martes, 6 de marzo de 2018

Ducha explosiva 🔥


Otra semana con la incertidumbre de que pasará, las preguntas de siempre se toman la libertad de pasear por mi cabeza ¿lo haré bien?, ¿Estaré a la altura? ¿Seré capaz de obedecer todas las órdenes? Como cada semana espero impaciente un mensaje suyo para nuestra cita. La noche de antes y el mismo día de ésta los nervios se apoderan de mi cuerpo, pero las ganas de que llegue la hora de cogerme el bus e irme ganan. Me duele la espalda ¡Mierda!, mañana tengo sesión y tengo que estar bien así que me tomo un relajante con la esperanza de mañana estar nueva. El día lo dedico única y exclusivamente a los preparativos (depilación, manicura, pedicura, ducha, pelo liso, maquillaje, ropa ordenada, collar…) cada detalle cuenta, pero no solo preparativos materiales y personales, sino también mentales, haciéndome a la idea de que me diga lo que me diga y me haga lo que me haga tengo que dejarme llevar. Lo sé y él me lo ha pedido. Sé que puedo hacerlo. Lo que él no sabe es que realmente llevo preparándome desde el minuto uno que me deja en casa al finalizar cada una de nuestras sesiones.
La tarde pasa lenta, no veo la hora de irme hasta que soy consciente de que ya voy de camino, mis nervios aumentan por momentos, cojo el móvil para intentar distraerme y no surte efecto, pero cuando me encuentro con Jota poco a poco me voy relajando.
Como cada día me espero en la puerta hasta la orden de entrada, la cual no se hace esperar.
Esta vez no tenía orden de vestuario, aunque como siempre me llevo un conjunto de ropa interior y el collar, tan solo me pidió llevar el Hitachi y el consolador, éste último a petición mía. Tenía algunos detalles de lo que iba a pasar en la sesión, ducha juntos y azotes en su regazo atada, aunque eso solo vivía en mi imaginación, ya que nunca sabes ni cuándo ni cómo va a pasar. Ya podía mirarlo en las sesiones. Eso me agrada.
Durante un rato hablamos como amigos, me siento a horcajadas en él, Jota sabe que necesito ese contacto cercano antes y después de la sesión para relajarme, necesito ser yo y me lo respeta, se lo agradezco. Ese contacto tiene un efecto en mi entrepierna. ¡Joder!
Llega el momento ducha, nos desvestimos y metemos en ésta, Jota me ordena lavarlo y lo hago con gusto, me echo champú, le lavo y masajeo el pelo, después cojo la esponja, echo gel y hago lo mismo con el cuerpo, le lavo despacio la fuerte y tersa espalda, empiezo a descender y al llegar a las piernas me poso de rodillas ante él, con su pene cerca de mi boca, la tentación de metérmelo me invade pero dudo, no sé si le gustará que haga algo sin su permiso y me pase de traviesa, aunque imagino que sí, -¿le pregunto?- nah, saco esa idea tentadora de mi mente y sigo con el lavado, debo servirme a él en lo que me pida.
-Mm – jadea mientras le masajeo el pelo
-¿Le gusta? – pregunto
-Sí – contesta
-Me alegra que le guste, nunca he lavado a nadie.
-¿No? – pregunta sorprendido.
- No -respondo tímida.
-¿Quieres que te lave yo a ti?
- Lo que usted quiera – me decido a contestar.
Se echa gel en las manos y me lo echa por delante de mi cuerpo, brazos, piernas…baja con lentitud y suavidad. Disfruto del momento. Nos miramos y nuestros labios se encuentran, Jota me besa, me mete la lengua y yo le correspondo, le muerdo el labio inferior esperando una mala respuesta por su parte pero no sale, me alegro, soy muy fan de morder mientras beso y me he dejado llevar. Eso no me lo esperaba y me pongo tímida, nos abrazamos, estamos en contacto todo el rato. Me doy la vuelta y me masajea la espalda, las piernas, recorre mi cuerpo… Me mete un dedo y la respiración se me entrecorta. Me susurra palabras al oído y me chupa un pezón. Estoy excitada pero claro, el agua lo disimula.
-¿Entonces nunca te has duchado con nadie? –me vuelve a preguntar sorprendido.
