martes, 27 de marzo de 2018

Sensaciones nuevas: humillación y cera.

-Pasa.
Jota se ducha y como de costumbre yo mientras me preparo: ropa interior de encaje negra, labios rojos, zapatos negros de tacón y collar, todo a petición de Jota. Me pongo una camiseta vaquera para no coger frío mientras. Éste sale con camiseta azul, vaqueros y deportivas.
-Ven aquí pibón – me piropea cuando me ve.
Me acerco a él y nos besamos, hago el intento de quitarme la vaquera pero Jota me dice que no me la quite, que me queda bien. Me lleva hacia el sofá y me ordena escribir unos deberes.
-¿No querías instrucciones?
Concentrada, escucho atenta sus instrucciones y las escribo. << Escribir 10 castigos en diferentes zonas del cuerpo con diferentes objetos. A mi elección. Escoger 5 de estos objetos. Masturbarme hasta terminar>> -me dicta. Nos dirigimos al potro, me subo y me coloco en el borde quedando mi culo todo lo expuesto que puedo y Jota bueno de ÉL me quita los zapatos para estar más cómoda. Qué bueno es cuando quiere 😊Me echa fotos y cuando estoy lista me azota con la del 45. La mano.
-Palabra de seguridad.
-Rojo.
¿Puedes parar cuando quieras?
-Sí.
Comienza flojo, apenas me duelen pero sube de intensidad y de ritmo, me azota seguidamente y en uno de ellos se me corta la respiración ¡Joder que daño! Pero no emito el menor sonido. Jota creo que se da cuenta al percatarse de mi respiración o la reacción de mi cuerpo y me concede unos segundos muy necesarios por mi parte para aliviar el dolor. Se preocupa por mí y le asiento para que sepa que estoy bien. En un azote me da en el hueso y me hace bastante daño pero no le digo nada, me recupero enseguida.
-¿No querías subir de nivel?
Sonrío, Jota no me ve ya que estoy agachada y apoyada en la almohada y el pelo me tapa.
-Tienes el culo ardiendo.
Lo sé, lo noto. Me muerde el culo, me araña, me realiza un beso negro y disfruto. Me dejo llevar. Durante segundos no siento a Jota cerca de mí, escucho un ruido parecido a un cinturón. Me preparo para lo que sea. ¡Zas! Efectivamente es un cinturón, me golpea varias veces con éste y lo aguanto. Me pone esposas, sabe que me gustan. Coge el flogger y me golpea en la espalda, culo y muslos. Ahora con la pala ¡Zas!
-La pala pica más ¿eh?
-Sí – susurro.
Jota descarga tensiones con innumerables azotes por mi cuerpo y colorea mi piel.
-Ya aguantas más –me dice
Por suerte sí, me domino mentalmente para no limitarme y hacerme saber que me gusta y que eso es lo que quiero, sonrío para mí. Quiero y necesito más. Realmente los estoy disfrutando. Me ata con la correa de perro.
-Ahora sí que eres una perra.
 Con la suela de una zapatilla me golpea durante un instante también y finaliza con el reguero de azotes que me ha proporcionado.
-¿Estás bien?
-Sí – le brindo una sonrisa tranquilizadora.
Me quita las esposas, bajo del potro, me ordena quitarme la vaquera y la tiro al sofá.
-Madre mía como estás- me dice al tocarme el sexo y se chupa el dedo – Que buenas estás.
Sonrío.
-Vamos a torturarte un rato – se mofa
De pie, de espaldas, apoyada en el sofá y con los brazos atrás por orden de Jota me azota durante unos instantes, los brazos se me bajan inconscientemente y me obliga a subirlos. Sospecho que me va a poner la barra separadora en los pies y me va a torturar con el Hitachi al ordenarme abrir las piernas pero para mi sorpresa no es así, se acerca sigilosamente y se agacha al sofá, miro expectante mientras coloca algo en las patas de éste y observo que son las esposas moradas dobles. Coloca una en una pata de un sofá y la otra en otra pata del otro sofá y las sobrantes me las coloca a mí en los pies, totalmente abierta para ÉL y dispuesta a lo que venga. Acerca una silla y la pone detrás de mí, Jota se sienta y me da el Hitachi. Me baja el tanga y me siento encima de él.
-Échate, apóyate en mí y disfrútalo – me susurra
Me lo poso sobre mi clítoris y me apoyo en el hombro de mi Señor, lo disfruto, gimo, me incorporo, tiemblo, me siento, me corro, las esposas de los pies me aprietan al moverme y me hacen daño pero no le doy importancia y sigo a lo mío mientras un sinfín de emociones recorre mi cuerpo. Jota me azota sentada y me levanto para darle mejor acceso a los azotes.
-Mira cómo se levanta la zorra para que le azote –  se burla
Ambos reímos, me sujeta el tanga para que no se me suba.
-¿Alguna vez te has corrido sentada en alguien?
-No –murmuro.
Me explayo con mi dulce tortura y aviso a Jota de mi orgasmo, éste no satisfecho con ello me dice:
-¿Ya? ¿Tú te crees que solo le puedes dar un orgasmo a tu dueño?
Sigo y tras varios intensos orgasmos damos por finalizado el juego recién inventado por Jota. ¡Bendita imaginación de mi dueño! Se preocupa por mi estado y bebo agua, la necesito y mientras me permite descansar unos minutos sentada en la silla a la vez que me retira las esposas. Jota se va hacia el baño y miro mi culo, lo tengo rojo y ardiente; me alivio un poco con el poco frío que le queda a la botella. Me gusta que me deje marcas.
Me ordena deshacerme del tanga, me levanto y lo hago tirándolo contra el sofá. En un contacto más cercano nos miramos.
-Este cuerpo es mío –dice - ¿De quién es Daira? – insiste
-Suyo, solo suyo Señor – le aclaro
Permanezco de pie impaciente por saber que tendrá preparado Jota para mí pero mi respuesta no tarda en llegar y me ordena dejarme caer en el sofá. Boca arriba y totalmente expuesta Jota va directo a mi entrepierna, me elevo y disfruto de su lengua, lo miro y nuestras miradas encendidas se cruzan. Ardo ante tal morbo que me provoca la situación. Se levanta y se dirige a le mesa donde tiene su kit completo de BDSM, coge algo y veo que le sobresalen por las manos ¡Pinzas! El temor y las ganas a la vez de que llegara este momento relucen. Primero coge el flogger y me golpea en el sexo, sabe que ahí me duele y obviamente lo hace para joder.
