Demasiados
altibajos en estas dos últimas semanas, especialmente la pasada. Después de
hablar con Amo ya todo está más o menos en orden. EL jueves pasado nos vimos
para hacer Shibari y demás. Todo guay, me encanta el Shibari. El domingo recibo
un mensaje de Amo con una foto de una marioneta diciéndome que vaya pensando
ropa y maquillaje de muñeca para la siguiente sesión, que me pondrá anzuelos en
los pezones y haremos fotos bedesemeras con temática de marioneta. La idea me
gusta aunque como soy tan sumamente rallada paso los dos días así, pensando y
agobiándome qué ropa ponerme y cómo maquillarme, ya que no es precisamente mi
punto fuerte. Veo tutoriales en YouTube para coger alguna idea que no sea muy
difícil pero tampoco muy sencillo, ya que me pongo intentaré hacerlo lo mejor
posible y sacar fotos chulas. La idea es así más o menos con los anzuelos. Me maquillaré así y de ropa iré de colegiala.
-No sabes lo
que me pone esto.
Yo sonrío
por lo bajini, me gusta verle disfrutar aunque yo sufra, para eso estoy ¿no? Lo
va insertando despacio, me duele bastante, va rompiendo la piel pero no
consigue que rompa la última parte para que salga al exterior. Pero bueno, ha
sido una prueba, después seguimos cuando llegue el momento.
Amo prepara
cosas en la mesa del salón y se mete a la ducha. Yo espero fuera a que salga y
me dé órdenes. Deambulo por el salón mientras pienso en la sesión y mi humedad
se va notando. Cuando sale, me ordena quitarme toda la ropa excepto el tanga y
coger una toalla para llevarla al salón. Me toco el sexo para comprobar si era
cierto que estaba mojada con tan solo pensar y sí, ya estaba excitada sin
apenas hacer nada. Coloca una silla delante de la mesa y me siento en ella. Me
ata a ésta con un cinturón por debajo de las tetas, mete una cuerda por la
anilla del collar y la tensa quedando muy justo de mi cuello, casi ahogándome.
Meto las manos por los barrotes de la silla y me las ata con cuerda.
-Tú si
quieres moverte o lo que quieras puedes hacerlo –dice mofándose.
Estoy inmovilizada por la parte de arriba.
-¿Todo bien?
-Sí, menos
el collar que me aprieta un poco pero sé que está hecho aposta.
-Así es. Primero
te voy a torturar un poco. Respira y prepárate.
Amo sabe que
es mi técnica de preparación antes de cada sesión. Respecto al collar, al no
tener sensación de ahogo no hice parar a Amo, sino si ya que es mi límite. A
parte sé que Él no haría nada que yo no quiera.
-Hoy tenemos
dos juguetes nuevos, uno te va a gustar más que el otro.
Con
delicadeza deja reposar el flogger en mi pierna mientras me enseña los dos
juguetes: una doble tira de baqueta y una tira de cuero.
-¿Preparada?
-Sí Amo.
Me da un
golpe en la pierna con cada uno de ellos, me quejo, duelen mogollón, me dejan
marca. Me pregunto seriamente cuál objeto era el que se supone que me iba a
gustar jajaja, la leche como duelen. Cojo aire por la nariz y lo expulso por la
boca cuando un primer golpe inesperado me saca de mi momento preparatorio
obligándome a dar un respingo de la sorpresa. Amo me azota por la barriga, por
las tetas, por el pecho que se pone rojo con tan solo unos escasos golpes. Bajo
la cabeza y me regaña.
-¿Te lo
estás pasando bien putita?
Asiento y
sonrío, no puedo disimularlo. Me sigue azotando fuerte por todo el cuerpo. En
las tetas me duele muchísimo, la respiración se me corta, mis piernas no dejan
de moverse, de levantarse inconscientemente. Los pezones están muy dolidos y
con cada golpe aumentan las ganas de llorar. Siento rabia. Cierro y aprieto los
ojos para evitarlas pero acaban saliendo. Amo sigue golpeándome con destreza y
sin nada de delicadeza. En cada golpe aparto la mirada y giro mi cabeza hacia
un lado. Se sienta encima de mí, me tensa el pelo hacia atrás y me regaña:
-¿Por qué no
has mandado la última sesión todavía?
Al ver que
no contesto Amo me vuelve a regañar y me cruza la cara dos veces.
-No tengo
paciencia para las preguntas.
-Se me ha
olvidado –digo entre lágrimas.
