martes, 27 de marzo de 2018

Sensaciones nuevas: humillación y cera.

-Pasa.
Jota se ducha y como de costumbre yo mientras me preparo: ropa interior de encaje negra, labios rojos, zapatos negros de tacón y collar, todo a petición de Jota. Me pongo una camiseta vaquera para no coger frío mientras. Éste sale con camiseta azul, vaqueros y deportivas.
-Ven aquí pibón – me piropea cuando me ve.
Me acerco a él y nos besamos, hago el intento de quitarme la vaquera pero Jota me dice que no me la quite, que me queda bien. Me lleva hacia el sofá y me ordena escribir unos deberes.
-¿No querías instrucciones?
Concentrada, escucho atenta sus instrucciones y las escribo. << Escribir 10 castigos en diferentes zonas del cuerpo con diferentes objetos. A mi elección. Escoger 5 de estos objetos. Masturbarme hasta terminar>> -me dicta. Nos dirigimos al potro, me subo y me coloco en el borde quedando mi culo todo lo expuesto que puedo y Jota bueno de ÉL me quita los zapatos para estar más cómoda. Qué bueno es cuando quiere 😊Me echa fotos y cuando estoy lista me azota con la del 45. La mano.
-Palabra de seguridad.
-Rojo.
¿Puedes parar cuando quieras?
-Sí.
Comienza flojo, apenas me duelen pero sube de intensidad y de ritmo, me azota seguidamente y en uno de ellos se me corta la respiración ¡Joder que daño! Pero no emito el menor sonido. Jota creo que se da cuenta al percatarse de mi respiración o la reacción de mi cuerpo y me concede unos segundos muy necesarios por mi parte para aliviar el dolor. Se preocupa por mí y le asiento para que sepa que estoy bien. En un azote me da en el hueso y me hace bastante daño pero no le digo nada, me recupero enseguida.
-¿No querías subir de nivel?
Sonrío, Jota no me ve ya que estoy agachada y apoyada en la almohada y el pelo me tapa.
-Tienes el culo ardiendo.
Lo sé, lo noto. Me muerde el culo, me araña, me realiza un beso negro y disfruto. Me dejo llevar. Durante segundos no siento a Jota cerca de mí, escucho un ruido parecido a un cinturón. Me preparo para lo que sea. ¡Zas! Efectivamente es un cinturón, me golpea varias veces con éste y lo aguanto. Me pone esposas, sabe que me gustan. Coge el flogger y me golpea en la espalda, culo y muslos. Ahora con la pala ¡Zas!
-La pala pica más ¿eh?
-Sí – susurro.
Jota descarga tensiones con innumerables azotes por mi cuerpo y colorea mi piel.
-Ya aguantas más –me dice
Por suerte sí, me domino mentalmente para no limitarme y hacerme saber que me gusta y que eso es lo que quiero, sonrío para mí. Quiero y necesito más. Realmente los estoy disfrutando. Me ata con la correa de perro.
-Ahora sí que eres una perra.
 Con la suela de una zapatilla me golpea durante un instante también y finaliza con el reguero de azotes que me ha proporcionado.
-¿Estás bien?
-Sí – le brindo una sonrisa tranquilizadora.
Me quita las esposas, bajo del potro, me ordena quitarme la vaquera y la tiro al sofá.
-Madre mía como estás- me dice al tocarme el sexo y se chupa el dedo – Que buenas estás.
Sonrío.
-Vamos a torturarte un rato – se mofa
De pie, de espaldas, apoyada en el sofá y con los brazos atrás por orden de Jota me azota durante unos instantes, los brazos se me bajan inconscientemente y me obliga a subirlos. Sospecho que me va a poner la barra separadora en los pies y me va a torturar con el Hitachi al ordenarme abrir las piernas pero para mi sorpresa no es así, se acerca sigilosamente y se agacha al sofá, miro expectante mientras coloca algo en las patas de éste y observo que son las esposas moradas dobles. Coloca una en una pata de un sofá y la otra en otra pata del otro sofá y las sobrantes me las coloca a mí en los pies, totalmente abierta para ÉL y dispuesta a lo que venga. Acerca una silla y la pone detrás de mí, Jota se sienta y me da el Hitachi. Me baja el tanga y me siento encima de él.
