jueves, 5 de abril de 2018

Superando récords 😊


Hoy estoy muy nerviosa, más de lo que estaba últimamente. Las dos sesiones anteriores a la 10 ª sabía que iban a ser duras y no sé por dónde va a salir Jota. Recibo orden de entrada y paso. Inicio con los preparativos que yo misma he elegido: sujetador rojo, medias por encima de la rodilla negra, collar, zapatos y labios rojos. La única orden que tenía era no llevar bragas. Expreso deseo del Señor.
-Me gusta – dice Jota al verme mientras me da una vuelta
Se sienta en el sofá y ordena tumbarme en su regazo boca abajo, con la cabeza ladeada para verme y apoyada en un cojín para estar más cómoda. Me regala el primer azote en la nalga derecha, no duele y por supuesto quiero y espero más. Prosigue con los azotes intercalando nalgas, centro y rozando la entrepierna. Mientras me golpea, Jota me saca conversación de diversos temas, igual que hizo en otra sesión y esta vez no me sorprendo tanto ya que sé que lo hace para distraerme. Y se agradece. Disfruto de los azotes, de cómo me colorea la piel, de los comentarios, propuestas y tentaciones que hace Jota y sonrío pillina.
-¿Cuántas veces te tengo que decir que no se ríe? – me regaña enfurecido.
Me asesta seis azotes fuertes y consecutivos, duros, inaguantables e insoportables, no reacciono, se me hacen eternos, la poca respiración que tengo es entrecortada, me duelen mucho y me pongo la mano en el culo para detenerlo pero me la quita y continúa. Estoy a punto de pedirle que pare pero por suerte lo hace ÉL y rebaja la intensidad. Me agarra y tira del pelo.
-No me he reído – me defiendo.
La impotencia y rabia viven en mis entrañas, tengo ganas de llorar pero me contengo y rápidamente me recupero y sigo disfrutando de los demás azotes. Sé que no me he reído, simplemente sonrío con picardía en señal de orgullo y aprobación ante lo que me dice. Vuelco mi atención en distintos pensamientos para evadirme de lo que me rodea. Toca mi sexo, se chupa los dedos y hace una mueca de no estar satisfecho.
-¿Estás bien?
-Sí.
- No los voy contando pero ya hemos tenido que pasar los 300 azotes fijísimo –me informa- ya has superado tu récord.
Sonrío tímidamente, cualquiera se ríe… Me arde todo, culo y sexo, el calor sube por mi cuerpo y me noto húmeda. Reconozco que tengo el culo dolorido pero aguanto.
-Tienes que estar caliente, lo noto hasta yo.
Jota se inclina un poco para verse los pantalones.
-Serás puta- afirma burlón.
Sospecho que le he mojado los pantalones y miro curiosa. Efectivamente. Me contengo la risa pero no puedo. Por suerte Jota me da “permiso” para que lo haga. Me excitan demasiado los azotes y me di cuenta hace bastantes sesiones, diría que prácticamente desde la 2ª, la más dura para mí… hasta ahora…
Vuelve a chuparse los dedos seguidamente de tocarme.
-Ahora si estás lista.
¿Lista para qué? ¿Acaso no estaba lo bastante húmeda ya? No sé…Descansamos y se preocupa por mi estado. Acaricia suave las nalgas para aliviar y da un beso tierno. Estoy bien, tanto que sin duda sé que podría seguir, lujo indescriptible para Jota que sin pensárselo me vuelve a poner boca abajo y me concede más golpes. Una vez satisfecho Jota para y tras volver a preocuparse y ver que el pantalón ha aumentado de mancha y en ambas piernas me ordena quitarme los zapatos y ponerme de pie en el sofá. Sé lo que viene😊  Me abro de piernas y me coge en volandas sobre sus hombros quedando abierta y expuesta sobre su boca. Apoyada en la pared y Jota sujetándome comienza con mi sexo. A pesar de la fuerza de Jota nos damos cuenta que no era tan fácil como creíamos y finalizamos con esa práctica. ¡Jo, habrá que volver a intentarlo!
-Tendré que seguir en la cama.