-Te va a doler pero nada que no sea soportable- me dice y añade -: Quiero que te lleves la experiencia.
Bueno, al menos ha sido sincero y me preparo para el dolor. Mi cara lo dice todo pero tengo ganas de probarlo. Deja el flogger y buena de mí le ayudo a Jota a darle las pinzas, me las coloca una a una y me sorprendo cuando no me duelen nada, me coloca siete en todo el coño y me echa foto.
-Ahora hay que quitarlas – se mofa
Coge el flogger y me golpea en éstas, es un dolor leve y gimo. Segundo golpe y cae una pinza, ahora me duele más.
-Así hasta que caigan todas – se vuelve a cachondear
Repite la acción y caen otras dos y una pinza se empieza a caer por sí sola y Jota da en ésta ¡Dioos, esto sí que ha dolido!
-Te duele pero bien que gimes.
Lleva razón, he gemido involuntariamente y no sé si es por placer o por dolor, o mezcla de las dos, quien sabe 😊 Jota saca su poca compasión y me las quita con la mano, lo agradezco, mete un dedo en mi interior y pasea su lengua por mi clítoris a la vez. Me excito cada vez más y más cuando nos volvemos a mirar.
Me ayuda a levantarme y nos abrazamos, me da un beso dulce y me dice que está contento conmigo, sonrío orgullosa y me acomodo en su pecho, huelo y siento a Jota.
-¿Hueles a tu dueño?
Sonrío.
-¿Te gusta tu dueño?
Asiento, no puedo decir nada más.
-Mi preciosa Daira.
Sonrío avergonzada. Me da un beso tierno en la frente. Segundos después le afirmo que estoy bien y quiero continuar. Sabe que tengo ganas de llegar al final, las velas 😉Espontáneamente Jota me tira al suelo y ordena ponerme de rodillas.
-Así es como van las perras, a 4 patas.
Jota empieza a humillarme, no sé cómo voy a reaccionar ante esto pero estoy preparada para ello. Me obliga a ladrar y la vergüenza me acecha por todo mi cuerpo, no quiero hacerlo, permanezco callada y pensativa y tras segundos de espera Jota me regaña para que ladre. Lo hago bajito, ruborizada y no contento con ello me vuelve a regañar para que lo haga más alto.
-¿Así ladran las perras? –me dice enfurecido
Lo hago de nuevo, esta vez un poco más alto pero tampoco lo suficiente para Jota y tras varios regaños ladro lo más fuerte que me permite la situación.
-Buena chica –dice mientras me acaricia el pelo.
¡Bien, lo he hecho! Con la correa me ata al radiador, Jota se sienta en el brazo del sofá y un simple gesto de éste con la mano me hace saber que quiere que vaya a él. Me poso delante de él de rodillas y lo miro como una perrita dulce e inofensiva.
-Buena chica, siéntate en el suelo.
¡Oh, qué gustazo! Sentir el frío en el culo ardiente alivia mi dolor. Jota se va y aguardo en esa posición hasta que vuelve con fusta en mano. Mi cuerpo se paraliza. Me ordena abrir las piernas y me azota fuerte en el coño y en la entrepierna, me duele, me tenso y preparo para los siguientes azotes, no me gusta nada y ÉL lo sabe pero precisamente lo hace por eso, para joderme. Cierro las piernas del dolor y me obliga a abrirlas en tono tajante y yo dispuesta a colaborar a sus deseos, a su lujuria, a lo que ÉL disponga lo hago recibiendo el dolor que Jota quiere y desea. Soy suya. Para, no sé si es por mi cara de dolor o por que le da la gana, me tiro más hacia la segunda opción. Me libera del radiador y tira de la correa para que le siga. Decidida voy tras ÉL a 4 patas, como una perra. Ni yo misma me creo que esté haciendo esto pero algo me impulsaba a hacerlo y no me importaba. Jota pasa a la cocina a beber agua y yo mientras espero en la puerta a que termine. Cuando sale doy un paso atrás para que pase y me coloco detrás de ÉL de nuevo para seguirlo hasta la habitación. Amansa mis miedos e inseguridades.
Cuando llegamos a ésta me paro delante de Jota.
-¿Qué te gustaría hacer ahora? – me provoca
-Comerla – le sonrío perversa e inocente.
-¿El qué?
-La polla – le susurro y me río
Bofetón al canto, eso me pasa por reírme. Me los merezco, lo sé.
-No se ríe – dice enfadado y dándome bofetones seguidos.
Le bajo los pantalones y los calzoncillos, la degusto, masajeo con la mano y empieza a crecer la erección. Jota se sienta en la cama y sigo trabajando.
-Mm, que vistas más buenas tengo desde aquí
Estoy de rodillas y de espaldas al espejo y Jota se ve en éste.
-Como se nota que te gusta comerla.
Sonrío como puedo ya que tengo la boca ocupada.
-Paso atrás –me ordena – Quítame la ropa.
Acepto gustosa y le quito la ropa, empiezo por las deportivas y continúo con pantalones, calcetines y calzoncillos. Él me ayuda. Seguimos un rato y ordena ponerme a 4 patas para inmediatamente penetrarme por la vagina. Jadeo y comienzo a disfrutar de Jota. Me da suave, raro en ÉL, aunque de vez en cuando acelera la intensidad y el ritmo.
-¿Quieres el Hitachi?
-Sí – le digo sonriendo y ÉL también se ríe.
Me lo concede para que lo disfrute y me premia con él. Aunque mi premio es haber satisfecho todos los deseos de Jota. Éste apenas me embiste, sospecho que me está dejando disfrutar del vibrador. Intensos orgasmos llenan mi cuerpo, me miro al espejo y a Jota y contemplo la idílica escena que se refleja.
-¿Y esa cara de zorra?
Sonrío y sigo con mi dulce tortura. Jota sigue con sus embestidas espontáneas, mete un dedo en el culo y obtengo triple placer. Pregunta si quiero más, sabe que sí y se lo afirmo. Me premia con una sonrisa amplia y contagiosa y jala mi pelo.
-Si es que eres una zorda.
Jota jadea y yo gimo mientras el temblor acecha en mi cuerpo para avivar mis orgasmos. Sube la intensidad del Hitachi.