-¿Se te ha
olvidado? No me gusta que no me hagas caso. ¿Vas a volver a hacerlo?
Niego con la
cabeza, no puedo hablar.
-¿Estas
bien?
-Sí Amo.
Se lo repito
aumentando el timbre de voz y a la tercera va la vencida. Amo se levanta,
coloca un plato, un barreño con agua y un trapo junto a mi pie derecho y unas
pinzas junto al izquierdo. Enciende dos velas y me pone una en cada pierna:
-Como te
gusta mucho mover las piernas te pongo esto. Estas si queman, asique en cuanto
notes que te empieza a quemar me avisas para quitártelas a tiempo. ¿Entendido?
-Sí Amo.
Bueno, ahora entra en juego la
dominación mental asique gestiono a mi cerebro obligándole a que no se derrame
ni una gota de cera, para ello no puedo mover las piernas bajo ningún concepto.
Amo continúa golpeándome con el flogger fuertemente por todos lados,
especialmente por los pezones que es por donde sabe que más duele y puedo
moverme. Con mis ojos cerrados y apretados bajo miles de resoplos y
respiraciones, consigo mi objetivo: no muevo las piernas y las velas siguen tal
cual 👏
-Bien –me
dice Amo.
Las apaga,
me las retira y echa cera en las piernas segundos después, no quema nada. Amo
me libera de toda cuerda y cinturón, me levanto, coloco la silla, me hago una
coleta, quito mi tanga y dejo la toalla en el sofá. Me toco el sexo y estoy
húmeda. Tras las órdenes de Amo, me coloco donde me dice y coloca las pezoneras
de acero inoxidable con cadenas y clips, es decir, las que duelen horrores.
Tengo los pezones sensibilizados y al ponérmelas doy un gritito, me duele
mucho.
-¿Vas a
sufrir por mí?
-Sí Amo.
Me pongo de
espaldas a Amo con las manos en la nuca y me azota con el flogger por toda la
espalda, algunos golpes me dan en las pezoneras y quejas salen por mi boca
mientras mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas.
-¿Estás
bien?
Como solo
asiento, Amo me regaña, o quizá sea porque no se ha dado cuenta que he
asentido, no sé.
-Estate
atenta, no te relajes.
-Estoy
atenta – me defiendo.
Si no
contesté no fue porque no estaba atenta, simplemente que tenía mucho dolor y no
podía pronunciar las palabras. Además yo suelo ser mas de asentir que de hablar
porque estoy concentrada.
-¿Cómo estás
mejor para ponerte el culo rojo? ¿Apoyándote o así de pie?
-Apoyándome
–digo entre sollozos.
Apoyo las
manos en la mesa y cuando estoy lista Amo me golpea primero con el flogger para
ir calentando el cuerpo y culo, dos fuertes golpes en la espalda me hacen
girarme y decirle que tenga cuidado por esa parte ya que ha sido en la parte de
la columna y las cervicales y me ha dolido mucho. Ahora me calienta con su
hábil mano mis nalgas. Me toca el sexo y chupa su dedo. Coge la doble tira de
baqueta.
-Vamos a ver
si te tiemblan las piernas.
Me golpea
durante minutos con ella, apenas me hace daño y en cada golpe me salen gemidos,
es similar al cinturón.
-Vamos a
cambiar que no te hace nada, normal con este culo de piedra.
La cambia
por la tira de cuero, por dios esta sí que duele horrores, Amo no me golpea muy
fuerte porque mientras me calibra se da cuenta que hace demasiado daño con
golpes flojitos, asique con los fuertes no os quiero ni contar… Grito, me remuevo,
me ladeo, levanto la pierna, resoplo, cierro los ojos, contraigo la cara,
muecas de dolor aparecen en mi cara y un sinfín de señales de dolor. Amo mete
dedos en mi boca para acallarme, me concentro en los dedos y paseo mi lengua
suave para ignorar al dolor, o intentarlo al menos. Tras varios golpes más, Amo
para. Con un trapo mojado alivia mi espalda y culo, dándome así mientras tanto
un descanso para que respire. Siento alivio, frío y ardor a la vez. Mi cuerpo
tiembla, especialmente las piernas. Ahora coge la pala de pinchos y atesta
golpes contra mí.
-Menudo
regalo me hiciste, al final no te va a gustar tanto habérmela regalado.
Pues sí,
justo eso se me estaba pasando por la cabeza jajaja. Mi culo y espalda se
arquea en señal de recibimiento a los golpes. Me golpea en ambas nalgas, en las
pantorrillas, muslos, entrepierna e incluso en la curcusilla y me hace mucho
daño.