Jota me lleva a la habitación enganchada como un monillo y en el borde de la cama me tumba boca arriba. Ha preparado en ésta otro colchón encima del somier, quedando las patas de éste boca arriba y en las delanteras cuelgan las esposas dobles moradas.
-Yo no sé qué me pasa últimamente contigo –me dice.
Y sin necesidad de lubricación, ya que estoy totalmente preparada y ÉL también,  me penetra suave y poco a poco acelera ritmo e intensidad. Me sube las piernas hasta sus hombros, me lleva las manos por debajo de éstas y me pone las esposas para que no pueda moverme, estoy indefensa total.
-Ahora me toca el postre – cuchichea en mi oído.
Va directo a mi sexo y lo devora. Me pone una almohada en la cabeza para estar más alta y verme la cara, bueno y yo a ÉL 😊 Durante un rato se entretiene y yo me divierto con su lengua mientras observo su cara y nuestras miradas se encuentran.
Me quita las esposas, me besa y me deslizo hacia arriba para llegar a las patas donde se encuentran las esposas moradas. Me ata las manos con éstas y me abre las piernas justo hasta las otras patas quedando en postura de cruz. Me desabrocha el sujetador y lo coloca por detrás de la cabeza ya que no puede quitármelo. Espero mientras Jota busca algo, me chupa los pezones y coloca las pezoneras. Hace otra búsqueda y observo que es el flogger.
-¿Y esa cara?
Sonrío. Sí, me ha pillado con mi cara de “no tío” y temor a la vez. Sé lo que tiene entre manos y me golpea en los pechos, me duele pero nada que no sea inaguantable. Coge el Hitachi.
-Quiero verte temblar – me susurra
Y tiemblo, aunque no literalmente todavía, si no de lo que me viene encima. Va a comenzar mi tortura y para mi sorpresa lo coloca directo en mi sexo apoyado sobre algo que no recuerdo bien para tener sus manos libres y mientras poder golpearme en las pezoneras. Tengo los pezones duros y tiesos y me duelen cada vez más los golpes. Me concentro en el Hitachi y me muevo al ritmo del vibrador buscando mi placer, pero por suerte lo puedo controlar y me concedo pequeños descansos cuando ya no puedo más. Jota se percata, me quita las pezoneras y vuelve a chuparme los pezones para aliviar. Ya la hemos liado.
-Eso es trampa – me dice- Córrete para mí.
Y lo coge y pone directo sobre mí clítoris. Me tortura como ÉL sabe y le encanta verme. Me retuerzo y tiemblo literal sobre la cama, tiro de las esposas, me encuentro con la almohada por encima de mi cabeza e inconscientemente me escondo en ella. Miro a Jota y ÉL me mira divertido, está disfrutando de verme y torturarme así y se deleita. Cierro las piernas involuntariamente y como no, Jota me obliga a abrirlas. En mi segundo orgasmo para el vibrador, me da un beso, me libera de las esposas, me quito el sujetador y vuelve a llevar su lengua a mi sensible y delicado clítoris. La siento más que antes y hasta Jota se da cuenta por mis gemidos y movimientos.
-Que sensible está ¿no?
Aun temblando por la dulce tortura, sonrío. Se da un festín con mi sexo y gimo, me arqueo, me corro. Me azota en la entrepierna esporádica mente. Jota mete dedos en mi interior para buscar mi punto G una vez más. Supongo que aprovecha al tenerlo tan sensible 😊 Un rato después me toca solo y únicamente con un dedo y lo pasea por todo mi sexo, clítoris y el “botón” llegando a alcanzar otro orgasmo.
-No creas que te vas a librar.
Me da sus dedos para chupar mi flujo y se tumba a mi lado persistente repitiendo lo mismo, dándose un festín de movimientos rápidos y precisos sobre todo mi sexo y clítoris. Muerde mi cuello entre susurro. Jadeo, gimo y me dejo ir. 
-Hoy te has portado muy bien- musita.
Jota me besa varias veces apasionadamente mientras sus manos me hacen tocar el techo de placer.
-Madre mía como estás – me dice al tocarme el sexo
Estoy empapada. Tiemblo y le doy rienda suelta al orgasmo. Señor finaliza y nos abrazamos. Me informa de que tengo el culo rojo y me miro al espejo para corroborarlo. Descansamos entre mimitos, cosquillas, piropos, risas, caricias y cuando me creo que la sesión ha acabado viene Jota y te sorprende…
-¿Y esas manos que hacen que se levanten las cosas?