-La insaciable Daira –susurra
Descanso del Hitachi y Jota se percata de que necesito un paroncito para entonarme asique paramos. Se sienta en la cama y su gesto me indica que se la coma, pero que siga con el Hitachi. Trabajo con las dos cosas, no sé a cuál atenerme.
-Difícil concentrarse ¿verdad?
Sonrío, Jota se tumba y me ordena hacerlo yo también, en posición 69 pero de lado. Retomo con su polla y me quita el Hitachi. Sé lo que va a hacer. Me tortura con el vibrador y obliga a comérsela a la vez, soy incapaz, mis piernas se cierran y me regaña para que las abra y se la siga chupando. Me intento concentrar y dominarme a mí misma para no perder el control y durante un rato lo consigo pero claudico, suelto la polla y me centro en el Hitachi. Gimo y Jota me tapa la boca para acallar mis gemidos, lo agradezco, así no me obligará a que se la coma. Por instantes pienso en pedirle que pare pero no sé si eso es realmente lo que quiero, asique aguanto y espero a ver si se cansa ÉL, aunque lo dudo, las cosas como son. Él está encantado de torturarme y no tarda en decírmelo.
-Cuando quieras parar, paramos eh –se burla
-Ya – le digo de inmediato al oír eso –Pare por favor-le suplico
Creo que es justo lo que necesitaba escuchar y Jota lo hace en el momento preciso. Descansamos un rato y apremio disimuladamente a Jota para que comencemos con las velas haciéndole saber que estoy bien 😊
Preparamos la cama con una toalla y me tumbo sobre ella. Me quito el sujetador y quedo solo con el collar en mi cuerpo. Estoy un poco impaciente y expectante pero no nerviosa. Tengo ganas de probarlo. Jota enciende la vela de color roja y la coloca a unos centímetros de mi cuerpo a la espera del goteo. Cae la primera gota sobre mi pecho, no me quema nada, Jota adorna y dibuja mi cuerpo y monte de venus y noto más dolor, me dan espasmos involuntarios pero lo soporto.
-Asimila el dolor –me relaja- cuando se acostumbre el cuerpo ya no duele.
Me acostumbro a la sensación. Después coge la vela morada y repite la misma operación. Escribe <<JOTA>> con las gotas en mi cuerpo, me echa foto y cuando me la enseña me mofo diciéndole que eso no es una J. Le provoco para que la borre y la escriba otra vez.
-Menuda zorda estas hecha.
Con un cuchillo de untar quita la cera y repite la J. Ahora mucho mejor, repite la foto 😁
Me retira la cera y me chupa los pezones.
-¿Notas algo? –me provoca
-No –replico tentadora
-He disfrutado mucho de ti hoy.
-Me alegro, yo también.
Todo me motiva a seguir adelante, a avanzar, a pedir y necesitar más. Jota me transporta a lugares que ni siquiera sabía que existían. Nunca me decepciona.




            Daira

jueves, 15 de marzo de 2018

Un punto nuevo para jugar "El botón" 😝


Estoy impaciente. Llegó el día. Doy comienzo a los preparativos (ropa ordenada, etc...). Me pinto las uñas de rojo, sé que le gustan y a pesar de que nunca repito color más de una semana lo hago, por y para ÉL. Siento un cosquilleo por el cuerpo. Los nervios ya es algo normal en mí. Son mis amargos amigos desde el primer día, o quizás sean dulces, porque son nervios de ganas, de impaciencia, son nervios de Jota.
Me da permiso para pasar, esta vez no he tenido ni que esperar. Me da mimitos, hunde sus dedos en mi pelo, extraña y curiosamente no me importa que lo haga ya que yo no soy muy amante de que me toquen el pelo pero lo agradezco, estoy sensible y no sé si estaré al 100%. Aunque sé que sí 😊 Nos acariciamos, miramos, besamos. Me advierte que soy suya y puede hacer conmigo todo lo que quiera. Me chupa el cuello. ¡Dios, ahora sí que sí! Me calienta, lo está haciendo aposta pero me da igual, me gusta y así me voy activando para la sesión.
Me preparo: ropa interior negra, vestido de tubo ajustado rosa, zapatos azules, collar y labios rosas. Jota también está preparado: vaqueros, camiseta azul y deportivas. Su uniforme ya quedó atrás.
Me ordena mirar a la ventana para quedarme de espaldas a ÉL y al salón.
-Qué guapa estás, lo que te dije de que todo te quedaba bien es verdad – corrobora y añade:- te queda muy bien el rosa.
-Gracias – le digo avergonzada.
-Dame la mano y cierra los ojos.
Me lleva despacio hacia la mesa, sé que voy a ésta porque ha preparado cosas anteriormente sin que yo viese el qué.
-Ya puedes abrir los ojos – me dice.
Al abrirlos hay colocado en la mesa una botella de agua, un vaso y una regla. Sé perfectamente para qué, leí una sesión justamente con los mismos materiales y a pesar de que alguna vez ha pasado la idea por mi mente de si me lo haría o no nunca pensé que se cumpliría. Dudo de si yo podré hacer eso, no creo que aguante con el agua en la boca sin tragar. Pero como siempre, lo voy a intentar, ¡¡que por mí no quede!!
-¿Sabes de qué va esto no? – se cachondea
Asiento.
-Echa agua en el vaso y llénate la boca – me ordena.
Cumplo órdenes, allá voy. Me voy a llevar más hostias que en toda mi vida.
-¿Ya tienes la boca llena?
Asiento, Jota no se da cuenta y me ordena que lo haga.
-¿Has tragado? – me amenaza.
Niego con la cabeza y Jota me cree, o eso espero, porque la verdad es que si había tragado. Sin querer, eso sí.
-Pon los dedos índices de las dos manos señalando hacia delante.
Lo hago y me coloca la regla en el borde de los dedos. Me indica que me va a dar cinco azotes y me advierte que si se cae la regla o trago agua me funde. Proceso la información y asiento acojonada. Me concentro.
Me da el primer azote, fuerte, de los suyos, los pies se me desplazan hacia delante de la fuerza y de los zapatos, me acaricia el culo mientras me acostumbro a la sensación y la regla no se me cae. ¡Bien!
-¿No es igual leerlo que hacerlo eh? – se sigue cachondeando.