-No – respondo con una ligera y tímida sonrisa.
Ladeo la cabeza y me encuentro a Jota mirándome, nuestros labios se vuelven a buscar, o eso creo, y nos damos un beso dulce y suave. Nos aclaramos y las sonrisas, las caricias y los abrazos son testigos del momento.
-¿De quién eres Daira?
-Suya, solo suya señor - contesto
-¿Te has corrido alguna vez con el chorro de la ducha?
- No – respondo
-Pues hoy lo vas a hacer.
Sabía que esto iba a pasar y no me equivoco, una vez más mi intuición no me falla. Así que me preparo para otro descubrimiento y experiencia nueva. Me siento en la bañera para estar más cómoda y Jota regula el agua caliente. Me apunta con el chorro de la alcachofa directamente al clítoris, y el calor sube automáticamente por cada una de las partes de mi cuerpo, ardo, es una sensación increíble e inefable. Jota me ofrece baños de placer literalmente. Me retuerzo, mis piernas se cierran, tiemblo, mi cuerpo se arquea, hecho la cabeza hacia atrás y la apoyo en la bañera, lo miro, gimo y chillo de placer. Me corro. La sensación a veces incluso me produce risa, la presión del chorro me hace cosquillas.
-¿Te gusta?
-Sí – susurro muy bajito y con sonrisita añado -: Me recuerda al Hitachi.
-Pues disfrútalo – me dice.
Dicho y hecho, soy toda orden y así lo hago, disfruto de mi nueva dulce tortura.
-No cierres las piernas – me gruñe
Ya empezamos con no poder cerrar las piernas, lo intento pero no puedo.
-Abre las piernas Daira – me regaña Jota un poco enfurecido.
Entre arqueo y arqueo, gemidos, orgasmos, chillidos y demás me agarro a la bañera, pongo las manos debajo del culo para sujetármelo e intento colaborar en no cerrar las piernas pero involuntariamente se me cierran y Jota me las estira y presiona con sus brazos para imposibilitarme poder abrirlas.
Por momentos deseo que pare, el placer es exagerado pero no, que coño digo, no quiero que pare…me divierto. Me miro mi sexo y lo tengo rojo, me arde.
-¿Quieres seguir? –me perturba
-Sí -le miro y respondo juguetona.
Jota se ríe -: Si es que eres una zorra. Y yo me río también. Lo admito, lo soy.
Jota sigue con su tortura durante un rato más y cuando nota que me he corrido para, me ayuda a levantarme y nos abrazamos mientras mi respiración débil y acelerada se tranquiliza de la experiencia satisfactoria.
-¿Te parece esta buena forma para romper el hielo y entrar en calor?
-Buenísima -musito
Nos secamos el cuerpo y yo el pelo un poco mientras Jota se dispone a vestirse, yo no, claro está J Hago caso omiso a su tarea, sale a por la camiseta olvidada y cuando entra lo miro de arriba abajo y me asombro al ver que no lleva su camisa azul ni sus vaqueros de sesión.
-¿Qué raro todo no? – bromea al ver mi cara de asombro.
-Sí, sí -añado alucinada a la vez que sorprendida.
-La confianza crece y subes de nivel.
-¿Ah sí? ¿Entonces qué subo al nivel 2 no? – le aporto un poco de humor a la situación.
Ambos reímos.
-Cuando acabes te vas para la habitación, y te llevas el Hitachi y el consolador – me ordena con tono calmado.
Ya en la habitación le pregunto si quiere que me ponga el collar y afirma, me lo pongo y me percato de que Jota tiene una corbata en la mano, me ata las manos por detrás de la espalda y como siempre muestra su preocupación para ver si estoy bien. Asiento. Ya solo el hecho de verme atada así me agita.
-¿Te acuerdas lo que te dije anoche?
Dos segundos me bastan para hacer memoria y saber a lo que se refería.
-Que me iba a azotar en su regazo, atada… -respondo tensa.