-Échate, apóyate en mí y disfrútalo – me susurra
Me lo poso sobre mi clítoris y me apoyo en el hombro de mi Señor, lo disfruto, gimo, me incorporo, tiemblo, me siento, me corro, las esposas de los pies me aprietan al moverme y me hacen daño pero no le doy importancia y sigo a lo mío mientras un sinfín de emociones recorre mi cuerpo. Jota me azota sentada y me levanto para darle mejor acceso a los azotes.
-Mira cómo se levanta la zorra para que le azote –  se burla
Ambos reímos, me sujeta el tanga para que no se me suba.
-¿Alguna vez te has corrido sentada en alguien?
-No –murmuro.
Me explayo con mi dulce tortura y aviso a Jota de mi orgasmo, éste no satisfecho con ello me dice:
-¿Ya? ¿Tú te crees que solo le puedes dar un orgasmo a tu dueño?
Sigo y tras varios intensos orgasmos damos por finalizado el juego recién inventado por Jota. ¡Bendita imaginación de mi dueño! Se preocupa por mi estado y bebo agua, la necesito y mientras me permite descansar unos minutos sentada en la silla a la vez que me retira las esposas. Jota se va hacia el baño y miro mi culo, lo tengo rojo y ardiente; me alivio un poco con el poco frío que le queda a la botella. Me gusta que me deje marcas.
Me ordena deshacerme del tanga, me levanto y lo hago tirándolo contra el sofá. En un contacto más cercano nos miramos.
-Este cuerpo es mío –dice - ¿De quién es Daira? – insiste
-Suyo, solo suyo Señor – le aclaro
Permanezco de pie impaciente por saber que tendrá preparado Jota para mí pero mi respuesta no tarda en llegar y me ordena dejarme caer en el sofá. Boca arriba y totalmente expuesta Jota va directo a mi entrepierna, me elevo y disfruto de su lengua, lo miro y nuestras miradas encendidas se cruzan. Ardo ante tal morbo que me provoca la situación. Se levanta y se dirige a le mesa donde tiene su kit completo de BDSM, coge algo y veo que le sobresalen por las manos ¡Pinzas! El temor y las ganas a la vez de que llegara este momento relucen. Primero coge el flogger y me golpea en el sexo, sabe que ahí me duele y obviamente lo hace para joder.
-Te va a doler pero nada que no sea soportable- me dice y añade -: Quiero que te lleves la experiencia.
Bueno, al menos ha sido sincero y me preparo para el dolor. Mi cara lo dice todo pero tengo ganas de probarlo. Deja el flogger y buena de mí le ayudo a Jota a darle las pinzas, me las coloca una a una y me sorprendo cuando no me duelen nada, me coloca siete en todo el coño y me echa foto.
-Ahora hay que quitarlas – se mofa
Coge el flogger y me golpea en éstas, es un dolor leve y gimo. Segundo golpe y cae una pinza, ahora me duele más.
-Así hasta que caigan todas – se vuelve a cachondear
Repite la acción y caen otras dos y una pinza se empieza a caer por sí sola y Jota da en ésta ¡Dioos, esto sí que ha dolido!
-Te duele pero bien que gimes.
Lleva razón, he gemido involuntariamente y no sé si es por placer o por dolor, o mezcla de las dos, quien sabe 😊 Jota saca su poca compasión y me las quita con la mano, lo agradezco, mete un dedo en mi interior y pasea su lengua por mi clítoris a la vez. Me excito cada vez más y más cuando nos volvemos a mirar.
Me ayuda a levantarme y nos abrazamos, me da un beso dulce y me dice que está contento conmigo, sonrío orgullosa y me acomodo en su pecho, huelo y siento a Jota.