-Joder –digo
entre sollozos y rabia.
Lloro, me
muevo hacia un lado de dolor, algunas veces Amo me da segundos para volver a mi
posición y otras no. Me bloquea un poco con su mano para imposibilitarme el
movimiento y atesta un aluvión de golpes quedándome apenas sin respiración por
el dolor. Apoyo los codos en la mesa y esporádicamente Amo me sigue azotando
mientras oigo como coge algo. Sé sus intenciones. De repente siento la polla de
Amo entrar en mí despacio acoplándonos el uno al otro. Con el vaivén de los
movimientos algo me va rozando en el clítoris que no pude identificar y en
cuestión de segundos me corro. Me tira del pelo y jadeo para convertirlos en
gemidos después.
-¿Te gusta?
–Asiento con sonrisa picarona – A mí también –dice Amo entre jadeos.
Me araña la
espalda y mete dedos en mi culo simultáneamente con la penetración. Me siento
en la mesa y abro mis piernas para después acabar rodeándole a Amo por la
cintura.
-Me encanta
ver como entra y sale.
Aunque mi
posición no me lo permite, miro para ver porque a mí también me gusta J Me tira del collar, nos miramos, sonreímos,
la cara de Amo irradia placer y excitación. Me atesta una inesperada
penetración profunda y dura. Subo las piernas a los hombros mientras me sigue
follando. Me coge en brazos y me lleva a la habitación.
-Hay que
aprovechar este momento. Ponte a cuatro, como a mí me gusta.
En posición
perrita Amo me penetra de nuevo, me echa la colcha por encima de la cabeza y
escasos minutos después me la quita, no sé si era por si gemía mucho para
evitar tanto ruido o porque quiso sin más. Gimo bajito para “tener contenta “a
la vecina molesta y no nos corte el rollo. Me toco el clítoris simultáneamente
y mete dedos en mi culo.
-¿Te gusta
así, todo a la vez?
Asiento
entre gemidos y después Amo me penetra por el culo. Yo no dejo de tocarme. Araño
la colcha. A ambos nos gusta. Amo la saca, coge algo que después de curiosear
me percato que es el Súper Hitachi y le sigo hacia el salón. Con una toalla en
el suelo, me pongo de rodillas mientras Amo se sienta en el sofá y me deleito
con vibrador y polla. Me obliga a garganta profunda en varias ocasiones. Me
tira de los pezones y gruño y me da hostias porque se supone que no chupo y
después me da más bofetones porque se supone que le he mirado mal. Supongo que
del dolor de los pezones y la rabia de que me diga que no chupo cuando sí lo
estoy haciendo me habrá llevado a mirarle con rabia involuntariamente.
-¿Quieres
leche? –Asiento – Hoy me voy a correr de una manera especial, vas a tener dolor
mientras.
¿Cómo? No
entiendo nada… me azotará o algo claro está, pero no ubico posición ni nada…no
sé. Amo me exige darle tres orgasmos y al finalizar cada uno de ellos, separar
el Hitachi cinco segundos de mi clítoris. En el tercer orgasmo tengo que
pedirle permiso que por supuesto me lo niega, aunque segundos más tarde me lo
acepta. Amo me mira mientras me masturbo.
-¿Y esa cara
de quién es?
-Tuya.
Le aviso
cuando termino y apago el Hitachi. Caminamos a la mesa redonda y apoyo la
cabeza y cara de lado en el frío cristal. Se la como mientras a Amo buscando su
leche. Me motiva diciéndome que ya casi lo tengo y se corre en mi cara dejando
que caiga corrida en la mesa.
-Límpiala hasta que no dejes nada.
Limpio la
leche y al unísono Amo arremete en mi culo con la pala de pinchos de nuevo
hasta que deje la mesa limpia como una patena. Los golpes me hacen muchísimo
daño, me cortan la respiración pero no dejo de chupar para acabar cuanto antes.
Cuando no hay ni rastro de leche en la mesa, levanto la cabeza y un
<Joder> sale de mi boca por el daño que me están provocando los golpes e
inconscientemente lanzo una mirada fugaz de rabia hacia Amo. Me incorporo y Amo
se señala su pecho con golpecitos indicándome que vaya para darme un abrazo. Me
acurruco en ÉL y respiro. Me pregunta si estoy bien y me da un beso en la frente.