Y así fue, Jota me lleva hacia la cama, se sienta y me ayuda a tumbarme encima de él, boca abajo, manos atadas detrás de la espalda y con la cabeza ladeada sobre la almohada para escucharme bien lo que contestase. Me preparo y asimilo lo que va a pasar y Jota da paso a su tanda de azotes, me concentro, no quiero defraudar a Jota ni defraudarme a mí, sé que lo necesita y yo quiero y sé que puedo complacerle. 1, 2, 3,4…….incontables azotes me propicia Jota en las nalgas, alterna la derecha, la izquierda y el centro. Cierro los ojos y me relajo. Siento mi respiración acelerarse. La escucho.
-¿Qué pasa que te relajan o qué? –pregunta en tono irónico.
Mi cara tiene que ser un relajamiento total para que Jota me diga eso. ¿Será del relajante muscular que me tomé anoche? ¿La ducha que me ha dejado K.O? o qué coño, ¿Será que me están gustando realmente? A saber…
-¿Qué vas a hacer este finde entonces?  -me pregunta
-Salir con mis amigas.
-¿De marcha?
-Supongo…
No doy crédito a lo que me está preguntando en medio de la tanda de azotes… ¿lo hará para desconcentrarme? ¿O para distraerme?
-100 azotes – me informa.
Joder, ¿100 azotes ya? Sí que he estado concentrada sí, que ni me he enterado. Aunque reconozco que me duele un poquito el culo.
-¿Estás bien?
- Sí, susurro.
-¿Quieres más?
-Sí.
-¿Quieres más por mí o porque estás bien de verdad? – se asegura
-Por mí, de verdad, estoy bien – le tranquilizo.
-En un mes me llega el columpio, ¿vamos a jugar a que sí? , y más cositas –me provoca.
Río. Continúa explayándose con más azotes, me pican, me duelen, conforme van aumentando los azotes imágenes de la segunda sesión aparecen en mi mente sin previo aviso y no puedo evitar preguntarme ¿Me excederé hoy también? ¿Llegaré a mi límite? ¡Vamos, concéntrate Daira! sé que a Jota eso no le gustará así que me distraigo rápidamente de ese pensamiento y disfruto sintiendo cada azote que Jota me da, sé que lo está disfrutando y yo también, estoy mejor que nunca, me acaricia suavemente las nalgas donde me acaba de azotar, no sé si es para calmar la zona o para prepararla para más azotes, aumenta la intensidad de éstos sin ninguna compasión, me parece que incluso me está azotando con los puños y cada vez me duelen más pero aún no estoy débil, bendita obsesión la mía de nunca rendirme. Hoy lo voy a hacer, voy a aguantar y disfrutar del momento.
-180 – me vuelve a informar
La comisura de mi boca se curva como respuesta de esa información. Me siento orgullosa de mí misma y Jota durante unos pocos minutos sigue marcando mis nalgas con sus manos. Me entrego a él por completo. Me domina y agarra del pelo para verme la cara. A ritmo de los azotes me confiesa y confirma por qué le gusta sesionar conmigo. Me convenzo.
-Tienes el culo ardiendo y rojito, como a mí me gusta.
Sí, yo misma me noto como el culo me arde. Jota finaliza con su tanda de azotes, sé que está satisfecho y yo orgullosa de poder complacerle en sus gustos, le he permitido que sea él, he buscado a Jota.
-¿Estás bien?
-Sí –sonrío convencida y agradecida por preocuparse.
Me desabrocha la corbata y mis manos y brazos quedan libres, me ayuda a levantarme y me dice:
-Sí que te han excitado los azotes sí, mira como me has puesto los pantalones.
Miro sus pantalones y están mojados, abro los ojos de sorpresa al ver semejante humedad y sonrío, no he sido consciente de lo excitada que estaba hasta que no lo he visto en los pantalones de Jota, espero reacción de éste pero no llega, suspiro aliviada al ver que no se ha enfadado o al menos no me ha castigado por ello. Me ordena coger el consolador, chuparlo y metérmelo mientras me pongo de rodillas delante de él. Me dice que chupe su dedo índice y mientras lo hago como si de su polla se tratase me da un bofetón.
-¡Chupa con ganas! Mueve la lengua de arriba a abajo.
Joder, si lo estoy haciendo.
-¿La quieres chupar? –refiriéndose a la polla.
-Sí.
-Repítemelo más alto –me habla bastante calmado
-Sí Señor –repito en un tono más alto.