Yo sonrío como puedo. No me quiero desconcentrar. Me regala el segundo azote, más fuerte que el anterior pero sigo con la regla en mis dedos, aunque se ha movido un poco pero nada importante, Jota me la coloca y seguimos. Está deseando que se caiga pero lo lleva claro, no lo voy a permitir. Con el eco de sus palabras resonándome en los oídos cuento los azotes para mí. << Si se te cae la regla o tragas agua te fundo >>. Se repite la misma función hasta terminar con los cinco azotes previstos, mis pies se deslizan hacia delante pero consigo que la regla no se caiga. El tercer azote me duele la vida, ¡Joder! Reconozco que he tragado en cada azote, sé que Jota lo sabe pero no me castiga, lo que tragaba no era el agua, es por la sensación precisamente de no poder tragar. Trago el agua que me queda en la boca, por orden de Jota. Se coloca detrás de mí y mete un dedo en mi interior, me relajo en su hombro y disfruto.
Jota vuelca la mesa en la pared, de modo que queden las patas mirando para mí. Ata una esposa doble a una pata y otra en la otra. Con la esposa sobrante me ata a mí las manos quedando de rodillas, con los brazos estirados a cada lado y atada a la mesa. Me inclino hacia delante todo lo que puedo para que quede mi culo expuesto hacia Jota. Le cedo todo mi cuerpo, toda yo dispuesta y preparada para todo. Tengo cojines y una almohada para poder apoyarme. Jota siempre tan atento. Me levanta el vestido. Me echa una foto y levanto la cabeza para verla. Me gusta. Me da morbo verme así.
-Me encanta verte así, tan indefensa – me susurra
Me da un golpe y reconozco rápidamente el flogger. Cuento hasta cuatro con éste, se detiene y retoma con su mano. Me da con fuerza pero no con tanta como cuando estaba con la regla. Nalga derecha, nalga izquierda, luego la confluencia de muslos y culo. Levanto la cabeza como mezcla de placer y dolor. Entre azote y azote me acaricia y estoy segura que contempla cómo mi piel adquiere un tono rosado bajo mi ropa interior. Gimo, asimilo el placer. Me abre el culo y lo chupa. Me dice que le gusta mi ropa interior. Me ofrece chupar su dedo. Me desabrocha el vestido y la parte de arriba de éste cae. Se despacha a gusto con mi culo, un sinfín de azotes, me duele, me azota con los puños ¡a ver para que le doy la idea!, por un momento quiero parar porque me azota de seguido y duele demasiado, se me corta la respiración pero enseguida me acaricia y me alivia. Me pregunta si estoy bien y asiento, quiero seguir.
-¿Cuántos azotes más quieres Daira? –me pregunta
-Los que usted quiera – le contesto decidida.
Tengo el culo ardiendo, como a ÉL le gusta y me lo recalca. Me mete dedos y dice:
-Sí que te gusta que te azoten sí. –Los chupa- Para chuparse los dedos – añade.
Jota coloca un cojín a mi lado izquierdo y otro en el derecho para apoyar mis rodillas y quedar lo más abierta posible. Me ordena quitarme el tanga y lo hago.
-Tengo hambre – me susurra en el oído derecho.
Y se acomoda entre mis piernas con su cabeza en mi sexo y se deleita en éste. Mientras tanto me lubrica también con dedos, la doble sensación es increíble y la disfruto. Mis piernas se cierran y mi cuerpo decae por el placer y Jota me regaña. Intuyo que le aplasto y no le hará gracia.
-Abre las piernas aunque te tiemblen – me ordena en tono exigente.
Me incorporo de inmediato. Con el vaivén de cerrar y abrir las piernas el cojín izquierdo se me pierde y mi rodilla queda expuesta en el suelo, me raspa y me hago daño pero no me importa, no pienso hacerle parar por esta tontería. ¿Aguanto los azotes, cosas peores y no voy a aguantar esto? Venga ya…
Ignoro esa sensación y me vuelvo a concentrar en la lengua experta de Jota y en esa técnica tan suya que me vuelve loca. Gimo y me arqueo.
-¿Estás disfrutando Daira?
Sí -contesto en un susurro que casi no se oye.
Acelera el ritmo de los dedos, busca mi punto G y no se rinde, la temperatura sube por cada centímetro de mi cuerpo, me corro, está claro que lo encuentra pero no consigo correrme como ambos queremos. Me agarro al suelo, a la almohada, mi cabeza está apoyada a ésta, la subo en señal de placer y gimo, miro por debajo como puedo para ver a Jota en mi sexo, apenas puedo verlo porque el vestido me lo impide pero aprecio a Jota concentrado, disfrutando tanto como yo. Intercala azotes. Jota jadea y gime.
Se levanta y coloca detrás de mí, se sube y sienta en mi espalda, me cabalga y tira de mi pelo, estupefacta apoyo la cabeza en la almohada y pienso que qué hace, sopeso la posibilidad de decirle que baje pero no lo hago, tarda poco en bajarse, no me estaba haciendo daño pero sabe que no puede hacerme eso. De nuevo con sus dedos me toca el clítoris, siento una sensación de placer tremenda, increíble y totalmente nueva para mí. Ambos hemos descubierto un punto nuevo, “El botón”. Me corro por segunda vez y Jota sigue hasta que consigo llegar a un tercer orgasmo y Señor cuando cree oportuno para. Satisfechos los dos.
-Vaya cuerpecito tienes hija.
Me libera de la mesa y de las esposas y me ayuda a levantarme. Estoy temblando. Me ordena quitarme el vestido y pierdo el equilibrio al liberarme de éste por los pies, llevo tacones y eso también influye. Me apoyo en el sofá para descansar y recuperar la respiración. Bebo agua, la necesito.
-Te he encontrado un punto que no conocía ¿eh, Dairita?
-Ni yo misma lo sabía – le digo sorprendida.
Jota me quita el sujetador y el collar, quedo totalmente desnuda y lo único que me adorna son los zapatos. Me chupa los pezones con delicadeza. Jadeo.
