jueves, 25 de abril de 2019

¿Existe la "Dama callada"?


Por fin acabó la semana santa, tanto día de fiesta me tenía reventada jajaja. Durante esos días no nos vimos, pero como cada nuevo jueves que viene, toca sesión. Además que se va al viña y estaremos dos semanas sin quedar. Estaba deseando verle ya que llevaba una semana sin poder tocarme y hoy en teoría acabaría mi sufrimiento jajaja. Mi orden para ese día era ir vestida exactamente igual que un día de fiestas, a Amo le gustó: vestido negro ajustado y zapatos de tacón rosas. La semana de espera la paso algo rallada, intuiciones negativas que por suerte son falsas y cuando hablo con Amo me relajo. Cenamos, nos contamos cositas, en su casa tras la orden de permiso me pongo mi collar y seguimos hablando durante un ratito mientras Amo fuma. Antes de irse a la ducha me ordena preparar y colocar en la mesa un barreño con agua, un mocho de fregona, un cepillo de barrer pero sin el palo y dos trozos de papel de cocina. Ya escucho el grifo, Amo se está duchando y he acabado de preparar asique voy a vestirme. Como siempre me pongo mi ropa interior, el vestido, los zapatos y pinto mis labios rositas a juego con los zapatos. Terminando de abrocharme el segundo zapato acudo a la llamada de Amo al baño donde se queda fijo mirándome de arriba abajo y después me pregunta:
-¿Llevas ropa interior?
-Sí.
-Quítatela, lo de abajo me refiero. Lleva esto al cesto (me da la ropa sucia) y pon el pantalón en la tabla de planchar (me da un pantalón arrugado).
Bueno, por partes. Primero dejo el pantalón ya que me pilla de paso, después echo la ropa en el cesto y de camino a éste voy pensando en lo mal que se me da planchar… después me quito el tanga y voy hacia el baño a ver qué me dice. Me meto en la habitación de la plancha, Amo entra y me ordena abrocharle los botones de la camisa, no hay que decir que va en calzoncillos claro… Me dispongo a planchar, Amo se coloca justo detrás de mí y merodea por mis pantorrillas hasta que mete un dedo en mi interior.
-¿Alguna vez habías planchado así? –me dice juguetón.
-No –le digo entre jadeos.
Le pongo empeño y ganas, y así mucho mas aunque me cuesta un poco concentrarme en el pantalón.
-Puf, que calor hace con la plancha –le digo irónica.
-Sí ¿verdad? Voy notando el calor…
Me froto con la patente erección de Amo y bromeamos con que aún no están bien planchados…le saco arrugas de donde no hay…la cosa es alargar la situación jajaja. Amo se chupa el dedo y después lo vuelve a introducir para ser yo ahora la que lo chupe. Minutos después me ordena ponerme a cuatro en la cama y con la punta rozando entre mi culo y mi coño me ordena que la busque. No necesito mucho tiempo para tener dentro de mí la polla. Comienza sus embestidas, primero suaves pero sin pausa y después sube el ritmo, la intensidad, la fuerza…el placer… sube el calor, los gemidos…
-No te corras sin permiso eh –me advierte.
-No –le contesto bajo respiraciones que se entrecortan en cada nueva embestida.
-¿Te ha valido la pena esperar?
-Siiii – le digo y sonríe.
Oigo como Amo se deshace de su camisa, se le escapan gemidos. Me toca el clítoris y mis gemidos aumentan.
-¿Qué te pasa perrita? – se mofa.
Me azota, las profundas y exigentes embestidas no cesan. Me agarro a la ropa que yacía en la cama y araño la pared. Mi respiración se entrecorta dos veces, llegando al orgasmo…así como cuando parece que te va a dar un patatús. Vuelve al clítoris, me tortura…sabe dónde ir…
-Estas chorreandito.
-Ya. ¿Me puedo correr, por favor?
-Aguanta 10 segundos más.
Joder, pienso para mí y resoplo y Amo hace una cuenta atrás… 10…9…8… sin dejar de tocarme y en el 0 estallo. Sigue un rato más y me come el culo para minutos después metérmela y follarme por ahí. Me ordena tocarme y me da permiso para correrme cuando quiera. Mientras me toco y ÉL me folla analmente, me pide que me corra para ÉL y así hago. Me levanta y lleva a la mesa del salón para seguir ahí, después me apoyo en la pared donde Amo se inclina y me atrae hacia ÉL, después en la mesa de cristal y como hace ruido nos vamos al sofá, me apoyo en la madera de éste y Amo me sigue follando. Después me ordena comérsela. Excitadísima la meto en la boca, la masturbo simultáneamente con boca, mano y lengua.
-Qué zorra te pones cuando te follo.