Me hace una señal y automáticamente viajo hacia su pene, le acaricio los testículos al unísono de mi lengua. Mira la escena reflejada en el espejo.
-Que espaldita te hace esta postura.
Quiero mirar pero no me apetece dejar de chupar. Se sienta en la cama y encimo de ÉL me acomodo y la introduzco con gusto en mi interior. Jota me ayuda a subir y bajar y nos miramos morbosos. Me muerdo el labio y Jota me aprieta y tira fuerte de los pezones, tanto que no puedo ni mover el son de mis caderas del mismísimo dolor.
-Me voy a correr en tu cara – me informa.
Asiento y sonrío con la comisura de la boca. Me levanto, Jota se va al borde de la cama y me ordena que me ponga boca arriba, colgando mi cabeza por el borde me mete su pene en mi boca. A pesar de lo incómoda que es la postura la disfruto durante el rato que me permite Jota. Me pongo cómoda y vuelvo a ponerme en posición boca arriba y éste retoma la penetración vaginal. Duro, suave, duro, suave, combina movimientos, ritmo e intensidad. Me incorporo y pongo de rodillas en el suelo para comérsela. Me dan arcadas por la garganta profunda que me obliga a hacer. Vuelvo a la cama. Me ordena chuparme un dedo y tocarme a mí misma mientras ÉL me embiste.
-Madre mía como estás, estás ardiendo.
Le dedico una de mis sonrisitas típicas picaronas y seguimos. Piernas en su hombro, rodeándole la cintura, abiertas, gemidos y orgasmos se hacen partícipes del espectáculo.
-Me encanta verte así.
No sé si se refiere en esa postura o verme disfrutando. Posiblemente las dos cosas. Toco mi clítoris rápido y con fuerza para obedecer y contentar a Jota. Se inclina hacia mí y me vuelve a besar. Ambos sonreímos. Me aprieta de nuevo los pezones fuerte y le miro con cara de dolor. Me pone el Hitachi en la barriga con picardía para que lo coja y me lo poso en el sexo con entusiasmo. Escupe saliva y sé que es para humedecer el ano. Jota intenta penetrarme pero noto mucho dolor e inmediatamente para. El dolor es intenso y perdura durante unos largos segundos pero para evadirme de ese síntoma me coloco el Hitachi de nuevo 😊
-Mírala y se lo vuelve a poner –dice bromeando- Lo tienes rojito.
Nos reímos y le aseguro que me duele pero no me puedo permitir desperdiciar esa tortura gustosa por un simple dolor que confiaba en que desapareciera pronto. Jota sigue por la vagina.
Señor se dirige al lateral de la cama y me ordena comérsela mientras me toco con el Hitachi. Algo totalmente imposible por mi parte pero lo hago como puedo. Empuja para hacerme garganta profunda. Introduce un dedo en mi culo otorgándome triple placer para mi solita.
-Trae, que no te lo tomas en serio.
Me lo quita enfadado y me lo pone ÉL. Ahora sí que es imposible. Hago todo lo que puedo para concentrarme y no pensar en ello. La inercia me vuelve a jugar una mala pasada y me obliga a cerrar las piernas, detalle que por supuesto Jota no pasa por alto y me las abre ÉL mismo con enfado. Me da bofetones y vuelve a darme el Hitachi para que siga yo pero bajo su supervisión. Le acaricio los testículos, le redondeo el glande y se la chupo de arriba abajo. Se me cansa el brazo y me atrevo a concederme unos segundos pero Jota se apiada de mí y me lo apaga para ya de paso darse el gusto de culminar en mi boca.
-Gracias, lo necesitaba –me dice.
Ahora sí doy ya por finalizada la sesión, la cual pensaba que iba a ser más dura de lo que ha sido. Volvemos a descansar entre abrazos y mimos mientras mi respiración se acompasa a la suya. Me pregunta si estoy bien y le afirmo.
Me preparo, y muy seriamente para la siguiente, la cual sé que no va a ser para nada parecida a esta…ni posiblemente a ninguna.

                                                                                                                                 Daira.


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