-¿Hueles a tu dueño?
Sonrío.
-¿Te gusta tu dueño?
Asiento, no puedo decir nada más.
-Mi preciosa Daira.
Sonrío avergonzada. Me da un beso tierno en la frente. Segundos después le afirmo que estoy bien y quiero continuar. Sabe que tengo ganas de llegar al final, las velas 😉Espontáneamente Jota me tira al suelo y ordena ponerme de rodillas.
-Así es como van las perras, a 4 patas.
Jota empieza a humillarme, no sé cómo voy a reaccionar ante esto pero estoy preparada para ello. Me obliga a ladrar y la vergüenza me acecha por todo mi cuerpo, no quiero hacerlo, permanezco callada y pensativa y tras segundos de espera Jota me regaña para que ladre. Lo hago bajito, ruborizada y no contento con ello me vuelve a regañar para que lo haga más alto.
-¿Así ladran las perras? –me dice enfurecido
Lo hago de nuevo, esta vez un poco más alto pero tampoco lo suficiente para Jota y tras varios regaños ladro lo más fuerte que me permite la situación.
-Buena chica –dice mientras me acaricia el pelo.
¡Bien, lo he hecho! Con la correa me ata al radiador, Jota se sienta en el brazo del sofá y un simple gesto de éste con la mano me hace saber que quiere que vaya a él. Me poso delante de él de rodillas y lo miro como una perrita dulce e inofensiva.
-Buena chica, siéntate en el suelo.
¡Oh, qué gustazo! Sentir el frío en el culo ardiente alivia mi dolor. Jota se va y aguardo en esa posición hasta que vuelve con fusta en mano. Mi cuerpo se paraliza. Me ordena abrir las piernas y me azota fuerte en el coño y en la entrepierna, me duele, me tenso y preparo para los siguientes azotes, no me gusta nada y ÉL lo sabe pero precisamente lo hace por eso, para joderme. Cierro las piernas del dolor y me obliga a abrirlas en tono tajante y yo dispuesta a colaborar a sus deseos, a su lujuria, a lo que ÉL disponga lo hago recibiendo el dolor que Jota quiere y desea. Soy suya. Para, no sé si es por mi cara de dolor o por que le da la gana, me tiro más hacia la segunda opción. Me libera del radiador y tira de la correa para que le siga. Decidida voy tras ÉL a 4 patas, como una perra. Ni yo misma me creo que esté haciendo esto pero algo me impulsaba a hacerlo y no me importaba. Jota pasa a la cocina a beber agua y yo mientras espero en la puerta a que termine. Cuando sale doy un paso atrás para que pase y me coloco detrás de ÉL de nuevo para seguirlo hasta la habitación. Amansa mis miedos e inseguridades.
Cuando llegamos a ésta me paro delante de Jota.
-¿Qué te gustaría hacer ahora? – me provoca
-Comerla – le sonrío perversa e inocente.
-¿El qué?
-La polla – le susurro y me río
Bofetón al canto, eso me pasa por reírme. Me los merezco, lo sé.
-No se ríe – dice enfadado y dándome bofetones seguidos.
Le bajo los pantalones y los calzoncillos, la degusto, masajeo con la mano y empieza a crecer la erección. Jota se sienta en la cama y sigo trabajando.
-Mm, que vistas más buenas tengo desde aquí
Estoy de rodillas y de espaldas al espejo y Jota se ve en éste.
-Como se nota que te gusta comerla.
Sonrío como puedo ya que tengo la boca ocupada.
-Paso atrás –me ordena – Quítame la ropa.
Acepto gustosa y le quito la ropa, empiezo por las deportivas y continúo con pantalones, calcetines y calzoncillos. Él me ayuda. Seguimos un rato y ordena ponerme a 4 patas para inmediatamente penetrarme por la vagina. Jadeo y comienzo a disfrutar de Jota. Me da suave, raro en ÉL, aunque de vez en cuando acelera la intensidad y el ritmo.