Le sonrío y sigo con la mamada. Le lanzo miradas esporádicas y ahí le veo…observándome excitado con ojos deseosos mientras subo y bajo y jala mi pelo, paseando y redondeando mi lengua por toda la polla. Amo quería correrse dentro de mi culo asique vuelve a follarme en la mesa de madera y después se sienta en el sofá. De rodillas se la como durante un rato de nuevo y cuando le queda poco me pongo a cuatro en el sofá donde Amo culmina dentro del culo. Una nueva experiencia que creía iba a ser distinta. Totalmente satisfecha y saciada voy al baño a limpiarme y cuando salgo me ordena ponerle los calcetines de rodillas. Se pone el pantalón. Después me dice que coja mi móvil, que me siente en el sofá y me abra de piernas. Empieza a comérmelo para grabarnos (se lo había pedido yo, quería un vídeo o un gif nuestro mientras me lo comía ya que me da mucho morbo pero no contaba con hacerlo hoy Jiji). Tras un minutillo y pico de vídeo Amo se detiene acabándose ahí mi momento de disfrute…sexualmente hablando claro 😊
Bebo agua, Amo se sienta en el sofá y me ordena coger los trozos de papel. Me pongo de rodillas y le ofrezco los papeles. Me ordena limpiarle las botas de cuero. Por deseo de Amo, primero la derecha y después la izquierda. Las chupo, echo saliva y después las seco con el papel dejándolas relucientes. Al contrario que la primera vez que lo hice, ahora no me resulta nada desagradable. Lo hago con gusto y ánimo y apenas aprecio el sabor del cuero.
 -Buena chica, que bien las has dejado.
Movemos el sofá para abrir espacio. Amo trae una bolsa pero no identifico lo que hay dentro, la vara/flecha y un tubo de cartón. Me informa que iba a limpiar la cocina de rodillas pero al final por las horas que eran ya lo dejamos para otro día (ahora entiendo lo del mocho y demás, y yo creyendo que el barreño con agua era porque iba a haber palincheta y por ende sangre) jajaja. Saca la máscara de perro de la bolsa y sus complementos (eso era), respiro para no agobiarme y expulso el aire por la boca. Amo me dice que esto está ya superado, ya la hemos utilizado. Me la pongo, la coloca, ata y aprieta.
-¿De quién es este cuerpo?
-Tuyo.
-¿Para hacer lo que quiera con él?
-Sí – contesto decidida y con ánimo.
Me da a elegir si quiero el antifaz y le digo que no que prefiero los ojos descubiertos pero no me da opción con la mordaza que lleva incorporada. Es tipo chupete, con lo cual va dentro de la boca y encima es gorda. Una vez puesto todo vuelvo a respirar, esta vez por la nariz claro está, no me queda otra jajaja.
-¿Concentrada?
Le asiento. Me da el tubo para que lo sujete y aguante por detrás de la espalda, a la altura de los hombros y con los brazos por encima de éste agarrándolo. Espero unos segundos así. Camino hasta donde me indica Amo, justo enfrente del cristal del balcón.
-¿Te gusta verte?
Le asiento. No es muy cómodo pero verme con la máscara, la mordaza y con el tubo sujetándolo yo misma me da bastante morbo. Coge la vara, hacía mogollón de tiempo que no la usábamos.
-Vamos a hacer una prueba de “La Dama no habla”. No puedes decir nada ni emitir sonido alguno, solo respiraciones fuertes.
Puf, tiemblo solo de pensarlo, yo necesito quejarme y si no me saldrán involuntariamente. Asique me agarro a la idea y vamos a intentarlo. Amo quiere hacer más adelante una sesión en silencio y lo de la “Dama no habla” es un texto que puso en Facebook, como siempre dándome pinceladas de las sesiones. “La Dama callada no habla, no ríe, no canta. La dama vive para no usarla. La dama espera, sangra” decía el texto. La “D” mayúscula en cualquier texto que escribe siempre me indica que es para mí.
-Vamos a empezar por 20.
Me atesta el primer golpe, fuerte pero soportable. Sigue subiendo el número de golpes, mentalmente cuento y un varazo esperanzador numero 13 me alivia y se desvanece a partes iguales al ver que la cuenta ya ha pasado los 20. No sé cuántos llevamos, perdí la cuenta. No emito ningún sonido, haciéndome con el control de ello. Cierro y aprieto los ojos. Babeo y mi entrepierna también.
-Se nota que echabas de menos la vara.
