
bien? –me pregunta.
-Sí,
respondo muy bajito con una dulce sonrisa.
-Vuelve a tu
posición –me ordena y encantada de la vida cumplo esa orden.
En posición
de 4 patas, Jota me introduce la cola anal y mete dedos en mi interior, toca mi
clítoris, lo masajea y se chupa los dedos .Saca la cola anal y me lubrica escupiendo saliva en el ano e
introduciéndome dedos y acto seguido me penetra por detrás y me entrego a él,
totalmente dispuesta a lo que me pida y exija. Me empala despacio y con
penetraciones suaves, al igual que momentos antes por la vagina, alterna una
más fuerte y otra suave…fuerte y suave… y grito de placer.
-¿Reconoces
este ruido? – me pregunta con picardía.
-Sí señor –
respondo deseosa al escuchar la vibración del Hitachi.
-Toma,
disfrútalo.
Lo cojo y
gustosa me lo aprieto contra el clítoris mientras Señor me embiste, me azota y
noto como disfruta.
-¡Joder, que
gusto Daira! – Le oigo decir y añade -: Me encanta tu culo, me vuelve loco.
Córrete para mí, me anima y yo me deleito con el vibrador, pero aún no estoy
lista para ello y Jota sigue con su empalamiento. Grito, jadeo, tiemblo y me
dice - : Cuando te vayas a correr me avisas, y ya veré si te dejo que lo hagas
o no. Asiento y tras varias embestidas más mi cuerpo tiembla y mis piernas
flojean pero Jota se da cuenta y me dice -: Aguanta Daira, no te corras
todavía, disfruta.
Y lo hago,
gustosa de cumplir su misión sigo disfrutando del momento que me ofrece el
vibrador y del sexo, ese exigente sexo con el que Jota me hace vibrar.
-Me voy a
correr en tu boquita.
Yo no digo
nada, Jota me tira del pelo y mi cabeza se inclina hacia atrás para darle un
mejor acceso a la boca, mientras me introduce dedos en mi interior y me da para
saborearme, morbosa le chupo el dedo índice y corazón como si de su polla se
tratara, repite la acción y ahora es él quien lo chupa y saborea.
-¿No te
quieres correr o qué? – me pregunta enfurecido. Se ríe y añade -: Menuda zorra
estás hecha.
Ante ese
comentario, me río con picardía por lo bajito sin que él pueda verme.
-¿Quieres
más?
-Sí señor.
Se vuelve a
reír.
-Zorra.
-Si vieras
como tienes el culo de abierto, me encanta –me dice
Jota le da
más intensidad al Hitachi, me lo da para que lo siga disfrutando y jadeo, grito
de placer, chillo. Me tapa la boca para que no pueda chillar. Para de moverse y
yo me entrego, hecho las caderas hacia atrás para recibir al pene, busco mi
placer, despacio…suave… entra y sale en mí, jota no se mueve y por un momento
soy yo la que tiene el control, la que manda, mi cuerpo flojea y noto como el
clímax llega cuando convulsiono y caigo en la cama.
-Ya – le
digo cuando me corro.
Varias
embestidas después le pido:
-Para, por
favor, me duele ya. Ambos sonreímos, Jota para sus penetraciones, le doy el
Hitachi, lo para y me ordena que me ponga boca arriba.
-¿Estás
bien? – me pregunta como siempre con preocupación.
-Sí,
respondo.
Se va y
repite la misma operación de antes, va al baño, yo sigo con el antifaz y no veo
nada. Cuando vuelve se tumba encima de mí y me dice:
-Me voy a
correr en tu boquita pero necesito un poquito más.
Me vuelve a
penetrar por delante, jadeo, noto su respiración en mi cuello y me acaloro más.
Minutos después y tras varias embestidas se levanta y noto como su pene me
choca en la boca y lo busco, a pesar de estar tumbada y creer que me va a
ahogar me lo meto en la boca dispuesta a saborearlo, lo chupo, lo lamo pero me
dan arcadas y un gesto mío en la pierna de Jota hace que pare y se levante, sabía
que quería parar, me quita el antifaz, me coloca sobre el cabecero de la cama y
me exige con su polla en mi boca.
-Vamos, con
ganas – me grita enfurecido y la saboreo, me empuja con fuerza y nuevas arcadas
salen de mi boca, se me caen las lágrimas y vuelve a empujarme sin compasión
hacia ella.
Jota se
tumba en la cama y me ordena que me ponga en posición 69, obedezco y golosa vuelvo
a recibir su polla en mi boca, y sin ningún pudor y con ganas la lamo, la
chupo, la masajeo, la saboreo y Jota gime.
-Mira el
espejo –me tienta y obedezco.
El morbo se
aviva en mi cuerpo. Le masturbo con la mano al mismo tiempo que me la como, sé
que le está gustando, le tiemblan las piernas, pero no se corre, quiere que
siga. Me vuelve a acariciar la espalda de arriba a abajo suavemente y dice:
-¡Qué
caliente estás! ¡Estás ardiendo!
Yo no digo
nada, sigo disfrutando con su polla.
Noto como
Jota me besa el ano, me introduce la lengua en éste, me está dando un beso
negro y a pesar de nunca haberlo hecho no me tenso ante esa nueva sensación. Me
gusta. Para y se va directo a mi clítoris, jadeo, me come el coño, lo lame, lo
disfruta y yo me muevo buscando mi placer. Miro al espejo y veo la lujuria en
mis ojos mientras Jota se deleita en mi sexo ¡Dios que morbo! ambos disfrutamos
el uno del otro. Jota llega al clímax, le tiemblan las piernas, noto como el
líquido caliente se desparrama dentro de mi boca, Jota se va dentro de ésta y
yo lo trago gustosa. Nos incorporamos satisfechos.
-Qué máquina
– me dice. Sonrío orgullosa y perversa. Una vez más me hace saber que le gusta.
Y eso me encanta.
-¿Estás
bien? –me vuelve a preguntar.
-Sí,
respondo con una sonrisa dulce y picarona. Me gusta cuando Jota muestra
preocupación por mí y siempre se muestre atento conmigo.
Nos tumbamos
en la cama y mientras nuestras respiraciones vuelven a su ser, riéndose me dice
-: Si la cosa ha salido bien, lo he grabado todo.
Lo miro
sorprendida, alucinada, mi cuerpo arde y me enorgullece que de nuevo, y sin
decirme nada, cumpla mis fantasías.
-Esta vez
quería que fuese más placentero que doloroso. ¿Te ha gustado?
-Sí,
respondo. Pero hubiera aguantado algún que otro azote más – sonrío perversa.
-Aún estamos
a tiempo.
Me levanto
de la cama y de repente me da un azote de los suyos, de esos que con uno tienes
bastante, mi cuerpo tiembla ante tal golpe, con ese ya me sirvió por todos los
que me faltaron.
Pero quiero
más…sigo dispuesta a más….
Daira.
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