-¿Quieres el Hitachi?
-Sí – le digo sonriendo y ÉL también se ríe.
Me lo concede para que lo disfrute y me premia con él. Aunque mi premio es haber satisfecho todos los deseos de Jota. Éste apenas me embiste, sospecho que me está dejando disfrutar del vibrador. Intensos orgasmos llenan mi cuerpo, me miro al espejo y a Jota y contemplo la idílica escena que se refleja.
-¿Y esa cara de zorra?
Sonrío y sigo con mi dulce tortura. Jota sigue con sus embestidas espontáneas, mete un dedo en el culo y obtengo triple placer. Pregunta si quiero más, sabe que sí y se lo afirmo. Me premia con una sonrisa amplia y contagiosa y jala mi pelo.
-Si es que eres una zorda.
Jota jadea y yo gimo mientras el temblor acecha en mi cuerpo para avivar mis orgasmos. Sube la intensidad del Hitachi.
-La insaciable Daira –susurra
Descanso del Hitachi y Jota se percata de que necesito un paroncito para entonarme asique paramos. Se sienta en la cama y su gesto me indica que se la coma, pero que siga con el Hitachi. Trabajo con las dos cosas, no sé a cuál atenerme.
-Difícil concentrarse ¿verdad?
Sonrío, Jota se tumba y me ordena hacerlo yo también, en posición 69 pero de lado. Retomo con su polla y me quita el Hitachi. Sé lo que va a hacer. Me tortura con el vibrador y obliga a comérsela a la vez, soy incapaz, mis piernas se cierran y me regaña para que las abra y se la siga chupando. Me intento concentrar y dominarme a mí misma para no perder el control y durante un rato lo consigo pero claudico, suelto la polla y me centro en el Hitachi. Gimo y Jota me tapa la boca para acallar mis gemidos, lo agradezco, así no me obligará a que se la coma. Por instantes pienso en pedirle que pare pero no sé si eso es realmente lo que quiero, asique aguanto y espero a ver si se cansa ÉL, aunque lo dudo, las cosas como son. Él está encantado de torturarme y no tarda en decírmelo.
-Cuando quieras parar, paramos eh –se burla
-Ya – le digo de inmediato al oír eso –Pare por favor-le suplico
Creo que es justo lo que necesitaba escuchar y Jota lo hace en el momento preciso. Descansamos un rato y apremio disimuladamente a Jota para que comencemos con las velas haciéndole saber que estoy bien 😊
Preparamos la cama con una toalla y me tumbo sobre ella. Me quito el sujetador y quedo solo con el collar en mi cuerpo. Estoy un poco impaciente y expectante pero no nerviosa. Tengo ganas de probarlo. Jota enciende la vela de color roja y la coloca a unos centímetros de mi cuerpo a la espera del goteo. Cae la primera gota sobre mi pecho, no me quema nada, Jota adorna y dibuja mi cuerpo y monte de venus y noto más dolor, me dan espasmos involuntarios pero lo soporto.
-Asimila el dolor –me relaja- cuando se acostumbre el cuerpo ya no duele.
Me acostumbro a la sensación. Después coge la vela morada y repite la misma operación. Escribe <<JOTA>> con las gotas en mi cuerpo, me echa foto y cuando me la enseña me mofo diciéndole que eso no es una J. Le provoco para que la borre y la escriba otra vez.
-Menuda zorda estas hecha.
Con un cuchillo de untar quita la cera y repite la J. Ahora mucho mejor, repite la foto 😁
Me retira la cera y me chupa los pezones.
-¿Notas algo? –me provoca
-No –replico tentadora
-He disfrutado mucho de ti hoy.
-Me alegro, yo también.
Todo me motiva a seguir adelante, a avanzar, a pedir y necesitar más. Jota me transporta a lugares que ni siquiera sabía que existían. Nunca me decepciona.




            Daira

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