-Estoy disfrutando mucho de ti hoy – me dice
Sonrío. Me gusta que disfrute de mí al igual que yo disfruto de ÉL. Me besa. Coge la cuerda morada y me ata por los pechos, por la espalda, formando como una especie de camisa improvisada yo miro expectante y con intriga a lo que está haciendo. Termina atándome las manos por detrás y me lleva a la pared. Me echa fotos y ordena irme para la habitación. Ya en ésta me chupa los pezones y ordena ponerme de rodillas en la cama. Me coloca la almohada delante para cuando eche la cabeza hacia delante esté más alta y más recta, supongo. O más cómoda, yo que sé… ÉL sabrá. Me pone algo en la boca a modo de mordaza y durante unos segundos pienso qué puede ser pero rápidamente me percato de que es mi tanga. Me azota y vuelve a estimular mi punto G, el botón y clítoris. Jadeo, quiero gemir fuerte pero no me deja el tanga. ¡Mierda! Me miro al espejo y veo el culo rojo, reconozco que me pone verme así. Jota me echa una foto a cuatro patas en la cama. Se libera de su ropa y desliza su miembro por mi vagina, entra suave y sin dolor, como siempre, estoy más húmeda que nunca y Jota lo sabe. Comienza con ritmo despacio y poco a poco le voy abriendo paso a su miembro, ensanchándome, me embiste rápido y fuerte, como a los dos nos gusta, me miro al espejo:
-¿Te gusta mirarte al espejo? – pregunta
Asiento, la verdad que me encanta ver reflejada la escena de los dos en éste y Jota para motivarme más me tira del pelo, otro detalle que sabe que me gusta:
-Solo te falta estar comiéndote una polla mientras yo te doy por detrás ¿eh zorri? – ríe provocándome y añade:- pronto la tendrás.
Sonrío con picardía y deseo, la verdad que la espera del trío está siendo interminable.
-¿Quieres más no? – pregunta divertido
Riéndonos nos miramos con complicidad. No hace falta decir nada más. Me empala duro y exigente. Jota sale de mí y de la habitación, cuando lo oigo entrar lo miro y para mi irónica sorpresa ¿que trae? ¡Mi dulce tortura!😊  Le lanzo una mirada intensa…cómplice.
-¿Por qué te ríes cuando ves el Hitachi? – pregunta dedicándome una sonrisa burlona.
Me tiene “calá”. La sonrisa me delata, me lo concede para que lo disfrute y me vuelve a penetrar por la vagina, me muerde el culo.
-Qué buena estás hija puta.
¡Toma piropo! Me sigue clavando con fuerza y golpeándome, suelto gemidos en cada azote mientras me deleito con mi loco vibrador y caigo sobre la almohada al llegar al éxtasis. Me lubrica analmente y noto sensación rara, de dolor a la que no estoy acostumbrada ya que normalmente no me duele cuando me dilata con la mano.
-¿Y este culo que está ya tan preparado?
Me la mete por detrás y duele pero espero unos segundos para darme tiempo y ensancharme más, pero no, al embestirme me resulta molesto y a pesar de que lo está haciendo con delicadeza y suavidad quiero parar, le toco en la pierna para que pare y rápidamente entiende mi señal y se detiene.
-¿Te duele?
-Sí, pare por favor – le suplico
Jota me tranquiliza y antes de salir de nuevo me ordena que siga con el Hitachi y me quite el tanga de la boca. Sigo con el vibrador hasta que Jota entra de nuevo: con un cigarro, mechero y cenicero. ¿Pero qué coño? La verdad que no entiendo nada, me preocupo por si la he liado al decirle que parase y se ha enfadado. Se sienta en la cama, cómodo.
-Ven –voy hacia ÉL de rodillas por la cama –Baja, que voy a disfrutar.
Se enciende el cigarro, desciendo hacia su polla y con vibrador en mano me doy un homenaje con ambas cosas, la chupo de arriba abajo despacio, como le gusta, le redondeo el glande, suelto gemidos y miro a Jota como buena zorra que soy. Tiene los ojos clavados en mí.
-¿Y esa mirada Dairita? – pregunta
Me encanta mirar a los tíos mientras les hago una mamada pero no le hago ni caso, yo sigo a lo mío.
-¿A ti te gusta comerla eh?
Con polla en boca asiento y sonrío con provocación. Si sí, soy una viciosa, tengo mucho peligro con una polla delante.
-Me encanta la escena que se refleja en el espejo – me dice mientras contempla como se la como y se fuma su cigarro.
Señor se termina el cigarro y durante un rato seguimos así. Se tumba en la cama y me ordena posición de 69. Dejo el Hitachi, retomo con su polla y él con mi clítoris y trabajamos los dos. Nos miramos en el espejo a la vez, me encanta y cuando Jota está entretenido vuelvo a mirar varias veces para verle. Estoy atenta a todos sus movimientos, necesito saber si le gusta o no, gime de vez en cuando y eso me relaja, sus piernas se tensan y tiemblan, sé que le queda poco. Me pide que siga cómo lo estoy haciendo y noto como se deja ir en mi boca y su semen se desliza por mi garganta.
Contenta, saciada y satisfecha me tumbo en el pecho de Jota y le abrazo para recuperarme, para recuperarnos los dos. Ese contacto de confianza después de la sesión me resulta muy agradable y me relaja.


                                                                                                                      Daira.

martes, 6 de marzo de 2018

Ducha explosiva 🔥


Otra semana con la incertidumbre de que pasará, las preguntas de siempre se toman la libertad de pasear por mi cabeza ¿lo haré bien?, ¿Estaré a la altura? ¿Seré capaz de obedecer todas las órdenes? Como cada semana espero impaciente un mensaje suyo para nuestra cita. La noche de antes y el mismo día de ésta los nervios se apoderan de mi cuerpo, pero las ganas de que llegue la hora de cogerme el bus e irme ganan. Me duele la espalda ¡Mierda!, mañana tengo sesión y tengo que estar bien así que me tomo un relajante con la esperanza de mañana estar nueva. El día lo dedico única y exclusivamente a los preparativos (depilación, manicura, pedicura, ducha, pelo liso, maquillaje, ropa ordenada, collar…) cada detalle cuenta, pero no solo preparativos materiales y personales, sino también mentales, haciéndome a la idea de que me diga lo que me diga y me haga lo que me haga tengo que dejarme llevar. Lo sé y él me lo ha pedido. Sé que puedo hacerlo. Lo que él no sabe es que realmente llevo preparándome desde el minuto uno que me deja en casa al finalizar cada una de nuestras sesiones.
La tarde pasa lenta, no veo la hora de irme hasta que soy consciente de que ya voy de camino, mis nervios aumentan por momentos, cojo el móvil para intentar distraerme y no surte efecto, pero cuando me encuentro con Jota poco a poco me voy relajando.
Como cada día me espero en la puerta hasta la orden de entrada, la cual no se hace esperar.