Le traigo agua y bebo yo también, estoy seca. Descansamos un rato y me preparo
para lo más difícil de la sesión: los anzuelos. Cojo las pinturas necesarias y
demás y voy al baño a prepararme. Me pinto más tranquila de lo que pensaba pero
intento no demorarme mucho para no hacer esperar a Amo demasiado. Pues oye, al
final creo que no me ha quedado tan mal el maquillaje, algo de muñeca tengo
jajaja. Me pongo la falda de colegiala, medias y tacones.
Ya pintada y vestida
para la ocasión, me siento enfrente de Amo, estoy muy nerviosa y ÉL intenta
tranquilizarme. Me echa cristalmina y comenzamos con las manos, primero la
izquierda y después la derecha. Mientras Amo va insertando el anzuelo y
rompiéndome la piel yo aparto la mirada, prefiero no verlo y así concentrarme
mejor. Duele muchísimo, es un dolor intenso, profundo y concentrado. Como si te
rajaran. Escucho el “clack” avisándome de que ya ha traspasado toda la piel y
ha salido por el otro lado. Miro mi mano y me da reparo, joder puta curiosidad
siempre de mirar todo, Argg. Amo se preocupa en todo momento de mí, le digo que
estoy bien y que siga con la otra mano, ya que estamos puestos no voy a dejarlo
a medias, respiro y pongo la otra mano repitiendo exactamente lo mismo que con
la otra mano, no miro, esta vez le cuesta a Amo un poco más romper la piel. Respiro,
resoplo, suspiro, me quejo, gruño, sudo como un pollo, duele mucho, que pase
esto ya por favor. El “clack” me vuelve a avisar de la victoria sufrida. Tras
asegurarnos que estoy bien y todo está perfecto, coge otro anzuelo para
ponernos manos a la obra con los pezones. Las manos me duelen, el dolor se
queda ahí intacto, no se va en ningún momento e intento no mover mucho las
manos porque me da un poco de grima verlo en mi mano enganchado. Vuelvo a
resoplar, Amo me dice que lo dejamos si no quiero seguir, pero le digo que sí,
que probamos al menos. Lo hago sobre todo por ÉL, sé que disfruta con esto,
aunque tengo curiosidad también para saber qué se siente. Echa cristalmina en
el pezón y contraigo la cara con apenas rozarme la punta del anzuelo en éste,
no quiero ni mirar, muecas de dolor aparecen en mi cara, ojos cerrados y
gruñidos se hacen eco todo el rato del salón.
-¿Cuánto
queda?- pregunto desesperada.
-Un poco –me
informa Amo.
-No puedo
llorar que se me corre el maquillaje –digo excusándome y convenciéndome de que
puedo.
-Es lo más
normal del mundo pensar en eso mientras te pongo anzuelos –dice irónico Amo y
se ríe.
Gestiono a
mi cerebro, me concentro pero el dolor es tan insoportable que soy incapaz de
mantener una concentración. Todo queda en segundo plano, solo está presente el
dolor y mis ganas de que Amo por fin inserte todo el anzuelo. Estoy a punto de
llorar, no aguanto más el dolor. Amo lo da por imposible y decide dejarlo
porque ve que al final me desmayo debido al extremo dolor aunque yo no me
encontraba mal del todo. Las manos me tiemblan un poco y estoy algo aturdida.
Mantengo todo el rato la cabeza agachada con los ojos cerrados mientras me
recupero y tengo algo de rabia por no haberlo conseguido hasta que Amo me
obliga a mirarle.
-¿Estas
bien?
-Sí- le
sonrío para asegurar.
-Bonita.
Amo se
dispone a quitarme los anzuelos de la mano, empieza por el derecho ya que le
preocupa más debido a que ha cogido más carne y ha costado más meterlo. Con
cautela y cuidado lo va sacando muy despacio, me duele pero lo soporto mejor. Con
la mano izquierda es necesario utilizar unas tenazas porque no sale bien,
asique Amo rompe el extremo del anzuelo y así puede sacarlo sin dificultad. Me
cura con cristalmina y alcohol.
-Valiente –
me dice y me da un beso.
Amo me quita
el collar. Creo que es la primera vez que lo hace. Estoy algo alterada,
demasiada tensión, emociones y sentimientos acumulados. Permanezco sentada en
la silla un rato por si al levantarme no me reaccionan las piernas y Amo me
trae agua. Toca mi alterado corazón para que me relaje y recupere su ritmo. Una
vez que me creo preparada me levanto y las piernas me flaquean un poco pero por
suerte estoy bien 🙂
GRACIAS AMO.
Daira.