Me la introduzco en la boca y la chupo durante un rato a la vez que me masturbo y Jota me amenaza con fundirme si dejo de hacerlo. Me gruñe que tenga cuidado con los dientes, se ve que le he rozado, sin querer claro está. Me empuja la cabeza suave para realizar garganta profunda, pero nada insoportable, y la verdad que lo agradezco. Concentrada en mi tarea Jota me da bofetones y me dice algo, no recuerdo el qué ni por qué lo hizo, solo recuerdo que asentía ante sus palabras.
Me levanto y Jota coge las pezoneras sueltas, esta vez no llevaban las cadenas, y me pone una en un pezón y la otra en el otro. Noto un ligero dolor pero rápidamente desaparece, no me molestan ni me incomodan y mis pezones se endurecen ante esa reacción.
-Más adelante te las pondré en el coño –me dice
-Vale –murmuro.
La idea no me asusta. Jota me empuja hacia la cama y me ordena ponerme boca arriba y siguiendo follarme a mí misma con el consolador. Esta vez le toca el turno al flogger y Jota me azota con este en los pechos, la dureza y firmeza de mis pezones y las pezoneras me producen más dolor de lo normal, pero nada insoportable, me miro éstos y solo tengo una, supongo que la otra se habrá caído a causa de los golpes con el flogger. Miro a Señor y lo veo mirándose la mancha de mis fluidos anteriores mientras me azotaba y sin remediarlo me río, a Jota no le hace gracia, como es obvio.
-¿De qué te ríes? –me pregunta enfurecido.
- De nada – disimulo aguantándome la risa. Tierra trágame, ya la he cagado –pienso para mí.
-Dímelo –me ordena.
- Que nada de verdad – contesto atemorizada, si le digo la verdad se enfadará.
Jota me quita la pezonera que me queda, me tira y aprieta de los pezones y me ordena levantarme, me saco el consolador y me incorporo para cumplir otra orden. De rodillas en la cama vuelvo a introducirme el consolador en la vagina y  la polla en la boca y la saboreo con gusto, le miro ya que puedo permitirme ese lujo y agradezco que de momento no me obligue a hacer garganta profunda. Estoy más concentrada en la polla que en el consolador, las cosas como son. Me tumbo de nuevo boca arriba y Jota se va al otro lado de la cama, con la cabeza colgando por el borde de la cama y Jota de pie en el suelo, vuelve a follarme la boca y yo sigo follándome con el consolador.
-¿Te gusta comerla en esta posición?
Asiento como puedo y un gemido mudo sale de mi boca, cómoda precisamente no es, la verdad, pero para un rato vale. Me coloca a 4 patas y yo sigo con el consolador mientras él me mete un dedo en el culo, me lubrica, me realiza un beso negro y dice:
-¿Te gusta esto eh? ¿Tienes ya ganas de que te follemos los dos a que sí?
-Sí – le afirmo con sonrisita
La mano y el brazo se me cansan del consolador, Jota me lo coge para que descanse y ahora es él quien me penetra con éste a la vez que sigue lubricando mi culo y para colmo me da el Hitachi, tengo triple placer, me deleito con éste y Jota me estimula vaginal y analmente. Me pone el antifaz, supongo que para que no vea lo que me va a hacer o simplemente porque sabe que me gusta. Jota intenta penetrarme por detrás pero creo que no puede, aún no sé por qué, quizás no esté demasiado empalmado y desiste o simplemente porque no quiere, Jota es tan imprevisible. Me azota con el flogger en la espalda y culo, me muerde éste y por si era poco Jota deja el consolador y me mete dedos por delante, sé que está estimulando mi punto G, ardo, tengo triple placer de nuevo para mí sola, y mientras yo sigo con mi dulce tortura éste me tapa la boca y nariz para omitir mis gemidos y de inmediato le quito la mano, cesa y lo agradezco, no tolero que me tapen la nariz. Me acerca la polla a la boca y como de costumbre la chupo y saboreo, Jota se tumba y yo busco su polla.
-Disfrútala –me dice
A sus órdenes señor, la masajeo de arriba abajo, la chupo, saboreo y degusto a mi manera, Jota me pide que más despacio, si es verdad me embalo y no hay quien me pare. J
-A ver esa lengua –me dice
La saco y Jota se la menea dándome golpecitos en ésta.