Esta vez no tenía orden de vestuario, aunque como siempre me llevo un conjunto de ropa interior y el collar, tan solo me pidió llevar el Hitachi y el consolador, éste último a petición mía. Tenía algunos detalles de lo que iba a pasar en la sesión, ducha juntos y azotes en su regazo atada, aunque eso solo vivía en mi imaginación, ya que nunca sabes ni cuándo ni cómo va a pasar. Ya podía mirarlo en las sesiones. Eso me agrada.
Durante un rato hablamos como amigos, me siento a horcajadas en él, Jota sabe que necesito ese contacto cercano antes y después de la sesión para relajarme, necesito ser yo y me lo respeta, se lo agradezco. Ese contacto tiene un efecto en mi entrepierna. ¡Joder!
Llega el momento ducha, nos desvestimos y metemos en ésta, Jota me ordena lavarlo y lo hago con gusto, me echo champú, le lavo y masajeo el pelo, después cojo la esponja, echo gel y hago lo mismo con el cuerpo, le lavo despacio la fuerte y tersa espalda, empiezo a descender y al llegar a las piernas me poso de rodillas ante él, con su pene cerca de mi boca, la tentación de metérmelo me invade pero dudo, no sé si le gustará que haga algo sin su permiso y me pase de traviesa, aunque imagino que sí, -¿le pregunto?- nah, saco esa idea tentadora de mi mente y sigo con el lavado, debo servirme a él en lo que me pida.
-Mm – jadea mientras le masajeo el pelo
-¿Le gusta? – pregunto
-Sí – contesta
-Me alegra que le guste, nunca he lavado a nadie.
-¿No? – pregunta sorprendido.
- No -respondo tímida.
-¿Quieres que te lave yo a ti?
- Lo que usted quiera – me decido a contestar.
Se echa gel en las manos y me lo echa por delante de mi cuerpo, brazos, piernas…baja con lentitud y suavidad. Disfruto del momento. Nos miramos y nuestros labios se encuentran, Jota me besa, me mete la lengua y yo le correspondo, le muerdo el labio inferior esperando una mala respuesta por su parte pero no sale, me alegro, soy muy fan de morder mientras beso y me he dejado llevar. Eso no me lo esperaba y me pongo tímida, nos abrazamos, estamos en contacto todo el rato. Me doy la vuelta y me masajea la espalda, las piernas, recorre mi cuerpo… Me mete un dedo y la respiración se me entrecorta. Me susurra palabras al oído y me chupa un pezón. Estoy excitada pero claro, el agua lo disimula.
-¿Entonces nunca te has duchado con nadie? –me vuelve a preguntar sorprendido.
-No – respondo con una ligera y tímida sonrisa.
Ladeo la cabeza y me encuentro a Jota mirándome, nuestros labios se vuelven a buscar, o eso creo, y nos damos un beso dulce y suave. Nos aclaramos y las sonrisas, las caricias y los abrazos son testigos del momento.
-¿De quién eres Daira?
-Suya, solo suya señor - contesto
-¿Te has corrido alguna vez con el chorro de la ducha?
- No – respondo
-Pues hoy lo vas a hacer.
Sabía que esto iba a pasar y no me equivoco, una vez más mi intuición no me falla. Así que me preparo para otro descubrimiento y experiencia nueva. Me siento en la bañera para estar más cómoda y Jota regula el agua caliente. Me apunta con el chorro de la alcachofa directamente al clítoris, y el calor sube automáticamente por cada una de las partes de mi cuerpo, ardo, es una sensación increíble e inefable. Jota me ofrece baños de placer literalmente. Me retuerzo, mis piernas se cierran, tiemblo, mi cuerpo se arquea, hecho la cabeza hacia atrás y la apoyo en la bañera, lo miro, gimo y chillo de placer. Me corro. La sensación a veces incluso me produce risa, la presión del chorro me hace cosquillas.
-¿Te gusta?
-Sí – susurro muy bajito y con sonrisita añado -: Me recuerda al Hitachi.
-Pues disfrútalo – me dice.
Dicho y hecho, soy toda orden y así lo hago, disfruto de mi nueva dulce tortura.
-No cierres las piernas – me gruñe
Ya empezamos con no poder cerrar las piernas, lo intento pero no puedo.
-Abre las piernas Daira – me regaña Jota un poco enfurecido.
Entre arqueo y arqueo, gemidos, orgasmos, chillidos y demás me agarro a la bañera, pongo las manos debajo del culo para sujetármelo e intento colaborar en no cerrar las piernas pero involuntariamente se me cierran y Jota me las estira y presiona con sus brazos para imposibilitarme poder abrirlas.
Por momentos deseo que pare, el placer es exagerado pero no, que coño digo, no quiero que pare…me divierto. Me miro mi sexo y lo tengo rojo, me arde.
-¿Quieres seguir? –me perturba
-Sí -le miro y respondo juguetona.
Jota se ríe -: Si es que eres una zorra. Y yo me río también. Lo admito, lo soy.
Jota sigue con su tortura durante un rato más y cuando nota que me he corrido para, me ayuda a levantarme y nos abrazamos mientras mi respiración débil y acelerada se tranquiliza de la experiencia satisfactoria.
-¿Te parece esta buena forma para romper el hielo y entrar en calor?
-Buenísima -musito
Nos secamos el cuerpo y yo el pelo un poco mientras Jota se dispone a vestirse, yo no, claro está J Hago caso omiso a su tarea, sale a por la camiseta olvidada y cuando entra lo miro de arriba abajo y me asombro al ver que no lleva su camisa azul ni sus vaqueros de sesión.
-¿Qué raro todo no? – bromea al ver mi cara de asombro.
-Sí, sí -añado alucinada a la vez que sorprendida.
-La confianza crece y subes de nivel.
-¿Ah sí? ¿Entonces qué subo al nivel 2 no? – le aporto un poco de humor a la situación.
Ambos reímos.
-Cuando acabes te vas para la habitación, y te llevas el Hitachi y el consolador – me ordena con tono calmado.
Ya en la habitación le pregunto si quiere que me ponga el collar y afirma, me lo pongo y me percato de que Jota tiene una corbata en la mano, me ata las manos por detrás de la espalda y como siempre muestra su preocupación para ver si estoy bien. Asiento. Ya solo el hecho de verme atada así me agita.
-¿Te acuerdas lo que te dije anoche?
Dos segundos me bastan para hacer memoria y saber a lo que se refería.
-Que me iba a azotar en su regazo, atada… -respondo tensa.