Sigue golpeándome, los golpes son compactos, firmes y seguros. Se me escapan dos quejidos. Lo demás son respiraciones fuertes y dolor interno que omito. Pataleo y me giro por el dolor. Amo empieza con una cuenta atrás a partir de 10. En el numero 3 vuelve a 5, me giro y con gesto torcido le señalo que es el 3 con la mano pero claro, ÉL lo sabe, lo está haciendo intencionadamente, tanto que vuelve de nuevo a 10. Por fin llega a 0, y ese golpe también es dado. No perdona ni uno. Sin espera, me quita el tubo y le señalo con la mano la mordaza, necesito que me la quite, tengo la boca súper seca y necesito toser.
-¿Qué tal? –me pregunta al terminar.
-Bien – y le sonrío.
Nos abrazamos y me apoyo en su pecho.
-Has aguantado muy bien los 20.
-No han sido 20, mentirosillo –le digo con astucia, a mí me va a engañar no te digo jajaja. Amo se ríe.
-Asique es verdad que la “La Dama callada” existe.
Sonrío. Ni yo me creo que no haya hecho ningún sonido. Me ordena de rodillas y con los brazos estirados y pegados al lado de la cabeza. Me pisa con el pie en la espalda y lo aprieta obligándome a tumbarme aún más. 
Después me incorporo quedándome de nuevo de rodillas y me da una patada pero no caigo asique me da otra. Como tampoco caigo y lo que busca Amo es precisamente eso, simulo la caída cayendo de lado al suelo. No me estaba dando muy fuerte, por ello que no cayese tan fácilmente. Permanezco tumbada escuchando como me humilla Amo con sus comentarios ofensivos. Apenas le oigo por la máscara asique punto extra para no hacerle mucho caso tampoco. Me escupe y lo restriega por toda la máscara.
-Mírala, que está llena de babas.
Me tumbo boca abajo en el frío suelo y me azota con lo que de inmediato reconozco: el ratán. Me quejo, que ahora si puedo jajaja. Algunos son muy fuertes y me hacen mucho daño. Me cortan la respiración.
-Así es como tienes que estar, tumbada en el suelo y siendo azotada. Eh, mierdecilla –me da golpecitos con el pie y me insulta con desprecio.
Escucho muy bajito lo que me dice. Mis piernas se doblan y levantan por el dolor y Amo me da golpes con el ratán para que las baje y ponga en su sitio. Un desafortunado golpe en el hueso me hace retorcerme en el suelo, mi cabeza se ladea, mis ojos se cierran una y otra vez y mi cara se contrae con gestos de dolor. Me ordena darme la vuelta y subirme un poco el vestido. Lo temo...sé dónde me va a dar. Me azota por las piernas, por la barriga y el coño.
-¿De quién es este coño?
-Tuyo –se me quiebra la voz.
-Tuyo ¿Qué?
-Tuyo Amo –contesto con una urgencia que me estaba llevando al borde de las lágrimas.
Intento que no se me note aunque no sé si me ve por los agujeros. Los golpes en las piernas me duelen mucho, han sido mi detonante en las lágrimas. Me quejo mucho.
-¿Quieres seguir?
No contesto, tan solo asiento muy débilmente.
-Si quieres seguir date la vuelta y sino levántate.
Mi auto exigencia no me permite levantarme por lo que me doy la vuelta de nuevo, boca abajo y tendida en el suelo sigo recibiendo los duros golpes del ratán bajo la incansable mano de Amo. Mi cuerpo entra en frío, empiezo a temblar. Me aplasta de nuevo con el pie en la espalda y creo que en la cabeza, aunque no lo recuerdo bien. Amo desaparece unos segundos, intuyo que irá a por otra herramienta pero cuando regresa sigue siendo el ratán. Los dos últimos los atesta muy fuerte. Amo para y me habla.
-Vete debajo de la mesa, no te lo pienses.
Me incorporo y de rodillas me dirijo hacia la mesa. Debajo de ella hay un cojín y una toalla, cuando llego me tumbo como una perrita indefensa. Amo me tira una botella de agua.
-Descansa ahí mientras recojo.
Bebo agua como me permite la máscara, me tumbo de nuevo apoyando la cabeza en el cojín, en lo que se acaba de convertir en mi refugio…en mi camita…en mi zona de descanso, pensando, relajándome, calmando mis lágrimas y volviendo mi respiración agitada a pausada de nuevo. Observo los movimientos de Amo, me toco el culo con mis manos frías para aliviarme y toco mi húmedo coño. Amo me llama, está sentado en su sofá. Me coloco de rodillas y me quita la máscara. Me ordena quitarme los zapatos y subirme al sofá. Me tumbo y apoyo la cabeza en su pierna, hablamos, me pregunta cómo estoy, palpa el ardiente culo, me acaricia lenta y suavemente la cara y observa las marcas.
-Que buena perra tengo.
 Cuando he descansado un poco vuelvo a comérsela donde esta vez se corre en mi cara.











GRACIAS MI AMO.
Daira.


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