-Si es que menuda puta estas hecha.
¡Anda, ya tenemos piropo nuevo! 😊 El pene cada vez está más erecto y eso me anima porque sé que le gusta y me halaga.
-Buena chica.
Ahora sí creo que está preparado y me pone a 4 patas, me introduce el dedo de nuevo por detrás, lo chupa y me penetra por delante durante unos segundos para posteriormente encularme despacio y suavemente. Gimo mientras se mueve. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. Arremete una y otra vez. Disfruto de él y del Hitachi. Me azota.
-Me encanta follarte. ¡Qué gusto! –murmura explícito.
Me quita el loco vibrador para que me introduzca el consolador, durante pocos segundos lo hago pero no le pongo empeño, no me entra, me molesta y hace daño. Quiero parar y aunque dudo si decírselo o no al final lo acabo haciendo y Jota lo entiende, sabe que es muy duro y me entrega de nuevo el vibrador.
Me quita el antifaz.
-Mira el espejo –me incita con voz cándida
Cumplo su orden y contemplo la escena tan excitante que nos rodea, me veo ardiente y viciosa mientras Jota coge y tira de mi pelo. Mm ¡¡¡excitante!!! Me encanta. Sigue azotándome. ¿Cuántos llevaré? Incontables… Por momentos pienso y me preparo para la fusta, vara o vete tú a saber lo que podría coger para azotarme, pero nada de eso pasa. Me pellizca los pezones y me duele. ¡Au, cómo duele joder!
-Menuda puta eres.
Con el Hitachi en mi poder Jota me encula suave y despacio a la vez que me azota, pero se enfada al ver que el Hitachi no lo tengo como es debido, o bueno, como no es debido para él. Con celeridad me da la vuelta, me pone boca arriba y me quita el Hitachi de malas maneras.
-Así es como te tienes que poner el Hitachi, a ver si aprendes de una vez –me regaña y presiona éste en mi clítoris.
Ya la hemos liado, adiós respiración, hola dulce tortura. Jota me putea, le encanta verme revolviéndome con éste, gimo, me agarro a la cama y como no, cierro las piernas y se enfada. Me arqueo, tiemblo y llego al clímax dos veces. No satisfecho, Jota me obliga a correrme otra vez.
-Córrete para mí – me ordena y cómo ve que no lo hago me regaña.
-Ya me he corrido –le digo con compasión.
-Pues otra vez, córrete cuando yo te diga –me exige con furia en su mirada.
Se pega un festín con el Hitachi en mi clítoris y para colmo éste se para, yo suspiro aliviada pero no, Jota por ahí no pasa.
-No te pienses que te vas a librar –se mofa y sale de la habitación a por su Hitachi.
Cuando regresa continúa con vehemencia y me lame el coño suavemente dos veces, lo miro con compasión para ver si para pero no, ya me lo esperaba. La inercia hace que me suba para arriba en la cama y Jota me coge de las piernas y me arrastra cama abajo hasta quedar en el borde de ésta.
-Esto es mío –me dice señalando mi coño y añade -: Y el orgasmo también, me pertenece, córrete ya Daira y me dices <<Gracias>> - me apremia y obliga a correrme.
-Dejarse llevar – me dice con voz ronca y entrecortada.
Vale vale, ya he captado la indirecta. Asiento tímidamente. Sé perfectamente por qué me dice eso. Hoy sí que me he dejado llevar y así pienso hacerlo a partir de ahora.
-Yo te doy las gracias por aguantar los 300 azotes y tú a mí me das las gracias por el orgasmo.
Proceso las ordenes, no me quejo, me dejo llevar y un intenso y tercer orgasmo me invade mientras le miro.
-¡Ya! –le digo con ganas y continúo -: ¡Gracias! – le replico con alivio.
-Como me gusta putearte – se cachondea.
¡¡No me digas!! No me había dado cuenta.
-¿Te ha gustado el momento ducha?
-Sí – balbuceo
-¿Y acompañada mejor, no? –pregunta pícaro.
-Sí – sonrío divertida.
Descansamos y mi respiración poco a poco se va ralentizando.

Y ya empiezo a prepararme para la siguiente…

            Daira

No hay comentarios:

Publicar un comentario