Y así fue, Jota me lleva hacia la cama, se sienta y me ayuda a tumbarme encima de él, boca abajo, manos atadas detrás de la espalda y con la cabeza ladeada sobre la almohada para escucharme bien lo que contestase. Me preparo y asimilo lo que va a pasar y Jota da paso a su tanda de azotes, me concentro, no quiero defraudar a Jota ni defraudarme a mí, sé que lo necesita y yo quiero y sé que puedo complacerle. 1, 2, 3,4…….incontables azotes me propicia Jota en las nalgas, alterna la derecha, la izquierda y el centro. Cierro los ojos y me relajo. Siento mi respiración acelerarse. La escucho.
-¿Qué pasa que te relajan o qué? –pregunta en tono irónico.
Mi cara tiene que ser un relajamiento total para que Jota me diga eso. ¿Será del relajante muscular que me tomé anoche? ¿La ducha que me ha dejado K.O? o qué coño, ¿Será que me están gustando realmente? A saber…
-¿Qué vas a hacer este finde entonces?  -me pregunta
-Salir con mis amigas.
-¿De marcha?
-Supongo…
No doy crédito a lo que me está preguntando en medio de la tanda de azotes… ¿lo hará para desconcentrarme? ¿O para distraerme?
-100 azotes – me informa.
Joder, ¿100 azotes ya? Sí que he estado concentrada sí, que ni me he enterado. Aunque reconozco que me duele un poquito el culo.
-¿Estás bien?
- Sí, susurro.
-¿Quieres más?
-Sí.
-¿Quieres más por mí o porque estás bien de verdad? – se asegura
-Por mí, de verdad, estoy bien – le tranquilizo.
-En un mes me llega el columpio, ¿vamos a jugar a que sí? , y más cositas –me provoca.
Río. Continúa explayándose con más azotes, me pican, me duelen, conforme van aumentando los azotes imágenes de la segunda sesión aparecen en mi mente sin previo aviso y no puedo evitar preguntarme ¿Me excederé hoy también? ¿Llegaré a mi límite? ¡Vamos, concéntrate Daira! sé que a Jota eso no le gustará así que me distraigo rápidamente de ese pensamiento y disfruto sintiendo cada azote que Jota me da, sé que lo está disfrutando y yo también, estoy mejor que nunca, me acaricia suavemente las nalgas donde me acaba de azotar, no sé si es para calmar la zona o para prepararla para más azotes, aumenta la intensidad de éstos sin ninguna compasión, me parece que incluso me está azotando con los puños y cada vez me duelen más pero aún no estoy débil, bendita obsesión la mía de nunca rendirme. Hoy lo voy a hacer, voy a aguantar y disfrutar del momento.
-180 – me vuelve a informar
La comisura de mi boca se curva como respuesta de esa información. Me siento orgullosa de mí misma y Jota durante unos pocos minutos sigue marcando mis nalgas con sus manos. Me entrego a él por completo. Me domina y agarra del pelo para verme la cara. A ritmo de los azotes me confiesa y confirma por qué le gusta sesionar conmigo. Me convenzo.
-Tienes el culo ardiendo y rojito, como a mí me gusta.
Sí, yo misma me noto como el culo me arde. Jota finaliza con su tanda de azotes, sé que está satisfecho y yo orgullosa de poder complacerle en sus gustos, le he permitido que sea él, he buscado a Jota.
-¿Estás bien?
-Sí –sonrío convencida y agradecida por preocuparse.
Me desabrocha la corbata y mis manos y brazos quedan libres, me ayuda a levantarme y me dice:
-Sí que te han excitado los azotes sí, mira como me has puesto los pantalones.
Miro sus pantalones y están mojados, abro los ojos de sorpresa al ver semejante humedad y sonrío, no he sido consciente de lo excitada que estaba hasta que no lo he visto en los pantalones de Jota, espero reacción de éste pero no llega, suspiro aliviada al ver que no se ha enfadado o al menos no me ha castigado por ello. Me ordena coger el consolador, chuparlo y metérmelo mientras me pongo de rodillas delante de él. Me dice que chupe su dedo índice y mientras lo hago como si de su polla se tratase me da un bofetón.
-¡Chupa con ganas! Mueve la lengua de arriba a abajo.
Joder, si lo estoy haciendo.
-¿La quieres chupar? –refiriéndose a la polla.
-Sí.
-Repítemelo más alto –me habla bastante calmado
-Sí Señor –repito en un tono más alto.
Me la introduzco en la boca y la chupo durante un rato a la vez que me masturbo y Jota me amenaza con fundirme si dejo de hacerlo. Me gruñe que tenga cuidado con los dientes, se ve que le he rozado, sin querer claro está. Me empuja la cabeza suave para realizar garganta profunda, pero nada insoportable, y la verdad que lo agradezco. Concentrada en mi tarea Jota me da bofetones y me dice algo, no recuerdo el qué ni por qué lo hizo, solo recuerdo que asentía ante sus palabras.
Me levanto y Jota coge las pezoneras sueltas, esta vez no llevaban las cadenas, y me pone una en un pezón y la otra en el otro. Noto un ligero dolor pero rápidamente desaparece, no me molestan ni me incomodan y mis pezones se endurecen ante esa reacción.
-Más adelante te las pondré en el coño –me dice
-Vale –murmuro.
La idea no me asusta. Jota me empuja hacia la cama y me ordena ponerme boca arriba y siguiendo follarme a mí misma con el consolador. Esta vez le toca el turno al flogger y Jota me azota con este en los pechos, la dureza y firmeza de mis pezones y las pezoneras me producen más dolor de lo normal, pero nada insoportable, me miro éstos y solo tengo una, supongo que la otra se habrá caído a causa de los golpes con el flogger. Miro a Señor y lo veo mirándose la mancha de mis fluidos anteriores mientras me azotaba y sin remediarlo me río, a Jota no le hace gracia, como es obvio.
-¿De qué te ríes? –me pregunta enfurecido.
- De nada – disimulo aguantándome la risa. Tierra trágame, ya la he cagado –pienso para mí.
-Dímelo –me ordena.
- Que nada de verdad – contesto atemorizada, si le digo la verdad se enfadará.
Jota me quita la pezonera que me queda, me tira y aprieta de los pezones y me ordena levantarme, me saco el consolador y me incorporo para cumplir otra orden. De rodillas en la cama vuelvo a introducirme el consolador en la vagina y  la polla en la boca y la saboreo con gusto, le miro ya que puedo permitirme ese lujo y agradezco que de momento no me obligue a hacer garganta profunda. Estoy más concentrada en la polla que en el consolador, las cosas como son. Me tumbo de nuevo boca arriba y Jota se va al otro lado de la cama, con la cabeza colgando por el borde de la cama y Jota de pie en el suelo, vuelve a follarme la boca y yo sigo follándome con el consolador.
-¿Te gusta comerla en esta posición?
Asiento como puedo y un gemido mudo sale de mi boca, cómoda precisamente no es, la verdad, pero para un rato vale. Me coloca a 4 patas y yo sigo con el consolador mientras él me mete un dedo en el culo, me lubrica, me realiza un beso negro y dice:
-¿Te gusta esto eh? ¿Tienes ya ganas de que te follemos los dos a que sí?
-Sí – le afirmo con sonrisita
La mano y el brazo se me cansan del consolador, Jota me lo coge para que descanse y ahora es él quien me penetra con éste a la vez que sigue lubricando mi culo y para colmo me da el Hitachi, tengo triple placer, me deleito con éste y Jota me estimula vaginal y analmente. Me pone el antifaz, supongo que para que no vea lo que me va a hacer o simplemente porque sabe que me gusta. Jota intenta penetrarme por detrás pero creo que no puede, aún no sé por qué, quizás no esté demasiado empalmado y desiste o simplemente porque no quiere, Jota es tan imprevisible. Me azota con el flogger en la espalda y culo, me muerde éste y por si era poco Jota deja el consolador y me mete dedos por delante, sé que está estimulando mi punto G, ardo, tengo triple placer de nuevo para mí sola, y mientras yo sigo con mi dulce tortura éste me tapa la boca y nariz para omitir mis gemidos y de inmediato le quito la mano, cesa y lo agradezco, no tolero que me tapen la nariz. Me acerca la polla a la boca y como de costumbre la chupo y saboreo, Jota se tumba y yo busco su polla.
-Disfrútala –me dice
A sus órdenes señor, la masajeo de arriba abajo, la chupo, saboreo y degusto a mi manera, Jota me pide que más despacio, si es verdad me embalo y no hay quien me pare. J
-A ver esa lengua –me dice
La saco y Jota se la menea dándome golpecitos en ésta.
-Si es que menuda puta estas hecha.
¡Anda, ya tenemos piropo nuevo! 😊 El pene cada vez está más erecto y eso me anima porque sé que le gusta y me halaga.
-Buena chica.
Ahora sí creo que está preparado y me pone a 4 patas, me introduce el dedo de nuevo por detrás, lo chupa y me penetra por delante durante unos segundos para posteriormente encularme despacio y suavemente. Gimo mientras se mueve. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. Arremete una y otra vez. Disfruto de él y del Hitachi. Me azota.
-Me encanta follarte. ¡Qué gusto! –murmura explícito.
Me quita el loco vibrador para que me introduzca el consolador, durante pocos segundos lo hago pero no le pongo empeño, no me entra, me molesta y hace daño. Quiero parar y aunque dudo si decírselo o no al final lo acabo haciendo y Jota lo entiende, sabe que es muy duro y me entrega de nuevo el vibrador.
Me quita el antifaz.
-Mira el espejo –me incita con voz cándida
Cumplo su orden y contemplo la escena tan excitante que nos rodea, me veo ardiente y viciosa mientras Jota coge y tira de mi pelo. Mm ¡¡¡excitante!!! Me encanta. Sigue azotándome. ¿Cuántos llevaré? Incontables… Por momentos pienso y me preparo para la fusta, vara o vete tú a saber lo que podría coger para azotarme, pero nada de eso pasa. Me pellizca los pezones y me duele. ¡Au, cómo duele joder!
-Menuda puta eres.
Con el Hitachi en mi poder Jota me encula suave y despacio a la vez que me azota, pero se enfada al ver que el Hitachi no lo tengo como es debido, o bueno, como no es debido para él. Con celeridad me da la vuelta, me pone boca arriba y me quita el Hitachi de malas maneras.
-Así es como te tienes que poner el Hitachi, a ver si aprendes de una vez –me regaña y presiona éste en mi clítoris.
Ya la hemos liado, adiós respiración, hola dulce tortura. Jota me putea, le encanta verme revolviéndome con éste, gimo, me agarro a la cama y como no, cierro las piernas y se enfada. Me arqueo, tiemblo y llego al clímax dos veces. No satisfecho, Jota me obliga a correrme otra vez.
-Córrete para mí – me ordena y cómo ve que no lo hago me regaña.
-Ya me he corrido –le digo con compasión.
-Pues otra vez, córrete cuando yo te diga –me exige con furia en su mirada.
Se pega un festín con el Hitachi en mi clítoris y para colmo éste se para, yo suspiro aliviada pero no, Jota por ahí no pasa.
-No te pienses que te vas a librar –se mofa y sale de la habitación a por su Hitachi.
Cuando regresa continúa con vehemencia y me lame el coño suavemente dos veces, lo miro con compasión para ver si para pero no, ya me lo esperaba. La inercia hace que me suba para arriba en la cama y Jota me coge de las piernas y me arrastra cama abajo hasta quedar en el borde de ésta.
-Esto es mío –me dice señalando mi coño y añade -: Y el orgasmo también, me pertenece, córrete ya Daira y me dices <<Gracias>> - me apremia y obliga a correrme.
-Dejarse llevar – me dice con voz ronca y entrecortada.
Vale vale, ya he captado la indirecta. Asiento tímidamente. Sé perfectamente por qué me dice eso. Hoy sí que me he dejado llevar y así pienso hacerlo a partir de ahora.
-Yo te doy las gracias por aguantar los 300 azotes y tú a mí me das las gracias por el orgasmo.
Proceso las ordenes, no me quejo, me dejo llevar y un intenso y tercer orgasmo me invade mientras le miro.
-¡Ya! –le digo con ganas y continúo -: ¡Gracias! – le replico con alivio.
-Como me gusta putearte – se cachondea.
¡¡No me digas!! No me había dado cuenta.
-¿Te ha gustado el momento ducha?
-Sí – balbuceo
-¿Y acompañada mejor, no? –pregunta pícaro.
-Sí – sonrío divertida.
Descansamos y mi respiración poco a poco se va ralentizando.

Y ya empiezo a prepararme para la siguiente…

            Daira